31 oct 2009

A LOS QUE NOS DEJARON

DÍAS DE MUERTOS

La casa que dicen del Silencio
se llena de murmullos y rezos
al llegar este melancólico tiempo.
El silencio reinante hasta estos momentos
dentro de estos muros que imponen respetos,
se nos fue volando y aún no ha vuelto.

¿Qué ocurre? ¿Qué pasa?
¿Por qué? Tal revuelo.
Porqué, si hasta hoy han sido
casi ignorados por tan largo tiempo.

Las cruces se pintan de un negro intenso
y de purpurina los Cristos y los bordes,
también de purpurina los extremos.
Se le saca brillo al mármol tan negro.
Las macetas tristes hasta hoy
con plantas que han muerto,
se cambian por nuevas
y se ponen flores, en nuevos floreros.
Se arrancan las hierbas
que son arrojadas a los basureros.

¿Qué ocurre? ¿Qué pasa?
¿Por qué? Tal revuelo.
Se está acercando;
El día de los muertos.

Yo, siempre rechazo
momentos impuestos.

Yo añoro a seres muy queridos
que un día se me fueron.
Ellos siempre tienen
sus cruces pintadas,
sus losas brillantes,
sus plantas lozanas
y flores muy bellas
en sus porcelanas.
A ellos yo; cada día los hablo,
a ellos yo; cada día los rezo
y nunca escucharon de mi;
Hoy, es día de muertos.

Para mí están vivos; muy vivos,
alegres, contentos, risueños...
y siguen viviendo en mí corazón
permanecen en mis recuerdos.
Lo que hay enterrado
en los cementerios, son sus envolturas,
lo que es caduco y perecedero.
En eso hemos puesto, nuestra fe y miedos.
Y lo han convertido en todo un negocio
gente interesada, avaros, usureros...
Han utilizado nuestros sentimientos;
Nuestras penas, nuestros miedos…

Que dejen tranquilo La Casa del Silencio,
que nunca alteremos su paz y sosiego.
Que nadie más llore, que todos partieron
porque los llamaron y obedecieron.
En sus tristes tumbas hemos enterrado
lo que no quisieron. Dejaron sus cuerpos.
Cuerpos que quisimos y mucho amamos
hasta veneramos aquellos sus cuerpos.
Ellos los dejaron, pues donde partieron,
ya no necesitan lo perecedero.
Sus almas inmortales viven en lo Eterno
y son muy felices, gozan de su premio.

Dejad que en su casa, Casa del Silencio
reine para siempre el sosiego eterno.
Que se escuchen quedos los llantos y los rezos,
que todos los días, son días de vivos
y días de muertos.
Rechazar estos días que nos son impuestos,
unos intereses, que nos son, ajenos.

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