9 ago 2025

HABLANDO CON DAVID, 2025-XXIX


Hola hijo mío: 
hace mucho tiempo 
que no he entrado en este territorio.
Este espacio que es tuyo y mío,
que con amor compartimos 
con aquellos que lo quieran 
asomarse a esta ventana, 
ventana que es centinela 
del amor, de los recuerdos 
de toda una vida entera.

No, no hijo mío, mi ausencia 
no quiere decir que es olvido 
ni dejadez ni pereza. 

No, cariño mío, 
nunca has estado tú, tan presente 
en mi corazón, mi alma, en esta vida 
aunque los recuerdos duelan.

Pero es que, 
esta tan insegura vida 
que tanto y tanto 
a veces nos sisa, nos roba, nos borra, 
la ilusión, la esperanza, la vida... 

Y algunas otras que restituyen momentos
de esperanza, despierta nuevas ilusiones.
Permite mirar hacia un futuro ya tachado.
Son signos de los momentos 
en que en nuestras vidas 
hay de nuevo ilusión, esperanzas, 
y hasta alguna sonrisa.

Y vuelve la alegría que se encuentra ausente 
en esos momentos duros y terribles 
de nuestras vidas.

David, hemos convivido 
casi un mes día a día a solas,
con tu muy querida hija.
Y aunque es verdad que son, 
muchos los días
que durante su corta edad 
reina en nuestro hogar y vida.

En ellos nos colma con su eterna risa.
Son esos momentos felices 
que insufla la ilusión en nosotros
la felicidad, la esperanza el día a día.

No cariño mío. No son comparables 
con el tenerla junto a nosotros 
un día, otro día, y otro día...

Son esos momentos en que estamos todos juntos
tu hija, tú cariño mío, tu hermano nosotros...
Esos días duran lo mismo que el suspiro de amor
en una noche fría.


 

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