12 ago 2025

HABLANDO CON DAVID, 2025-XXX


 

La oscuridad se abalanzó sobre mí 
sin previo aviso. 
Me sobresaltó, aunque yo 
ya la esperaba. 


Con sus brazos invisibles 
me abrazó
y en esa opresión sentí 
que la penumbra me ahogaba.

Desde ese mismo instante 
no he dejado de sufrir.
La pena me hace sentir,
que no solo lloro por ti,
también, yo me siento ir. 

En el silencio de mi alma, 
la penumbra está aferrada
es un hierro incandescente
que se golpea en la fragua.

Esa oscuridad de negro humo 
tan densa, tan asfixiante y opaca.
Es dogal para mi cuello y piedra 
que a mi corazón aplasta.

No me deja respirar ni exhalar
el alito de mis palabras, 
ni puedo ya con mis ojos mirar 
y ver; cómo mi vida se marcha.

Desde aquel mismo momento 
la oscuridad es mi guía, 
por el camino que voy,
cruzando la más negra 
y desolada umbría.

Vacío, oscuro y solitario es, 
por donde hoy mis pies pisan. 
Aquí tropiezo, allí yo caigo,
voy yo dando torpes trancos.  


Mis pies al avanzar se enredan 
en las zarzas del camino 
y se enloda con el barro 
de los charcos de las lágrimas 
de sufrientes peregrinos.

Mi sonrisa ya no está, 
se me fue. 
Me fui encerrando en mí mismo 
y es que en mi corazón hay
tan solo tristeza, pena, dolor 
y negro, negro de humo.

Ya no sonrío a la vida 
ni en ella futuro encuentro.
Es que en mi vida no hay sol
tan solo hay sombras
y esta carente de sueños.

Noche cerrada,
la oscuridad es mi vida 
y soñar yo ya no sé, 
solo llorar por las penas
y las sangrantes heridas, 

Este es mi vivir hoy.
Mi vida perdió su guía.


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