20 sept 2025

HABLANDO CON DAVID, 2025-XXXIII

Era una noche oscura 
en que nubes ocultaban, 
los tibios rayos de luz 
que mi camino alumbraba.

Era una noche negra 
en que estrellas rilaban 
contándose unas otras 
los misterios que guardaban.

En el malecón del puerto 
sobre unas redes esperaba, 
el puerto está en silencio, 
los barcos con gran sigilo, 
mueven, sus perezosas amarras. 
Suaves se balancean,
es que el mar está en calma.

Yo espero, 
mirando al mar que me habla. 
Me habla con su murmullo, 
me cuenta lo que te pasa 
y yo me quedo tranquilo 
viendo este mar que tú amas,
en calma, cariño en la calma.

Una nube perezosa 
dejo un rayo escapar 
y su luz se refleja 
sobre el azul de tú mar. 
Entre sus suaves olas te veo, 
te veo, cariño mío nadar.
Cerca del acantilado 
emerge de lo profundo 
un solitario peñasco 
donde se rompen las olas, 
y descansan las caracolas 
que a ti te están esperando.

Posada, de la roca en lo más alto 
una gaviota grazna
mientras contempla las olas 
tranquilas, como se bañan.

Las olas juegan con las rocas 
estrellándose sobre ellas 
vertiéndose en espuma 
iluminada de estrellas.

Báñate cariño mío, 
juega en esas tus aguas 
que si pudiésemos escucharlas 
lo que a nosotros nos cuentan
nos contarían tristes historias 
aventuras, batallas... 


Nos hablarían de tumbas 
sin cruces, tampoco alias 
ni flores sobre sus lapidas. 
Lapidas solo de arenas
que pulen, limpian y bailan
con anónimas osamentas
que están, en su lecho olvidadas.

Juega tú cariño mío 
en ese tu mar en calma. 
Mar que es el arca de espuma 
de espuma blanca que guarda 
en lo más íntimo de si
tu limpia y pulcra alma.

Yo vendré cada noche 
al malecón y a la playa 
para verte a ti fundirte  
con esa tu espuma blanca.

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