Hola
David cariño, como estás.
Nosotros adaptándonos
Nosotros adaptándonos
de nuevo a la rutina
del final de los veranos.
Veranos que a veces
se nos hacen cortos,
muy corto, otras largo,
infinitamente largos.
Ya
las canales lloran,
ya en las calles hay charcos
y el frescor del otoño se
nota,
en los rostros atezados.
Sobre
la hierba aun verde,
sobre pétalos de hortensias
que el sol los ha resecado
se ven
perlas del roció
en los que rayos del sol
juegan, sus reflejos aclarando.
En las mañanas se ven
a padres muy atareados
llevando a sus pequeños
unos alegres
jugando,
otros llorando y llorando
de nuevo a la escuela
para seguir estudiando.
La indolencia del verano
La indolencia del verano
se ha quedado
en las playas, en los campings,
en las playas, en los campings,
en los pueblos de aitites
que el resto de días del año
duermen el sueño de los justos
casi siempre olvidados.
Nuestra pequeña princesa
Nuestra pequeña princesa
no podía ser menos,
y el retorno le ha costado
y el retorno le ha costado
alguna que otra llorera
que muy pronto ha olvidado.
Esta
tarde la veremos
y junto a ella estaremos
disfrutando.
Para nosotros es vida
con ella y contigo cariño
con ella y contigo cariño
siempre estamos soñando.
Estar con ella es vivir,
Estar con ella es vivir,
con ella nunca pensamos
en otra cosa que no sea
pensar en ella y en ti.
En
ella te vemos, te tenemos
y te sentimos siempre ahí
y siempre, siempre pensamos,
como sería la vida
si tú, estuvieras aquí.
Te queremos te añoramos
Te queremos te añoramos
tú siempre, vivirás en mí.


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