HECHICERO
Fui tras de ti
recogiendo
pedazos de tu roto
corazón,
que tú ibas
derramando
cual las notas
de una muy triste canción.
Tu corazón desgarrado
por un amor mentiroso
adornado con unas lindas
palabras,
que en dolor se tornaron.
Mil promesas
incumplidas,
mil caricias bien
fingidas,
mil mentiras
bendecidas
por las miradas de
amor,
mil palabras solo dichas
con la boca,
nunca con el corazón,
mil gestos de amor
fingidos
que enmascaraban
verdades
de mil amores
prohibido
y de muchas falsedades.
Cohechos que
envuelven
a los verdaderos hechos.
Fui recogiendo los
trozos
de tu corazón
destrozado,
y los fui
recomponiendo
con caricias y con
halagos,
con palabras y con
gestos
buenos, sinceros y
honrados.
Mas me mantuve en
silencio
siempre en segundo
plano
esperando ese momento
que tú; me vieras a tu
lado,
como un hombre que lo
soy
y no como el hechicero
que restaña tus heridas
y recompone tu ego.
Fui el hombro en el que
lloraste,
el paño en el que enjuagaste
las mil lágrimas
derramadas.
Fui para ti, el
estandarte
que siempre va en vanguardia
de tus mil y un desengaño
y de tus; infinitas
batallas.
Cuando tu corazón dejo de
sangrar
y recobró la paz y la
calma,
volviste a la vida tú sin
más
sin reparar nunca en nada
y sin mirar hacia atrás.
Yo sigo aquí
esperando
a que quizás tú
mañana
vuelvas con otro
desengaño
y con la pena en tu alma.
Mañana si, quizás
mañana
tenga que volver a vendar
tus heridas de
batalla,
a colmarte de palabras de
consuelo
de caricias y
desvelos,
a mirar por mi
ventana,
y ver, como se escapa mi
vida
y tú, tú a mí, tú
miras,
y no ves en mi nada, nada,
ni tampoco en mi mirada
ves nada que a ti te
diga
que te amo con el
alma
y por ello eres tú, dueña
de mi vida y de mi alma.
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