COMO VES, SIGO ESCRIBIENDO.
Alguien comentó un día.
Has dejado la poesía.
Y me hizo a mí pensar
que eso es, una ironía.
No es verdad la afirmación,
aunque tampoco es mentira.
Hace tiempo que yo escribo
escribo para mí solo,
la más hermosa poesía.
La poesía de mi vida
que se escribe cada día.
En sus versos yo describo
con mi escaso saber
mis experiencias vividas
que pocos pueden leer,
porque son mías, muy mías
y solo las compartiré
con las personas querídas.
En muchos versos relato
cosas bellas, risas, gozos,
fiestas y mucha alegría
que comparto cada día
con los que a mí se acercan.
Otros versos humedecen
el papel en que se escriben,
huelen a puro salitre
y carecen de sonrisas
son; muy
feos y muy tristes.
En esos versos escribo
mis llantos, penas y angustias
y aunque pretendo obviarlos
ellos siempre me persiguen.
Versos;
que, aunque no son deseados
forman parte de mi vida.
También comparto las penas
con las personas queridas,
y encontramos el consuelo
recobrando la alegría.
Soy tan pobre y tan humilde
que apenas yo nada tengo,
aunque tengo un tesoro
que nunca pensé el tenerlo.
Tengo una gran familia,
como son la mayoría,
con sus muy grandes virtudes
con su pizca de malicia.
Pero es la mía. ¡Mi familia!
Como ves amiga mía,
mi vida sigue corriendo
acompañado al reloj,
el reloj, que marca el tiempo.
Estoy bien y soy feliz,
tan feliz que aún sueño
con hacer un mundo nuevo
donde se escriba en verso.
¡Gracias!
Yo también me acerco
hasta tu linda ventana
y contemplo a través de su cristal
que aún existen gaviotas
que no dejan de volar
y soñar con dulces sueños.
¡Cómo ves, sigo escribiendo!
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