EL OLVIDO.
Llegó
a mí el olvido,
el
olvido de todos
mis
recuerdos,
mi
mente vacía,
me
parece un sueño.
Un
sueño,
que
habiéndolo soñado
solo
hace un momento,
y
sé que lo he soñado,
mas,
no lo recuerdo.
Cuando
yo los busco (mis recuerdos)
y
no los encuentro,
mi
mente es,
ese
manantial
que
siendo tan ubérrimo
se
quedó ya seco,
estéril,
muerto.
Pero
aún, aún yo tengo
esos
pocos momentos
en
que los recuerdos,
ellos,
vienen
a mi encuentro.
Cuando
eso ocurre,
es
ese momento
en
que todos ellos
se
agolpan en mi mente
pretendiendo
ellos,
todos
aflorar
a
un mismo tiempo.
Todos
mis recuerdos
desaparecieron
casi
al mismo tiempo.
Pero,
se fueron marchando
por
clases y tiempos.
Primero
los nombres,
nombres
que nunca
yo
jamás recuerdo.
Después
se me fueron
los
recuerdos de ayer
cercanos,
linderos.
Por
último,
se
perdieron
recuerdos
lejanos
recuerdos
añejos,
sueños
que soñados
hace
mucho tiempo
ahora
los recuerdos.
Son
los que recuerdos,
los
sueños y recuerdos
de
los viejos tiempos.
A
veces, yo me desespero
cuando
yo pretendo
evocar
algunos
de
mis muchos,
mis
muchos recuerdos,
que
ya he olvidado
que
ya no recuerdo.
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