1 oct 2019

UNA CRUZ DE HIERRO...

...EN EL BORDE DEL SENDERO 
Al borde del sendero, 
donde aún no crece la hierba 
hay una cruz de hierro 
oxidada, fea, vieja, 

Una cruz que siempre observó 
cuando yo paso muy cerca. 
Una cruz que nunca sé, porqué 
en este lugar se encuentra.

Esta tarde, como muchas otras 
pasé cerca de la cruz aquella, 
pero hoy ha sido distinto, 
hoy había flores frescas en ella.

Sentada junto a la cruz, 
de hierro oxidada y vieja. 
Había una señora, 
en sus manos un rosario 
de cuentas brillantes, negras. 
Y sus labios en silencio 
se movían con cadencia, 
la mirada en la cruz 
y una mano sobre ella.

Detuve mi bicicleta, 
la salude con respeto 
esperé a que terminase ella
y la pregunté, 
por la cruz aquella.

Dejo el rosario colgado 
en un brazo de la cruz, 
me miró; en silencio 
y con descaro 
y un poco de impaciencia,
como queriendo decir a ti,
que te importa, 
que te importa. 

Esto me puso nervioso 
por si había cometido 
una fatal imprudencia.

Le dije a la señora; 
Que muchas tardes pasaba 
y yo la cruz contemplaba 
sin saber nada de ella.

La señora me miró 
y con lágrimas en los ojos 
y su historia me contó:

Hace ya muchos años, 
año que nunca podré olvidar, 
un día frío de invierno,
que nevaba y llovía, 
mi hijo al monte salía,
para jamás regresar. 

Marchó contento y alegre, 
como siempre él lo hacía, 
era un domingo de enero 
y mucho frío hacía; 
nevaba, llovía.

Llegó la hora de comer 
y él no había regresado, 
llegó la hora de dormir 
y señal no hubo dado.

Todo el mundo salió 
por los montes a buscarlo, 
sin poderle encontrar 
la gente fue regresando.

Después de varios días, 
sin dejarlo de buscar, 
los perros de un cazador 
a mi hijo encontraron.

Mi hijo murió a solas, 
de frío y de desamparo. 
Por un mal paso cayó 
rodando por este barranco 
y no pudo él moverse 
rotas las piernas y un brazo.

Yo, ya no puedo subir sola, 
por mi torpeza y los años,
por eso se encuentran solas 
la cruz de hierro y mi pena.

No se preocupe señora. 
Le dije. 
Que yo a menudo paso 
y no le faltaran flores 
que las cogeré al paso.

Al borde del sendero
hay una cruz de hierro
que siempre flores frescas 
ella tiene,
sea verano o invierno.
Peonias, margaritas, 
narcisos, rosas silvestres, 
flor de romero, tomillo, 
cantueso, de espinos, helecho...

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