Esta fotografía de los montes del Parque Natural de las Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama. (Málaga y Granada) bien puede ser una alegoría de lo que puede ser la soledad. La verdad es que cuando la tome, hace tan solo unos días sentí en mí la soledad y la pequeñez ante tanto poderío. Pienso que las personas que se hacen mayor y por dejadez o por lo que sea viven en soledad, deben sentir algo de esto en el silencio de su hogar. A esas personas les dedico estos versos.
SOLEDADES, SOLEDADES, SOLEDADES...
SOLEDADES, SOLEDADES, SOLEDADES...
Cielo y luz, luces que tornan a nieblas.
Oscuridades se acercan.
Es el temor que acecha.
Es la soledad que impera.
Noches calladas.
Mudeces silencios llevan.
Días largos y monótonos.
Ilusiones que se ciegan.
Años que pasan y pasan
sin que nada nunca suceda.
Las lozanías se apagan.
Rostros que pierden firmezas.
Cabellos que se encanecen.
Sueños que soñar no sueñan.
Van pasando los años
ellas y ellos, solos, muy solos.
Ellos muy solos se quedan.
Las casas se hacen grandes,
estas que fueron pequeñas.
El silencio se hace denso,
donde antes risa hubiera.
Es el pasar de los años,
es la soledad que llega.
Soledades, soledades, soledades.
Soledades; donde antes,
alegrías, risas e ilusiones hubiera.
Los años nunca pasan en vano.
La juventud no es eterna.
Hay un tiempo para todo.
Un tiempo para cada cosa
y cuando ese tiempo pasa,
siempre llegan juntos,
la soledad y la tristeza.
Soledades, soledades, soledades.
Ausencia de ilusiones
por allanar las ausencias.
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