6 abr 2007

EL CAMINO

EL CAMINO

El Camino; nadie sabe dónde nace, y
tampoco nadie sabrá jamás donde termina.
El Camino, nunca va a ningún sitio;
son los lugares los que se acercan al Camino.
El Camino, también conocido,
como senda, sendero, andadero, trocha, paseo, etc.
Es un ser muy listo y muy sabio,
conoce muchos lugares, habla con muchas personas,
desde mujeres a niños pasando por jóvenes, hombres,
ancianos, listos, tontos, guapos, feos, contentos y alegres,
llorosos y apenados, felices e infelices, etc.
Muchas personas se lanzan al Camino,
para encontrarse a sí mismo.
Otros lo hacen por el hecho de conocer nuevos horizontes.
Otros para reencontrarse con la Naturaleza.
Otros por el mero hecho de seguir adelante.
Los hay que necesitan hablar con el Camino.
Otros solo necesitan que el Camino los escuche.
Otros más necesitan que el Camino los aconseje.
Incluso muchos, necesitan estar a solas consigo mismo
y en este caso el Camino está, pero no está, etc.
Cuando el Camino cruza un río, un arroyo,
un lago, una laguna e incluso un mar,
habla con el agua, ríe con el agua,
baila con la música de la corriente o el vaivén de las olas.
El agua y el Camino son buenos amigos,
tanto que incluso cuando llueve mucho
y el agua necesita un cauce para seguir caminando,
el camino se convierte en un improvisado camino de agua.
El Camino, cuando tiene que cruzar una montaña.
Es ese momento en el que el Camino;
se esfuerza al máximo para llegar a la cima
y es tanto su esfuerzo, que incluso el Camino
solo puede avanzar en zigzag hasta la cima.
Pero el Camino ama la montaña
y en especial sus cimas más altas,
ya que desde las mismas, el Camino se permite
el poder otear el vasto horizonte hasta lo infinito,
donde la línea del horizonte se confunde con la línea de la bóveda celeste.
Desde lo alto de la montaña,
el Camino se siente más cerca de Dios.
Se siente tan alto, como las aves y el ser más insignificante él siente;
Tan insignificantes, que en esos momentos el Camino,
se encuentra más cerca de los hombres.
Por ello el Camino, ama a las montañas
y perdona a sus elevadas cimas el que vivan tan alto.
El Camino, cuando cruza los anchos valles
se siente feliz y contento.
En ellos, se mezcla con los hospitalarios aldeanos.
Aldeanos que aman al Camino. Gente sencilla que laboran sus campos.
Gentes que apacientan sus ganados en verdes prados y suaves lomas.
Gente que aman la tierra y a ella se apegan para seguir viviendo,
“robándola” cosecha a cosecha para el sustento de cada día.
Cuando el Camino se aleja de un valle llora,
pues tras sí, deja amigos que jamás volverá a ver.
Cuando el Camino llega a un pueblo, aldea, ciudad, etc.
El Camino, ya no es camino y llora con las lágrimas negras
del asfalto de su transformación. Por ello al Camino,
no le gustan los pueblos, las aldeas, las ciudades, etc.
En estos lugares, el Camino se siente un extraño.
Cuando el Camino se adentra en la espesura de los bosques,
el camino habla con los árboles que se apartan
para dejar paso al Camino, su amigo.
Sin el Camino los bosques pasarían desapercibidos
y serían para la mayoría de las personas
unos completos desconocidos.
Existen otros caminos más o menos famosos,
a los mismos les han dotado de un sobrenombre; Camino de;
Santiago, Cid, Quijote, etc. Pero esos Caminos ya han perdido
el verdadero significado del camino
y de ello solo le queda eso; el nombre del Camino de...
Cuando necesites hablar y que alguien te escuche,
entra en el Camino.
Cuando necesites llorar y que nadie te vea,
acércate al Camino.
Cuando necesites pedir consejo a alguien,
hazlo al Camino.
Cuando necesites reír y que alguien ría sinceramente contigo,
ríe con en el Camino.
Cuando necesites pensar y que nadie te moleste
y al mismo tiempo no sentirte solo, acude al Camino.
Cuando necesites... siempre tendrás cerca, muy cerca de ti
al Camino.
El Camino; tu Camino, mi Camino. Nunca nos defraudará.

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