5 oct 2007

CANTANDO A EXTREMADURA MI TIERRA


Tierra agreste
Tierra fértil
Tierra ajena
Tierra dura
Tierra tuya
Tierra mía
Extremadura.


CANTO A MI EXTREMADURA
 
Verdes campos, dehesas negras,
monte bajo donde corren lagartos
y habitan las culebras.
Verde del olivar verde,
olivos en las mesetas
colocaditos en filas
cual soldado en la leva.
Regadíos en los valles,
vegas fértiles en tus riberas
de esos ríos que te cruzan
abriendo surco en tus tierras.
Las cepas de tus viñedos,
se esparraman por tus tierras,
dormitan sobre tus campos,
al sol que mucho calienta.
Pámpanos verdes floridos
vestidos de primavera.
Muros recios, piedras viejas.
Piedras que hablan de antaño,
que nos cuentan tus grandezas.
Es el libro de tu historia,
que está escrito en las piedras.

Fuertes muros, piedras bellas
así son los monumentos
que adornan; calles y plazas,
que las colman;
de ermitas y de palacios,
de templo y de iglesias.
Son tus pueblos y ciudades,
son tus campos y tus dehesas.

Extremadura la añeja,
la que se fue haciendo vieja,
la asentada en un llano
al que se llega por cuesta.
Extremadura y sus cielos
donde habitan las estrellas,
en la que lunas y soles
se recrean en su belleza.
Extremadura, es esa,
en la que los vientos cierzos
habitan morando en ella.
Extremadura; la que las lluvias
de otoño la visten de primavera.
Extremadura es esa;
en la que el invierno duro
se siente feliz en ella.
Extremadura es mi tierra.
Tierra que nunca fue rica,
por ser generosa y buena.
Porque siempre dio a otros
lo que para ella quisiera.

II
EXTREMADURA LA SOLIDARIA


Extremadura dio sus hijos
hijos que ella para sí pariera.
Dio sus hijos más queridos
para que otros;
con sus sudores crecieran.
Extremadura la sola,
con tus aldeas vacías,
con tus campos sin cosechas,
con sus tierras en barbechos
y sus besanas desiertas.
Solos quedaron tus pueblos,
solas muy solas quedaron;
tus ciudades y tus dehesas.
Extremadura, eres tú la solidaria,
la generosa, la buena.
Extremadura; Que pena.

III
EXTREMADURA LA SOLA

 
Tus pueblos se hacen viejos,
ya no corren por tus calles
los hijos de esos tus hijos.
Hijos de los que un día
para el exilio partieran.
Hijos que tienen dos patrias.
Una en la que nacieran.
Extremadura su tierra.
Otra patria en la que viven;
Patria; que les acogiera.
Y te quedaste tan sola
Extremadura, que pena.
Que tú no fueses la madre,
madre rica que pudiera
alimentar a tus hijos
y darles lo que tú;
para ellos quisieras.
Esos tus hijos,
aquellos los que un día se fueran
lejos, muy lejos de ti:
Extremadura, mi tierra.
Se van haciendo mayores
sueñan, con volver a tu tierra.

IV
 
TUS HIJOS PÓSTUMOS
 
Tus hijos, aquellos hijos.
Los que nunca conocieras
porque nacieron muy lejos
allende de tus fronteras,
y nunca tus tierras vieran.
Son esos hijos sin patria,
sin raíces, ni recuerdos
que añorar ellos pudieran.
Recuerdos, que no recuerdan.
Nunca serán extremeños
ya que no siente tus tierras,
tampoco serán aún
de donde ellos nacieran.
Son; La generación sin tierra.

AÑORANZA
 
I
 
Estoy haciéndome viejo,
mi cuerpo se curva como una cuerda,
mi frente se va ampliando
y nevando mi cabeza.
Me estoy haciendo mayor
y añoro mi Extremadura;
mi tierra.
Añoro el pueblo en el que nací,
aquellas sus vastas dehesas
donde pasta el toro bravo,
donde viven el lagarto y la jineta.
Quiero volver a mi río
y bañarme en sus albercas.
Quiero, que sus cristalinas aguas
abracen mi cuerpo arrugado
y quizás rejuvenezca.
Quiero andar tus caminos
hollando cada una de tus sendas.
Sendas que hienden barbechos,
montes bajos, olivares y las vegas.
Caminos que suben montes,
que atraviesan olivares
recorren las vastas dehesas...
Quiero volar como el águila
al igual que las palomas,
oír cantar al ruiseñor y al jilguero
silbar al estornino y ulular
de las tórtolas.
Quiero correr por tus campos,
y tumbarme a la sombra
de álamos y de alisos
que acompañan tus cristalinas aguas
cantando por las riberas.
Quiero Extremadura; quiero;
volver de nuevo a mi tierra.
 
II
 
RECUERDOS
Recuerdo cuando era niño,
antes de que para el exilio partiera
¡Extremadura, recuerdas!
Recuerdo cuando mi abuelo
me llevaba a las ferias
Recuerdo cuantos lechones
ocupaban las callejas,
como a mulos y los asnos
los vendían en la ferias.
Cuanto me gustaba a mí
ir con mi abuelo de feria.
Recuerdo los regateos
de gitanos y marchantes
en las ventas de las bestias.
Siempre había un mediador,
que terciaba en aquellas.
Como se daban la mano
y eso era una sentencia.
Cuanto me gustaba a mí
ir con mí a abuelo de feria
y escuchar el tamboril
y la flauta dulzainera.
A la sombra de una encina,
nos comíamos la merienda.
Cuando volvíamos a casa
compráramos o vendiéramos
siempre en las alforjas había
turrón duro de la Alberca.
Cuanto me gustaba a mí ir;
Extremadura,
ir con mi abuelo de feria.
 
III
 
UN PORQUÉ A ESA HUIDA
Era casi imposible seguir
mal viviendo en mi tierra.
Las tierras eran de otro
que las tenían de sobras.
Nosotros las trabajábamos,
dejábamos en cada surco
nuestras vidas muchas
jornadas enteras.
Las sembrábamos de maíz,
de tabaco, de tomate, de pimiento,
de todo lo que en ella creciera.
Pasábamos todo el verano,
sin ir a casa siquiera.
Aricábamos, escardábamos,
regábamos...
A sí desde antes del amanecer
hasta que el sol se perdiera.
Un día y otro día, una semana tras otra.
Desde que se sembró la semilla
hasta que se recogía la cosecha.
Cuando la cosecha era buena
nunca valía una perra.
Todo un año trabajando,
una familia entera
y nunca en muchos años
sacamos ni una perra de la tierra.
El amo, aquel él que cedía la tierra,
se llevaba la mitad de un todo,
todo lo que en ella creciera
y si el fruto no valía, con él
alimentaba sus ovejas y sus bestias.
 
2ª PARTE
 
LA PARTIDA I
Cansado de trabajar aquellas tierras ajenas,
me decidí a emigrar donde acogerme quisieran.
Extremadura tus hijos se van marchando,
te quedas sola muy sola y te vas haciendo vieja.
 
El EXILIO II
 
Muchos días han pasado desde el día
en que de mi Extremadura saliera.
Era yo muy joven, casi un niño yo era;
lleno de ilusiones, entusiasmo y fuerza.
Apenas sabía leer y mucho menos de cuentas.
Sin dinero en el bolsillo,
con un mendrugo de pan
y tocino en la tartera,
me montaron en un tren viejo
con vagones de tercera,
ventanas desajustadas
y asientos de madera.
Era yo casi un niño mi rostro
quemado por el sol
y mi corazón y mi alma
por el hambre y la miseria.
Mi Extremadura olvidada,
donde hombres y mujeres
trabajaban noche y día
sin pronunciar una queja.
Solo sabían obedecer
y doblegar su orgullo y su cabeza.
Les hicieron responsable
de lo que a ellos jamás
nunca opinión pidieran.
Sentado en aquel vagón
con asientos de madera,
aguantaba el traqueteo
de aquel vagón de tercera
contemplaba aquellos rostros
que hablaban de el dolor,
de las penas y tristezas
de dejar a su familia, a sus
pueblos y sus tierras.
Mi corazón en un puño y
mi alma muriéndose por la pena,
sentado en el vagón de un tren
que me alejaba de los míos
de mi casa, de mi tierra...
Una señora con niño en sus brazos
pretendía amamantarlo con la leche
de unas tetas, estériles y secas
con ternura de una madre quiso
consolarme de mi amarga pena.
¿Quién dirá a ella una frase?
que le haga más leve su pena.
Han pasado muchos años,
tantos que no recuerdo las fechas
siempre que miro al pasado,
siempre me acuerdo de ella.
Era una mujer joven y guapa,
muy chiquitita, lozana, morena,
tenía unos ojos muy negros,
tan negros como su pena.

EL REGRESO III
 
Hoy de nuevo he vuelto a mi tierra,
recorrí sus calles que ayer eran mías,
conocía sus bache, canales y puertas,
cada charco, cada perro, cada piedra
hoy son unas calles casi vacías.
Unas calles ajenas.
Las gente con las que me cruzo,
son gentes que ya no conozco.
Son rostros que a mí no me suenan,
ni ellos a mí me recuerdan.
Caminé por tus calles bonitas,
por tus parques que nunca antes existieran.
Por tus plazas hoy desconocidas
donde antes bailar yo hiciera.
Te recorrí por entero
y me sentí un extraño de fuera.
Me senté en un banco del parque
rememorando el día en que me fuera.
Lloré en silencio mi pena allí solo
por haber envejecido fuera.
Era muy tarde cuando me levanté
del banco del parque de La Solanera,
los vencejos chillaban en el aire
recortaban los álamos del parque
y se perdían en la torre la iglesia.
Mis pasos me fueron llevando,
sin que yo me diese ni cuenta
y en silencio me encontré leyendo
las lapidas, las cruces, las estelas...
Aquí sí que reconozco los nombres
nombres de aquellos
que en mi juventud conociera.
Me senté en una lápida de mármol
que tenía mi nombre escrito en la piedra
y lloré en silencio en silencio
hasta que la noche se hizo muy negra.

EL REENCUENTRO IV
 
Extremadura, perdóname
por no haber sabido quererte,
como tú a nosotros
nos quieres y esperas.
Extremadura mi pueblo, Te quiero.
Te quiero, Extremadura;
mi querida tierra.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Soy extremeña, me ha emocionado el leerte,imposible olvidar la tierra donde una dio sus primeros pasos, por muchos años que pasen fuera de mi adorada Extremadura nunca la olvidare...

Saludos...
luz..,

Rodriguezrodri dijo...

Me alegro que te gusten y espero que continues visitandome. Yo, te prometo que seguiré escribiendo y seguiré soñando y añorando nuestra Extremadura.
Un abrazo. Rodriguezrodri

Anónimo dijo...

Por supuesto que seguiré pasando por este rinconcito para leerte y emocionarme con tus escritos, gracias a ti ,por compartirlos con los que pasamos por el...
Un abrazo fuerte de una paisana...

Luz...

damian dijo...

Antonio Rodríguez felicidades por tu obra, has hecho un relato en verso de la historia de extremadura de los últimos 50 años del sentir de muchos extremeños que tubimos que emigrar para buscar una vida mejor,realmente no se puede expresar mejor de como tu lo has hecho es muy emotivo gracias.

damian dijo...

Antonio Rodríguez felicidades por tu obra, has hecho un relato en verso de la historia de extremadura de los últimos 50 años del sentir de muchos extremeños que tubimos que emigrar para buscar una vida mejor,realmente no se puede expresar mejor de como tu lo has hecho es muy emotivo gracias.

damian dijo...

Antonio Rodríguez, felicidades por tu obra, has hecho un relato en verso de la historia de extremadura de los últimos 50 años del sentir de muchos extremeños que tubimos que emigrar para buscar una vida mejor,realmente no se puede expresar mejor de como tu lo has hecho, es muy emotivo gracias.

damian dijo...

Antonio Rodríguez, felicidades por tu obra, has hecho un relato en verso de la historia de extremadura de los últimos 50 años del sentir de muchos extremeños que tubimos que emigrar para buscar una vida mejor,realmente no se puede expresar mejor de como tu lo has hecho, es muy emotivo gracias.

maitina dijo...

Un placer leerte , gracias por compartirlo

altorrojas dijo...

Preciosos tus poemas. Gracias.

Unknown dijo...

Yo soy extremeña y me acuerdo mucho de la tierra donde me vio nacer me emociono cuando lo leo pues llevo 60 años fuera q bonita mi tierra querida