Un día hace tiempo,
mucho tiempo que casi ya no me acuerdo, alguien me dijo.
.- No des nada de
lo que tengas, pues te quedaras sin ello.
Y esos es verdad.
Pero si no compartimos para que queremos lo que nos han dado. Desnudos nacimos
y desnudo la tierra nos volverá abrazar.
Otro más tarde me
dijo.
.- Nunca prestes
nunca a un amigo, pues si este, no te pudiese pagar, te negara hasta el saludo.
Y serás tú, el que más lo sufrirás.
Y esto es también
verdad. Pero la verdad es que no me importa el dinero perdido. Lo que más me
importa es; que pensaba que tenía un amigo y solo, tan solo tenía a mí lado un
parasito, que esperaba el momento para sablearme. Y sin embargo, tampoco eso me
importa.
Cuando
yo trabajaba. Digo trabajaba, pues eso es lo que hacía desinteresadamente
para mi parroquia y la verdad es que trabajaba muy duro. Comprobaba con pena
que cuando subía al presbiterio y desde el ambón pedía a los feligreses que
aportasen una ayuda económica para “la parroquia“, ellos, casi todos aportaban
su granito de arena y la mayoría lo hacían con mucho esfuerzo y anónimamente
(Esto último, yo se lo desaconsejé para que pudiesen desgravar sus aportaciones
en la declaración de la renta. Les prometí, y lo cumplí, que mantendrían sus
aportaciones y sus nombres en el anonimato con respecto a los curas y a los
demás feligreses). Tanto es así, que cuando por cualquier circunstancia un mes
no podían hacer su aportación económica, unos, me mandaban una nota personal,
otros, me lo decían en una aparte cuando concedíamos en alguna celebración en
la parroquia, después cuando llegaba la hora de dar cuentas al fisco, yo les
enviaba a su casa el justificante de sus aportaciones y muchos lo que les
desgravaba Hacienda lo entregaban a la parroquia. Eso se le llama generosidad.
Después
de este preámbulo, voy a lo que quería decir. Desde mi situación de ecónomo de
varias parroquias, veía con bastante frecuencia, que algún feligrés lo estaba
pasando mal y más de una vez se lo comenté a los curas, con la intención de que
desde la propia parroquia lo ayudásemos, pues muchas veces, era un problema
circunstancial y pasajero por una mala racha.
Respuesta
por parte del clero -¿Te han pedido ayuda?- Pues no, no me la han
pedido, pero quizás sea por vergüenza. Contestación por parte del
clero. -El que necesita que pida y ya veremos si podemos hacer algo por
ellos, lo mejor, si te vuelven a decir algo, es enviarlos a Caritas.
Con
esto, se lavaban las manos olímpicamente y se rompía la cercanía, la confianza,
y otros vínculos que deben existir entre la parroquia (cura) y los feligreses.
Qué fácil es el echar el peso
sobre los demás y quedar bien. La verdad es que no son todos los curas iguales
a los comentados, pero nadie me negará que aún quedan, muchos de ellos. Una
verdadera pena.
También trabajé como voluntario,
para el Proyecto Hombre, acompañando a jóvenes que querían desengancharse de la
droga y necesitaban que alguien los acompañase durante un tramo del tratamiento
de desintoxicación. Para poder hacer mi trabajo, deje de salir los domingos con
mis amigos en bici y salía con estos chicos, que la verdad eran un problema y
que costaba un gran esfuerzo ganártelos. En más de una ocasión mis amigos y
compañeros de bici, se vinieron conmigo y con los chicos con la bici al monte.
Dediqué mucho de mi tiempo libre a esta labor, hasta que ya no pude más. Pues
cuando uno de los chicos a los que había acompañado durante meses volvía a
recaer, era yo el que casi enfermaba. Muchos de ellos se llevaron una gran
parte de mí. Recuerdo que un día, cuando bajaba del monte con mi esposa y unos
amigos, me encontré a uno de ellos, uno de los que yo pensaba que tenía
posibilidades de rehacer su vida fuera de la droga. Digo, me lo encontré en un
rincón del camino con la jeringuilla clavada en la lengua inyectándose una
dosis. Con el tiempo deje las parroquias y el Proyecto Hombre pues tanto me impliqué
que podría haber enfermado. Quedé muy desengañado del clero, que no de mi fe
que esa quizás se reforzó y decidí darme a los demás de otra manera, sin tener
que depender de ninguna institución ni de nadie en particular.
Pensé
que podría ser un poco más feliz y casi lo conseguí, pero aquí también he
sufrido muchos desengaños y me he sentido muy mal muchas veces.
He
visto con mucho dolor, como personas con las que he compartido mucho tiempo,
por las que yo he dejado de hacer lo que me gustaba por acompañarles cuando
ellos me lo han solicitado, siempre he estado a su entera disposición, no he
tenido, ni han tenido que tener en cuenta, mis deseos sino solo los suyos y a
mí no me ha importado, ni me importa, ya que para mí ellos son los importantes.
Pero
lo que si me importa es que muchos se han ido. Y se han ido, como los ladrones
por la puerta de atrás sin decir ni tan siquiera adiós y eso sí que hace daño.
- No prestes a un amigo, pues si no tiene
con qué pagarte, te negará el saludo.
Que
“envidia” he tenido siempre de esas personas que están, pero que no están. Esas
que cuando se las preguntan, nunca responden. Esas que siempre quedan bien con
el último que hablan. Esas que nunca hacen nada, que no sea digamos quejarse.
Esas que siempre van de buenas y que nunca opinan, para no tomar ninguna
responsabilidad. Esas que cuando las necesitas, ¡caramba! Si ya no están. Esas…
Yo
siempre sé y he sabido y es algo que he tenido muy claro,
qué
tome la decisión que tome, siempre quedaré mal,
pues
uno lo comprenderán, otros solo pensaran que los he abandonado.
Y
esto es verdad, más no me importa, ni me debe de importar.
Pero
a mi cada vez me quedan muchas menos fuerzas,
estoy
cansado, tan cansado que ya casi no puedo remar.
Yo
también me estoy desangrando por las heridas de guerra
y
ahora en concreto, tengo una que no para de sangrar.
Sufro
a solas y en silencio y no dejo de penar
y
siento mucha nostalgia mirando el camino andado,
mirando
los pasos dados, mirando lo que he luchado,
mirando
tiempos pasados. Mirando; sencillamente hacia atrás.
Quizás
un día muy cercano, me tenga que plantear
el
hacer un cambio de rumbo, sin volver la vista atrás,
sin
mirar hacia el borde del camino, donde pudiesen quedar
personas
a las que quiero y no podré olvidar.
Personas,
que sin quererlo un día de mí se acordarán
no
sé si para bien o para mal.
Quizás
me recuerden un día, quizás.
Yo
ya no tengo la fuerza, para seguir caminando,
no
me quedan ya más fuerzas, para poder guerrear
en
esta guerra tan buena en la que me gusto luchar.
Mis
fuerzas e ilusiones y mis ganas de luchar
se
la llevaron algunos que no sé, dónde andarán.
1 comentario:
HOLA: "A NADIE,Y A TODOS"
ME HA LLAMÓ MUCHO LA ATENCIÓN. COMO PERIODISTA. ES FASCINANTE, ESTA PARTE DE TU BIBLIOGRAFÍA. ME HA DESPERTADO EL VICHITO DE LA INVESTIGACIÓN.
YA SE QUE HAS TRABAJADO COMO ECÓNOMO. EN UNA INSTITUCIÓN "MUY COMPLEJA". Y COMO GUÍA Y APOYO PARA CHICOS, EN APUROS.
Y QUE ERES CASADO.
(SI TIENES UN CORREO Y NO TE PARECE PROBLEMÁTICO) ME LO ENVÍAS AL MIO. EL CUAL, ENCONTRARAS EN LA PARTE ALTA DE MI BLOG.
ADEMÁS, TE PUEDO ENVIAR MI PRIMER LIBRO DE POESÍAS VIRTUAL, EL QUE PUBLIQUÉ A FINES DEL 2009.
TU NUEVA AMIGA, QUE ESTA ENCANTADA DE COMO ESCRIBES.
UN ABRAZO DESDE AMÉRICA
EVA MARGARITA.
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