8 abr 2012

TRAS EL PASO (CRITICA A LA SEMANA SANTA)

PUEBLO LLANO

Con los pies descalzos caminan arrastrando penas,
manos temblorosas sostienen cirios abrasados,
ojos encharcados, lagrimas que escapan y van resbalando,
rostros compungidos por un peso extraño
que en estas fechas se hace más pesados.

Caminan despacio tras la Dolorosa y el Crucificado
que andan con su balanceo allá en lo más alto
de los costaleros que van bajo el paso.

El pueblo en silencio va acompañando,
las bellas imágenes que portan los pasos,
y son los tambores con su redoblar,
toques de trompetas quienes marcan el paso.

Me pare para contemplar el irreal cuadro
y vi las imágenes que dices que son:
la Madre de Dios y el Crucificado.
Imágenes hechas; quizás de madera,
de yeso y cartón, mármol o alabastro...
vestidas con tul, terciopelos caros, sedas cultivadas
y suaves rasos. Paños todos ellos con primor bordados.
Adornan sus cuellos, cabezas y manos
con plata y con oro, calzan, muy lindos zapatos…
Para mí pensé. Estos no es, en lo que yo creo
ni tampoco es, lo que me enseñaron.

De pronto el silencio se ve rasgado
por un triste canto lleno de amargura
de fe y esperanza de ser por Dios, quizás escuchado.
Es una saeta que canta un cristiano.
es su oración en forma de canto.
Oración de un pueblo, del pueblo más llano.

Son la Dolorosa y el Crucificado
que procesionando recorren las calles,
del pueblo y se van mostrando,
muy juntos a ellos caminan los otros.
Estos nos son pobres, ni están muy apenados,
se visten con lujo, de joyas cargados,
muchos faroles y cirios los van a alumbrando.

Los ricos del pueblo van acompañando
los pasos de Semana Santa con los pies calzados.
Con muy ricos trajes de paños muy caros,
zapatos lustrados, medallas de plata y de oro,
bastones de mando muy bien repujados,
Peinetas de nácar y carey en lo alto,
velos bien bordados, mantillas de seda,
capas castellanas de los mejores paños.

.-Qué bueno que soy, Dios mío, yo soy buen cristiano,
que acudo a misa yo cada domingo,
y en Semana Santa camino a tu lado.
.-No soy yo Dios mío, como ese cristiano
que va caminando con cruz de madera
y esas cadenas que lo van lastrando.

.- Recuerda Dios, que el manto que llevas yo lo he pagado
 y que el Viernes Santo yo he ayunado.

.-Y no; yo no soy esa, mujer que tras de ti Madre Dolorosa camina,
camina llorando y pide que sus hijos tengan un trabajo,
esa pecadora que con una vela te pide perdón
de todos, sus muchos pecados.

Para que lo sepas: Esa pobre mujer que dices,
sin que ella lo quiera, ayuna a diario.

La vela de cera de esa mujer ya se ha apagado,
sus ojos no tienen ya lagrimas se le han agotado,
le duelen los pies que ensangrentados, pisan
piedras, tierra, arena, asfalto y desaguan charcos.

Y a mí memoria acude entre otros muchos,
ese lindo párrafo. Mateo 8-20
Las zorras tienen cavernas, y las aves del cielo nidos; 
mas el Hijo del hombre no tiene donde recueste su cabeza.
Un Dios pobre y de los pobre, eso me enseñaron.

¡En verdad es Dios quien quiere, tanto boato!.
Quizás son los llamados príncipes de la iglesia
quienes quieren mostrar con todo esto
todo su poderío, todo su poder mundano.
Yo no lo sé, pero tampoco yo jugaré a ese juego
que ellos quieren que juguemos los cristianos
y que a mí costo entender. Para nada se parece
al Evangelio del Jesús al que yo amo.

1 comentario:

Eva Margarita Escobar Sierra dijo...

Hola Rodri: Es muy lindo y muy real, lo que dices en este poema. Estoy de acuerdo contigo, en cada palabra, en cada idea. Describes perfectamente la hipocresía,de "LOS BUENOS" y los otros, (nosotros) buscamos a Dios,en cada persona que llega o pasa por nuestras vidas.Soñando siempre, en brindar algo de nosotros.mismos, amor, comprensión, ternura y todo lo que pueda dar felicidad al que sufre o llora. Es Hermoso lo que escribes. Eres bueno. Le doy gracias a Dios por haberte conocido. Tu amiga Eva.