MI RUSEÑOR
Un
horizonte oscuro, una tormenta que a lo lejos
se
escucha su voz de muerte.
La
tormenta se demora, camina lenta,
no
tiene prisa, quizás lo haga conscientemente
y
por ello se la teme.
Las nubes negras no dejan pasar el sol,
el
mar que en calma estaba ahora se embravece.
Tarde
oscura, quizás sea noche negra la que se acerque.
La
tormenta se aproxima, sus truenos me estremecen
y
la luz de los relámpagos me dicen,
que se acerca velozmente.
Tarde
oscura, noche negra y quizás hasta llueve,
escucho
el fragor de los truenos
y
veo los rayos resplandecientes.
Un
nuevo día se acerca con un cielo limpio y claro,
la
brisa de la mañana acaricia mis sentidos
y en alas de la brisa trae aromas de tierra mojada,
de azahar y albahaca, de jazmín y de romero
de madreselva, olor a tierra mojada
y sobre la hierba deja sus perlas de plata.
Después
de una noche negra
nos
regala, un día de primavera.
Cerca de mi ventana en viejo manzano
al
que la hiedra lo abraza
en
un retoño escondido un ruiseñor ha tejido
el
nido para su amada.
El
ruiseñor, que vela y canta mis sueños,
el
ruiseñor que a mí me da confianza,
que
me ayuda a pasar de negro al blanco
en
mis peores momentos.
Yo vi tejer ese nido con pajas y otros elementos
y
hacerle su mullido con esponjoso plumón,
cuando
estuvo terminado el nido
hecho
de mimo y amor buscó a su compañera
y su nido, con amor a ella se lo entrego.
En él yo vi día a día creer el fruto de aquel amor
esos
glotones polluelos desde el cercano balcón.
Los ruiseñores cantan de noche muy cerca de mi balcón
y
ahuyentan los temores que habitan mi corazón.
Hoy he vuelto y he visto que hace tiempo
el
manzano se seco, que la obstinada hiedra
sin
su sabia se seco, nunca más colgó su nido
en
la rama el ruiseñor, ni se escucharon sus trinos
a
través de mi balcón.
De
nuevo volvió a mí sin causa y sin razón
el
temor a las tormentas y la pena al corazón.
Horizontes
negros, nubes de tormentas,
el
mar en calma ahora se encrespa,
ya el
ruiseñor no canta en mi trasera.
1 comentario:
Hola Rodri:
¡Que linda es tu tormenta! Es muy distinta a las mías.
Las tormentas, que a a veces vivo, son desgarradoras, llenas de soledad, de oscuridad, de tristeza, de desamparo. Ellas no volverán.
Acabo de llegar del campo.Y este paisaje que tu describes lo he vivido y estoy feliz.
"y en alas de la brisa trae aromas de tierra mojada,
de azahar y albahaca, de jazmín y de romero
de madreselva, olor a tierra mojada
y sobre la hierba deja sus perlas de plata"
Te he recordado y esta visitas por tu blog, me hicieron falta.
Recibe un abrazo loco de tu amiga y alumna,
Eva
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