AMOR PASAJERO.
La oscuridad de la noche envolvía a las sombras
en la calle solitaria a la luz de una lánguida
farola,
eran solo dos siluetas que las manos meneaban.
Una con el pelo corto otra con melena larga
que la brisa de la noche parecía flamearla.
La luna cruzó la calle y al descubrir los
fantasmas
pasó, caminando de puntillas para que no ser delatada.
Aquellas sombras ocultas por esa noche callada
están hablando de amores, de amores que ya se
apagan.
Las piedras de las paredes mudos testigos
la conversación escuchaban y sus llagas encaladas
sangre dejan escapar, las llagas; sangraban.
Él hablaba de otro amor, ella ya no lo escuchaba,
sus ojos humedecidos le decían, le rogaban
que cumpliese sus promesas, promesas ya olvidadas.
La luna volvió a pasar y se paro para escuchar
el llanto de los silencios de aquella joven engañada.
Era ya la madrugada cuando él con un portazo
mudo,
dio, la reunión por terminada.
.-Adiós, María lo siento, te ruego que me
perdones,
y quizás tal vez mañana, encuentres tú un nuevo
amor,
como el que yo encontrara y no te acuerdes de mí,
será bueno que olvidaras que un día te conocí
y que tú un día me amaras.
Ya, a lo lejos en la calle; una sombra se achicaba.
La noche corre deprisa cuando el amor se
agranda,
las noches pasan despacio cuando el amor se apaga.
La calle quedó vacía, la luna ya se escapa,
a lo lejos se oye un gallo que ya al alba
cantaba,
María va calle abajo con la cabeza bajada
unas lágrimas ocultas van dejando negras marcas
en la sombría acera por donde la joven pasa.
No te preocupes María, que después de noche amarga
siempre hay un nuevo día, nuevo sol, que trae nuevas
esperanzas,
que unos amores se van y otros llegan y arraigan.
Lo amores verdaderos son amores que llegan y nunca
pasan,
los amores pasajeros que se vayan, que se vayan,
que cuanto más
se quedan, más duele cuando se marchan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario