1 may 2013

LAS CUATRO ESTACIONES

ESTACIONES.
Besanas desiertas, barbechos vacíos, retamas al viento 
y en las estepas el viento del Norte recorre la tierra
enreda sus largas melenas entre la maleza de los sotobosques, 
en ellos es donde el silencio habita y la bruma mora. 
La helada escarcha se agarra fuerte a la tierra,
en las desnudas ramas de un viejo olmo que hay en la pradera 
graznan las grajillas mientras esperan nuevas primaveras, 
que siempre un año tras otro, muy tarde, ellas llegan.

En los inviernos crudos los campos están vacíos,
es la soledad la que reina en la tierra.
Es el frío invierno, él, es el que espera con cierta impaciencia 
a que lleguen pronto nuevas primaveras.
Es el invierno, el invierno es quien espera.

Invierno.
Los días plomizos, las noches eternas, 
la luna es pálida, brillantes las estrellas, 
el frío de la noche las hace rilar 
parecen que tiemblan de frío,
las nubes plomizas son casi perpetuas. 
Más si el invierno es muy crudo, la primavera será
siempre, más linda y más bella.
Sin los inviernos duros, nunca jamás habrá;
primaveras bellas.

La estepa despierta, parece que humea, 
el arado rompe y esponja sus húmedas tierras, 
los valles se abren la niebla despeja, 
los montes se muestran tras las densas nubles 
que antes las cubrieran.
Es la primavera que llama a la puerta.

Primavera.
Los campos despiertan, 
las nubes se tornan en suaves nieblas, 
los valles se abren cual la rosa bella, 
las nieves en las montañas se elevan
y dejan al aire sus verdes laderas, 
los bosque dormidos ya se desperezan.
Ayer, los campos eran cenicientos hoy;
el verdor y color en ellos se impregnan. 
Recuerdan al verlos una alfombra persa.
Ya las aves cantan y muchas de ellas han vuelto 
de lejanos países que nunca oyeras, 
en ellos los inviernos son las primaveras. 
Ha vuelto, ha vuelto; la vida a la tierra.

La primavera es el interludio entre el invierno
que ya se nos fue y el ardiente estío 
que llama a la puerta.

Sin las primaveras lluviosas y brumosas, 
llenas de colores y de algarabías 
entre las florestas, jamás de los jamares 
llegaría el tórrido verano a está nuestra tierra.

El trigo ayer verde en oro se torna, 
los campos de maíz de plumas se coronan, 
en las vegas fértiles, pimientos, tomates el rojo atesoran. 
Son también colores, pero son otros tonos distintos 
los del estío a los de la primavera.
Yo siempre imagino que la primavera 
es un cuadro naif pintado sobre nuestra tierra.

Verano.
Los trigos maduran en vastas besanas 
muchas son inmensas, 
el calor invita al baño en los ríos y a dormir la siesta, 
los frutos en los campos engordan y se colorean, 
los granos maduran y poco a poco las hierbas se agostan, 
el paisaje cambia el verdor por oro, 
el sol es cereal maduro listo para la cosecha.

En el estío, de los campos su verdor de seda,
evoluciona a oro viejo color del dinero 
que tanto el hombre ambiciona.
En el verano el aroma a tierras húmeda 
son otras aromas; el verano huele a jazmín, 
a espliego, cantueso, adelfas, 
romero y ládano, madreselva, yerbabuena fresca…

Cuando los árboles cambian su librea 
indican al mundo que el otoño llega, 
dicen que los frutos ya están maduros y se recolecta, 
las aves ya se marchan a lejanas tierras, 
algunas se quedan.
Es en el otoño cuando las tormentas 
anuncian que el invierno está, muy cerca, muy cerca.

El otoño es; la melancolía para los poetas, 
los enamorados recorren la viejas alamedas, 
las puestas de sol son quizás más bellas 
y de los colores su mejor paleta. 
Al hombre le gusta el otoño 
aunque le anuncie el invierno cerca
en él recogen los frutos 
de esas cosechas por las que sufrieran.

Todas las estaciones tienen su encanto, 
todas son muy bellas.

Invierno; vacío de campos helados, 
vientos recorriendo las vastas estepas, 
nieves cubriendo los montes, 
penachos humo en las chimeneas. 
Que lindo es el invierno 
el prologo de la primavera.

Primavera; lluviosas, el campo despierta, 
se marcha la nieve, las lluvias perpetuas, 
los campos floridos repletos de hierbas, 
los arroyos cantan, las aves retornan.
Primavera linda, ella es antesala 
de un nuevo verano que llama a la puerta.

Verano; días infinitos, calor y de siega, 
cereal maduro sobre las besanas, 
en las arboledas las aves ceban a sus polluelos, 
son días de baños, gazpacho y siestas. 
Se limpian los graneros que esperan la siega, 
días en que maduran todas las cosechas.

Otoños; el de las recolectas, 
cambian los vestidos la verde floresta, 
las aves emigran a lejanas tierras, 
se cierran los ciclos para que de nuevo 
se inicie, se inicie una nueva cuenta.

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