ZAMORA.
Olor a
incienso, voces quebradas
pasos muy
lentos es madrugada
y la luna de
primavera los acompaña.
Primavera que
llega, llega a España
y sus pueblos
se visten con capirotes
y capas pardas.
En sus
iglesias, la luz se apaga
y Cristos y
Dolorosas sus calles andan.
Por las calles
zamoranas un Cristo pasa,
acompañan sus
pasos nazarenos vestidos
con capas
pardas.
Las capas
pardas son las fiestas, de pastores
de Aliste,
Sayago y Carbajales.
Zamora la
austera, la castellana
acompaña al
Cristo del Amparo
en Semana
Santa,
en su Miércoles
Santo de madrugada.
Las calles por
donde pasan están a oscuras,
en ellas, el
silencio y el recogimiento se palpa.
Alumbran sus
pasos con faroles de hierro
y anuncia que
llegan, con sus matracas.
Misereres le
cantan y una música
de instrumentos
de viento llora,
llora sin lágrimas
por las calles y plazas
por donde
pasan.
Zamora la
austera, la castellana,
cuando llega la
primavera siempre,
con ella llega,
Semana Santa
y en sus calles
se escucha
el silencio que
pasa
faroles
encendidos y capas pardas
acompañando al
Cristo
por las calles, que el Cristo pasa.
El silencio es
roto con música de viento
con cantos de misereres y las matracas.
La luna de
primavera es la notaria
de que, en las
primaveras, Semana Santa
al Cristo del
Amparo le acompañan
los faroles de
hierro, las capas pardas,
el canto del miserere
y las matracas.
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