... DE UN CAMINO.
Los cielos se me abren,
las carnes a mí me gritan,
las piedras de los caminos
están malditas.
Las piedras vagan errantes
no tienen prisa,
no tienen otro destino
que aquel, del que las pisa.
Ruedan por los senderos
ruedan alegres,
siempre miran hacia el cielo
para no perderse.
Una noche un peregrino
golpeó a una,
y rodando cayó al suelo
y vio la luna.
La luna y las estrellas,
con sus luceros
son amigas de las piedras
de los senderos.
Una piedra redonda
de los caminos,
caminando conmigo
marcó, mi destino.
Esas piedras humildes
de los caminos,
nunca serán piedras
de las columnas
de una iglesia románica
ni de una tumba.
ni de una tumba.
Esas piedras redonda
de los senderos no serán
nunca las piedras claves
de los cruceros
de ningún templo.
Esas piedras redondas
de los caminos
han sido y serán compañeras
de caminantes y peregrinos.
Hoy la noche es oscuras,
es, noche muy negra,
las noches oscuras
siempre me acechan.
Las piedras del camino
chicas y redondas
me marcan el camino
en las noches de las tinieblas.
Ellas las piedras, son las guías
para que no me pierda.
Un día caminando por
un camino
una piedra muy humilde
vino conmigo.
Ella siempre me dice
por donde voy,
ella siempre me dice.
¡Aquí yo estoy!
Los caminos y las piedras
siempre han sido buenos amigos.
Los caminos y senderos
siempre han sido; amigos
míos.
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