... HADAS.
Las
noches de luna plena,
son
noches claras y serenas
en
que triscan las estrellas,
rilando
brincan y juegan.
Esas
noches claras, frescas,
que
en sus brisas desplazan
las
fragancias de los campos,
el
rumor del correr de las aguas
y
el cantar de las estrellas.
Aromas de
madreselvas,
albahacas
y romeros,
adelfas,
jazmines, espliego
de
las jaras, las retamas
y
los morados cantuesos.
Entre
sus alas desplazan
mensajes
de enamorados
que
al oído se hablan,
palabras
de amores puros.
Palabras;
que,
aunque emanan de
unos
labios
nacen,
de
lo profundo del alma.
Cuando
la luna te mire
y
tú en esa mirada,
veas,
el brillo del acero
y
el fulgor de la plata.
Su
mirada quedara,
para
siempre en tu alma.
En
esa mirada suya
veras
en ella miradas
de
unos ojos enamorados
que
a otros ojos regalan
su
privativa mirada.
En
esas noches de luna,
de
misterio y de hadas,
se
escucha el canto del grillo
y
el croar de las ranas,
el
rumor de la brisa cuando pasa,
el
cantar de las hojas
que
cantan, entre sus ramas.
Escucharas,
pasar a un ángel
en
lo profundo, del alma.
Las
noches de plenilunio,
en
las primaveras arrías.
Primaveras,
que,
aunque tarden
siempre
a su cita acuden
y
llegando tarde esperan
con
premura e impaciencia
al
estío, que poco a poco
con
sus calores se acerca.
Las
noches de plenilunio
en
las primaveras tardas,
son
noches de misterios
y amoríos,
de algarabía
y jarana.
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