10 may 2016

DOS CARAS DE UNA MISMA MONEDA

ESPERANZA EN LA ARIDEZ
Vuelvo de nuevo a sentarme 
delante de mi cuaderno, 
mientras pienso en el paisaje
por donde he caminado,
a veces solo en mis sueños, 
a veces por ti acompañado 
y otras muchas de las veces 
en silencio caminaba 
y el silencio conmigo, 
sus pasos daba.

Un paisaje desabrigado y árido   
exento de alegría y de color, 
y del cantar de los pájaros
y de toda algarabía.

El agua fuente de vida en él
es un bien muy escaso, 
las sombras de él marcharon,
en él no ocupan espacio.
El sol, el viento, la soledad
de este lugar, se adueñaron.

Un paisaje desolado
un paisaje desabrido y árido,
donde el roció de la mañana 
no encuentra donde dejar
sus lindas gotas de agua
para poderlas libar,
las plantas y mariposas.

Gotas de vida es el agua; 
con las que sueñan,
abejas, golondrinas, mariposas, 
luciérnagas y lindas rosas.

Pero de este paisaje
hace tiempo que se fueron
los insectos y las rosas,
las plantas y los luceros.

La vida en él no tiene lugar
al no poder encontrar 
donde anclar sus raíces, 
donde poderse posar,
sobre una rama humilde,
de un árbol o de una planta
de una flor sin libar.

Todo lo que en él despierta,
todo lo que en él bosteza,
en el aire se diluye; 
el sol y el aire lo abrasa,
lo seca y en el espacio se funde.

Es un paisaje de aridez y muerte, 
de tristeza negra,
de desierto de aspereza
y a su vez, de singular belleza.

Hoy he vuelto a sentarme 
frente a mi cuaderno abierto, 
de palabras y versos él vacío 
y lleno, lleno de sueños.

Hoy he vuelto a caminar
por ese paisaje desabrido y 
muy quieto.
Y busqué, con calma en ese paisaje de desolación y muerto de melancolía, lleno y de
desesperanza.

Por ese paisaje en el que mi alma vaga, 
yo busqué en él la vida, 
con mucho tesón y calma.

En ese paisaje desabrido, 
huraño y reseco 
levantado con rocas y lavas 
y en él, yo encontré la vida,
escondida entre sus entrañas.

Vi volar una mariposa 
de frágiles y muy lindas alas, 
vi esconderse rauda, 
una lagartija entre dos piedras 
de muy negra lava. 
Vi en un recodo donde reina 
la paz y la calma 
una siempreviva con flores azules 
o tal vez moradas. 

Sus tiernas y velludas hojas, 
el sol acariciaba 
y un viento suave y meloso 
con ella bailaba, bailaba.

La vida se expande, 
la vida se adapta, 
la vida se hace patente, 
donde no hay nada, 
nada, nada, nada.

La vida siempre vuelve
a donde todo es; 
desolación, mentira,
falsedad de la vida 
y de atribuladas almas.

Y LA MUERTE ES VIDA.
Hoy he vuelto a sentarme 
delante de mi cuaderno 
con sus reglones huérfanos 
y limpios de mis viejos sueños. 

Mi cuaderno está esperando
mis palabras, mis humildes versos.
Mientras lo contemplo sueño 
con en ese paisaje
por donde yo he caminado dormido
contigo a solas, con la lluvia,
la niebla, el sol y el viento.

En este mi paisaje la vida 
todo lo desborda y todo lo 
invade 
todo en él es exuberancia 
verdor a raudales 
y densa alegría son sus vegetales.

En él la vida es un sueño 
y el sueño es la vida.

Densos son sus bosques, 
de árboles espesos, 
de muy largas ramas 
que se alzan al cielo.

Verdes y tiernas son sus lindas plantas 
que cubren sus suelos por donde tú pasas. 
Sus flores son de lindos colores 
en ellas se deleitan abejas, mariposas, 
colibrís, fragancias de rosas y flores.

Húmedos son sus suelos, 
donde el agua corre,
y sus fuentes manan, 
y es que sus corrientes, 
cantan y en su canto llevan 
alegres canciones.

Sus canciones hablan, 
de rumores del bosque, 
de hojas que hablan
que ríen, que cantan, 
que gritan y gritando
música ellas componen.

El agua de sus fuentes 
baja hasta el río 
y del río al mar
y en forma de bruma 
vuelve a retornar
del mar hasta el bosque 
y vuelta a cantar.

Pero no todo en él, es felicidad.
Las risas y canto 
en el denso bosque,
las sencillas letras 
de esas sus canciones,
son solo el preludio
de las oraciones. 

En él unos mueren 
para que otros vivan 
y con su muerte dan,
dan, una nueva vida.

Mi bosque es verdor,
es luz, color, agua y alegría 
mi bosque también la muerte, 
y la muerte en él es, también la vida.

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