... MARES DE CASTILLA.
Veo tus mares
Castilla
jugar con la
luna llena
balancearse en
la brisa
de noches
claras y serenas,
en besanas
rectilíneas
de esta tierra
fértil, plena
que sueña con
lunas claras
y con noches de
verbenas.
La luna blanca
del Norte,
juega entre las
blancas montañas
que hoy se
visten de novia
y mañana, con
sus vestidos de galas,
con la corona
de oro
y los collares
de plata.
La luna se
esconde
entre los copos
de nieve,
se baña en los
espejos de azogue.
Espejos de
aguas calmas.
La Luna juega
al escondite
entre los altos
alisos
que en la
ribera se mecen
y con la brisa
de las tardes
hace sonar sus
violines.
Los rayos
claros de luna,
se bañan en el
albor de la nieve,
y en los
espejos del hielo
peina sus
largos cabellos
con el peine de
marfil
que muy largas
puas tiene.
En los lagos de
aguas calmas,
la luna juega
con los peces
e ilumina a las
ranas
que en croan
entretiene
entre las ovas
y las algas.
En los arboles
alineados
de la frondosa
alameda,
la luna clara
de noche,
entre sus ramas
se esconde
y vigila a las
parejas
que en sus
troncos escriben nombres
en medio de
corazones
atravesados por
flechas.
Luna
blanca,
tú que errante
te mueves,
tú que cuando
quieres te escondes,
te ocultas tras
densas nubes
y juegas al
escondite
entre los
árboles del bosque.
Juegas tú con
las hiniestas
que de platas
tú las vistes,
das el color al
cantueso
y a las jaras,
tú de oro las revistes.
Esos campos
castellanos,
mares de mieses
y de oro,
en las noches
claras de luna
con la brisa navegas
luna,
en un bergantin
de plata
que con las
olas se acuna.
Con sus velas
caza brisas
con su quilla
corta olas
y un lucero en
su cofa
otea un barco
pirata,
que se acercaba
a la costa.
Mares de
Castilla,
mares de oro y
de plata,
Mares, en los
que la luna navega
con su clíper
que enarbola
velas de plata,
casco de oro,
ancla de
coral
y los herrajes
de nácar.
La brisa duerme
en sus velas
las mece muy
lentamente,
mientras el
agua se aparta
y se escucha en
el ambiente
el canto de
caracolas
y las risas de
sirenas
que se
divierten y juegan
mientras
esperan que llegue
la luz del
alba, que toca
su caracola.
En los mares de
Castilla
las gaviotas
son negras,
los acantilados
verdes
que se mecen
con la brisa
la brisa que
del Este sopla.
Mares en la
vasta castellana,
sus aguas son;
de oro y nácar
y la espuma de
sus olas;
de plata.
En ellos la
luna navega
con su velero
de estrellas y galaxias.
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