EFÍMERO VUELO.
Sentado
en un banco del parque
desde mi
atalaya contemplo
como se
hace el otoño el dueño
del
espacio, del clima, del tiempo...
El otoño
que llega despacio
en el
verano que se va muriendo.
El otoño
que se hace el dueño
del
espacio vacío e inerte,
del
tiempo que es imperfecto.
Contemplo
las hojas de los arboles
que se
van muriendo
que caen
sobre el verde césped,
sobre el
frío pavimento.
Las hojas
de otoño que mueren
de
hermosura perenne,
de
colores de gloria y de cielo.
Mueren,
porque se han cumplido,
cumplidos
los tiempos sus tiempos.
El tiempo
presente y están carentes
de futuro
y de sueños.
Contemplo
su vuelo tan corto,
tan suave
y a la vez perfecto.
Contemplo
como se envanecen
las hojas
cayéndose al suelo.
Volando
de la rama al suelo,
en
efímero y suave vuelo.
En el
frío suelo donde ellas fenecen
al paso
del tiempo las hojas se mueren
por que
ya no tienen ilusión y sueños.
Y yo las
contemplo como las recoge
el suave
viento que las bambolea,
la brisa
que mece las hojas de otoño
que están
por los suelos.
Ese
viento suave de otoño
que me
abstrae de mis pensamientos
y
contemplo mi parque muy solo,
que hoy
está callado y ocioso
y vacío
de niños jugando, corriendo.
Las hojas
de otoño son reinas
del
espacio, paisaje y del tiempo.
Yo; desde
mi atalaya contemplando
las hojas
hermosas de otoño muriendo
se me
pasa el tiempo, que se va corriendo.
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