LA LIBÉLULA Y EL VIEJO PUENTE.
Escucho el
cantar del río
bajo las
piedras del puente
y el sonido de
una dulce flauta
que acompaña en
la brisa
al llanto
triste
de las cuerdas
de un violín
al rozarse con
su arco hiriente.
Es una tarde de
agosto
una tarde muy
ardiente,
en que las
aguas del río
y las viejas
piedras del puente
contemplan a
las libélulas
volar y el
saltar en las aguas
a los peces.
Es una tarde de
agosto,
una tarde muy
ardiente,
en que el sol
se resbala buscando
el frescor de
la brisa de la noche.
Una grácil
mariposa se posó
en el pretil
del puente
movía
lentamente sus alas
mostrándome sus
colores.
El agua baja
cantando
cortada por el
tajamar
del puente.
Las libélulas
ajenas a lo que pasa
encima y bajo
el viejo puente.
Las libélulas
volando,
van y vienen,
se balancean en
un junco
que bebe de la
corriente.
La mariposa
contempla
esta
imagen
desde el pretil
del puente.
Esta es; una
imagen de mi infancia
una imagen de
las muchas
que en mi
mente, van y vienen.
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