29 may 2017

MAYO DEL 17. UNA NUEVA AVENTURA, UN NUEVO CAMINO

Camino;
Siento latir tu corazón peregrino
bajo mis pies doloridos
de caminar tus senderos.
Voy en buscando mi destino
y tú vas, caminando a mi lado.
Tu corazón y el mío laten 
a un mismos compás,
mientras yo voy caminando
tú siempre conmigo vas.
Siento latir, tu corazón peregrino
bajo mis pies. al andar.

PRÓLOGO
Hacía mucho, mucho tiempo que no habíamos salido juntos a caminar este prístino Camino. Una práctica que en otros tiempos compartidos este grupo de amigos. ¿Quizás por pereza?, ¿Quizás por qué nos habíamos cansado? ¿Tal vez por miedo a las largas jornadas?. No lo sé. Pero esa bonita rutina la habíamos perdido, aunque en honor a la verdad, cada vez que nos juntamos el Camino y nuestras peregrinaciones es un tema que siempre están en las sobremesas.
Un día de este año, les propuse a mis amigos retomar esta costumbre y volver al Camino en el que tan buenos ratos hemos compartido. Y así lo hicimos.
El día 22 de mayo llegamos a Sahagún de Campos para retomar lo que habíamos perdido. Habíamos decidido hacer seis jornadas y lo más llanas posible. He aquí una breve reseña de lo que en estos días hemos compartido.

1ª JORNADA. SAHAGÚN – BERCIANOS DEL REAL CAMINO FRANCÉS.
Eran las 11 de la mañana pasadas, cuando nos dispusimos a tomar conciencia de lo que es el Camino de Santiago. Para algunos, un tema casi olvidado, para otro simplemente el concienciarnos de que comenzamos una nueva peregrinación.
Pasando bajo el arco de San Benito y cruzando el río Cea por el puente viejo con nuestra vista en los chopos que son las lanzas floridas del Emperador Carlos Magno, iniciamos la subida hacia Calzada del Coto. Pronto nuestro camino se hizo monótono con los campos en barbechos o sembrados de cereal. Campos que parecían que gritaban pidiendo un poco de lluvia con la que calmar su sed y los dichosos arbolitos que jalonan el andadero que tan monótono es.
La ermita de la Virgen del Peral nos recibe, como recibe a la infinidad de peregrinos que cruzan cada día ante su casa de las inmediaciones de Bercianos. Su área de descanso invita al peregrino a detenerse y descansar.
La entrada a Bercianos, no es ni más bonita ni más fea que la de otros pueblos castellanos por donde pasa el Camino.
Hoy habíamos decidido que Bercianos sería nuestra meta y en este pueblo castellano leones. Tomamos aposento para pasar el resto del día y descansar mientras tomábamos conciencia de lo que serían estas seis jornadas programadas caminando juntos hacia Santiago.
Sé bien, que alguno llegó cansado y más que cansado quizás, agobiado por el intenso calor que hacía. Pero el estar juntos y los nervios por la nueva aventura, minimizaba la sensación del agobio. 
Pasamos el día relajado compartiendo tertulia con otros peregrinos.
Los viejos olmos de Bercianos, 
se ofrecen al peregrino 
para protegerles del sol 
en este abrasador camino. 
Bercianos es un oasis 
en el Camino Francés
en los inviernos tan fríos 
donde el viento del norte 
se hace dueño de los páramos 
en este desabrigado horizonte, 
en los veranos ardientes 
es del sol su gran amigo
con su frondosa sombra
protegen al peregrino.
Los álamos de Berciano 
de Bercianos del Camin0.
2ª JORNADA. BERCIANOS DEL CAMINO FRANCÉS – RELIEGOS.
No se había mostrado aún el sol por el horizonte de la gran meseta castellana cuando ya muchos peregrinos que compartían dormitorio con nosotros habían partido hacia el camino. Nosotros nos levantamos temprano, pero no tanto. Después de asearnos y ya con nuestras mochilas a la espalda nos dispusimos a caminar hacia el Burgo Ranero. Teníamos pensado desayunar en este pueblo famoso en el peregrinar hacia Santiago. 
La primera noticia que se tiene de este lugar es, cuando el peregrino Lafi llega al Burgo Ranero (Brunello) peregrinando hacia Santiago y denuncia a las autoridades que en el camino ha encontrado el cadáver de un peregrino al que estaban devorando los lobos.
Un rosario con infinitas cuentas, es el aspecto de este andadero. La infinidad de peregrinos que van delante y detrás de nosotros son las cuentas de este rosario de peregrinación. Esto ocurre en todos los tramos que hemos completado en esta aventura.
En El Burgo Ranero, desayunamos con otros peregrinos antes de enfrentarnos al camino que nos separa de Reliegos, monótono, como el tramo anterior, pero este con mucho más calor al ir avanzando la mañana.
Hoy el peregrino se puede entretener en este caminar, contemplando a su derecha en un horizonte muy lejano la silueta de los montes con sus cimas de Los Picos de Europa, más cercano a ellos las vías de tren de Renfe y si mira a su izquierda la autovía del Camino de Santiago y el solitario nuevo trazado de las vías del tren de alta velocidad, que dado su escaso tráfico parece un trazado fantasma.
Pasando el cruce de Villamarco, nos acercamos al paso subterráneo bajo las vías del tren y cruzando el arroyo llegamos a Reliegos. Reliegos, no se hace presente hasta estar en él, tal y como ocurre en muchos otros pueblos castellanos.
En Reliegos nos alojamos en La Parada un albergue moderno bonito y amplio.

El Camino se dilata como se 
dilata el hilo de un ovillo
cuando andamos este camino, 
cuando te adentras en senderos 
con trazados rectilíneos. 
El caminante acorta sus pasos 
su andar se hace cansino, 
su cuerpo se vuelve pesado
y su andar es anodino. 
Por esto en senderos llanos y rectilíneos 
el caminar es cansado y aburrido.
3ª JORNADA. LEDIGOS – LEÓN
Era temprano cuando enfilamos hacia Mansilla de las Mulas, ciudad murada a orilla del Esla. Nuestro caminar sigue en camino recto anodino. Solo existen dos puntos que rompen esa monotonía, son los dos pasos elevados, el primero que te encuentras es el que salva el nuevo trazado de la autovía que están en construcción y el otro, es el antiguo paso elevado a la entrada de Mansilla sobre la N625.
Desayunamos bien en Mansilla antes de enfrentarnos a la recta que nos llevará a Villarente, a la orilla del río Porma,  que cruza Villamoros.
Cruzamos el Porma por el Puente Villarente y a la derecha muestros a mis compañeros de camino, la portalada de la casa que fue antigua cárcel de peregrinos. 
Una vez cruzado este lugar, el camino toma hacia la derecha por campo baldío. Antiguamente el camino seguía el trazado de la N601 que une Villarente y León. Esto es para proteger a los peregrinos del tráfico de la carretera. 
Este tramo de camino es en subida que en algunos puntos se vuelve exigente, posteriormente ya en lo más alto del trazado cruza por paso aéreo la carretera Nacional, una vez dejamos atrás Alcahueja y Valdelafuente.
El Camino desciende hacia Puente Castro para entrar en León. Desde este alto el peregrino tiene ante si la ciudad de León majestuosa, La Pulcra Leonina, joya de León y una de las catedrales más importante del Camino. Santo y seña de leoneses y castellanos.
Ya en León, nos acomodamos en el moderno albergue de Chek in León y nos dispusimos a visitar esta bonita y monumental capital castellana. Su Catedral gótica la más bella de Europa, San Marcelo, San Isidoro, San Marcos, La Virgen del Camino, el palacio de Botines de Gaudí su barrio Húmedo, etc. etc.
Rendidos y agotados por el fuerte calor volvimos al albergue para descansar y prepararnos para la jornada siguiente, no sin antes haber comprado para hacernos la cena.
Qué bonito es caminar 
si se hace con amigos, 
más bello es el andar los senderos 
si tú vas de peregrino.
En cada tramo una fuente, 
en cada sombra un abrigo, 
en cada casa un albergue, 
en cada uno de los caminantes 
siempre tendrás a un amigo.
4ª JORNADA. LEÓN – VILLAR DE MAZARIFE.
No habían cantado aún los gallos. (Si en León los pudiésemos haber oído) cuando ya muchos peregrinos abandonaban el albergue. Miré el reloj y marcaba las 3 de la madrugada. Desde ese momento fue todo un trajinar de peregrinos levantándose, recogiendo sus cosas en sus mochilas. Vamos; que fue imposible volver a conciliar el sueño. 
Nosotros salimos del albergue a las 6,15 de la madrugada, cuando León empezaba a bostezar. Pasamos delante de San Marcos, cruzamos el río Besnega y enfilamos la subida a Trobajo, en La Virgen del Camino desayunamos antes de tomar el desvió hacia Villar de Mazarife y enfrentarnos al desolado páramo con sus barbechos, sus tierras sembradas de cereal que gritaban pidiendo un poco de lluvia que le permitiese granar. 
Muchos otros peregrinos siguieron rectos por Villadango del Páramo y San Martín del Camino. Es este último el trazado más o menos original que seguían los peregrinos en el medievo.
En Chozas de Abajo tomamos café antes de caminar los 4,5 kilómetros que le separan de Villar de Mazarife.
A este lugar llegamos y nos acomodamos en el albergue de Jesús, nos aseamos lavamos la ropa y ya con los deberes hechos nos dispusimos a descansar en una terraza con una cervecita fresca para apagar el ardor del Camino y el del sol que era de justicia.
Poco a poco el pueblo y los albergues se fueron llenando de peregrinos y el cielo de negros nubarrones que hacían presagiar tormentas. Tormentas que nos visitaron ya bien entrada la tarde mientras cenábamos la cena que habíamos preparada en la cocina del albergue.
También diré que el albergue de Jesús estaba completo y solo de españoles estábamos nosotros y que estuvimos muy bien acogidos.
Es difícil comprender 
por qué se anda el Camino. 
Si es por fe, tengo mis dudas
si es por deporte o turismos. 
No compensa lo sufrido. 
Si es por nuevas experiencias 
hay senderos más bonitos, 
más cercanos a nuestras casas 
y con menos sacrificios.
No, no lo sé, yo no lo sé 
el porqué, de este Camino.
5ª JORNADA. VILLAR DE MAZARIFE – VILLARES DEL ÓRBIGO.
La tarde y la noche habían sido Toledanas, muchos truenos, muchos rayos y un sinfín de chaparradas.
El albergue con las primeras luces del alba se fue alborotando y ya era imposible seguir durmiendo. Nos levantamos, nos aseamos y recogidos nuestros enseres antes de bajar a desayunar para enfrentarnos al camino.
Salimos del albergue y se puso a llover, los truenos encogían con su ruido atronador el alma de los peregrinos y la luz de los rayos hacían latir acelerado el nuestros corazones y cegaban nuestros ojos en la interminable recta que une Villar de Mazarife con Villarante. El rosario de peregrinos aquí era tan largo como kilómetros tiene el tramo entre Villar y Villarante.
En Villarante empapados nuestros pies y con la humedad en los huesos hicimos un alto para tomar un reconstituyente caliente café que nos diese fuerza para llegar hasta Hospital de Órbigo. 
El agua de lluvia seguía corriendo por los caminos y se deslizaba por los cuerpos de los peregrinos.
El Paso Honroso nos permitió cruzar el tranquilo Órbigo y de esta manera con la lluvia como compañera llegamos a Villares de Órbigo, En su albergue nos dispusimos a tomar posesión de una litera donde descansar y un aseo donde lavar cuerpo y ropa y una silla o un banco donde sentarnos para descansar.
Fuimos bien acogidos y mejor recibidos por la señora encargada del albergue.
Lavamos cuerpo y ropa y pusimos a secar también nuestro calzado bien repleto de hojas de periódicos en su interior para extraer la humedad de su tejido y poderlas utilizar en la siguiente y última jornada de esta aventura.
Pasamos el resto de la jornada, jornada, como digo lluviosa en Villares de Órbigo. Temprano a descansar ya que los demás peregrinos apenas si los vimos en todos el día y la hospitalera encargada del albergue se le notaba que tenía muchas ganas de retirarse a dormir.
El peregrino, debe ser “todocamino” 
debe estar preparado para el calor 
y el frío, 
para el polvo y para la lluvia, 
para sentir hambre y sed 
si esto fuera preciso. 
El peregrino nada debe exigir
de lo que dan gratuito, 
y aceptar lo que le den 
compartiendo lo que es suyo.
6ª Y ÚLTIMA JORNADA. VILLARES DE ORBIGO ASTORGA.
Serían las 7 de la mañana cuando abandonamos nuestra habitación para compartir mesa y desayuno con otra peregrina antes de enfrentarnos al camino de esta corta jornada.
Después de saciar nuestras necesidades despidiéndonos de la hospitalera belga y dándole las gracias por todas sus atenciones nos enfrentamos a la última jornada de caminar.
Cruzamos Santibañez de Valdeiglesias y nos adentramos en el camino de la dehesa. Camino embarrado por la lluvia del día anterior. Hoy no lucia el sol, pero tampoco en esos momentos se presagiaba que llovería, como así fue a lo largo de todo el recorrido.
El barro arcilloso se pegaba en nuestros calzados y hacia el caminar más pesado y más lento, aunque por fin teníamos un camino bonito y entretenido, vimos conejos, corzos y a cada paso era distinto el paisaje.
En un constante subir y bajar llegamos al alto del Crucero de Santo Toribio, desde donde se divisan unas lindas vistas con San Justo de la Vega a nuestros pies, un poco más alejada Astorga con su impresionante Catedral, su, Pero Palo en lo más alto y muy cerca de la misma su Palacio Episcopal obra de Gaudí hoy Museo de los Caminos. Más lejos Muria de Rechivaldo, Castrillo de los Polvazares, Santa Catalina de Somoza y los Montes de León en el horizonte. Una hermosa vista de la Maragatería.
Unas fotos de rigor e iniciamos la bajada hacia S. Justo de la Vega. Vega del Río Tuerto. En este lugar hicimos un alto para tomar café y seguir caminando el último tramo de esta nueva aventura del Camino que tocaba ya a su fin.
Había pasado volando.
Solo nos quedaba, llegar a Astorga sellar la Credencial cambiarnos de ropa e iniciar el camino de regreso a nuestras casas. Y de esta manera lo hicimos.
Una vez cumplida nuestra aventura, 
de hollar contentos este Camino, 
de compartir nuestras penas 
alegrías e ilusiones
con los demás peregrinos, 
hay que volver al hogar 
del que hace días salimos, 
para volver a soñar. Soñar;
con andar una vez más 
por este prístino Camino. 
¡Ultreya a los PEREGRINOS!
 ¡ Camino! Hasta dentro de ahora mismo.

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