AQUEL QUE JUNTOS LO RECORRIMOS.
He perdido mi
camino,
aquel que un
día tú y yo
muy juntos lo
recorrimos.
Caminamos el
sendero
agarrados de la
mano
paso a paso,
vista la frente
con el polvo en
los labios,
y el barro en
nuestros zapatos.
De vez en
cuando un tropiezo,
de poco a poco
un descanso
a las sombras
de almendros
que jalonaban
nuestros pasos.
Una fuente
generosa
entre unos avellanos
nos regalaba su
erario.
El camino era
angosto,
era dilatado y
escabroso,
horadaba las
montañas,
y mancillaba
los bosques,
y en los más
fértiles valles
donde la hierba
adquiere
ese tono
“indecente”
donde el agua
se expande
pierde su furor
y duerme.
En esos valles;
nuestro camino se
pierde.
Tú seguiste tu
camino
y yo me quede
esperando
y cuando quise
alcanzarte
ya no encontré
el camino
por dónde tú te marchaste.
Eras tú, mi brújula
que
siempre señala
el Norte,
eras mi
estrella Polar,
en nuestras
cálidas noches.
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