...RELOJ.
Despacio,
muy lentamente,
cómo
se posa el rocío
sobre
los pétalos tiernos
de
la más linda flor.
Despacio,
se resbala el tiempo
en
la esfera de un reloj.
Un
reloj, que está anclado
en
la pared del salón.
Un
reloj,
que
ha visto pasar el tiempo
sin
asombro y sin pasión.
El
reloj no se detiene,
ni
acelera su seguro caminar
siempre
marca el compás
de su paso al andar.
de su paso al andar.
Siempre caina igual,
aunque nadie lo anime.
Su
monótono caminar,
y
el rumor de su sonido,
marca
el tiempo el reloj,
siempre
en el mismo sitio.
Él
reloj, no es el dueño
de su sino.
de su sino.
Una
vez y otra más,
el tiempo
el tiempo
recorre
el mismo camino
de
la esfera del reloj
que
no tiene un rincón
donde
esconder su destino.
Miro,
el constante caminar,
de
un reloj que está ausente
que
no tiene que correr,
ni
saltar, ni detenerse.
Siempre
está; impertérrito
y paciente.
El
reloj que marca el tiempo,
no
tiene vida ni sueños,
carece de sentimientos,
él
no tiene emociones,
él,
siempre es joven y es viejo,
nunca
por él pasa el tiempo,
ni tampoco el tiempo en él
se detiene.
se detiene.
A
veces mientras lo miro,
quisiera
acelerar el tiempo
que
un año sea un segundo
y
que un milenio, un sueño.
También
quisiera yo detener,
en
otros muchos momentos,
quisiera, poder yo;
poder detener el tiempo.
Pero
el reloj tan solo,
tan
solo obedece a su dueño
y
su dueño es el tiempo.
El
tiempo no envejece,
solo
envejecen los dueños.
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