26 may 2018

EL TIEMPO Y EL...

...RELOJ.
Despacio, muy lentamente, 
cómo se posa el rocío 
sobre los pétalos tiernos 
de la más linda flor.
Despacio, 
se resbala el tiempo 
en la esfera de un reloj. 
Un reloj, que está anclado 
en la pared del salón.
Un reloj, 
que ha visto pasar el tiempo
sin asombro y sin pasión.

El reloj no se detiene, 
ni acelera su seguro caminar
siempre marca el compás
de su paso al andar. 
Siempre caina igual,
aunque nadie lo anime.

Su monótono caminar, 
y el rumor de su sonido, 
marca el tiempo el reloj,
siempre en el mismo sitio. 

Él reloj, no es el dueño 
de su sino.

Una vez y otra más, 
el tiempo
recorre el mismo camino 
de la esfera del reloj 
que no tiene un rincón 
donde esconder su destino.

Miro, el constante caminar, 
de un reloj que está ausente 
que no tiene que correr, 
ni saltar, ni detenerse.
Siempre está; impertérrito
y paciente. 

El reloj que marca el tiempo, 
no tiene vida ni sueños, 
carece de sentimientos, 
él no tiene emociones, 
él, siempre es joven y es viejo,
nunca por él pasa el tiempo,
ni tampoco el tiempo en él
se detiene.

A veces mientras lo miro, 
quisiera acelerar el tiempo 
que un año sea un segundo 
y que un milenio, un sueño.
También quisiera yo detener,
en otros muchos momentos,
quisiera, poder yo;
poder detener el tiempo.

Pero el reloj tan solo, 
tan solo obedece a su dueño 
y su dueño es el tiempo.

El tiempo no envejece, 
solo envejecen los dueños.
Los dueños; de esos sueños. 

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