...JARDÍN.
Un
día húmedo de primavera,
el
sol se despierta bostezando,
cansado,
apático de tanto dormir,
empuja
con calma y con galbana
a
nubes y a brumas que aun
resisten,
porque quiere seguir.
La
bruma mañanera se retira
sin
prisa y muy cansada dé luchar,
luchar
contra el día y su luz
y
deja tras de sí un limpio cielo,
donde
miro y siempre estás tú.
La
brisa arrincona a las nubes
en
las cumbres de las altas montañas
a
ellas se aferran y se agarran
porque
aún, no se quieren machar.
Un
solitario y pequeño gorrioncillo
en
la copa de la fuente de mi jardín,
juega,
bebe y se baña.
Esa
fuente nerviosa y sonriente
que
con su canto relaja a la mañana.
La
avecilla se baña en el agua
que
a la fuente le gusta derramar.
Él
salta, pía y se remoja y pone
su
plumaje a secar.
Mi
jardín está aún en sombras,
impaciente
espera que le llegue
del
sol su calor, su luz, su claridad.
que
sus rayos escalen ese muro
que
lo aparta y lo encierra
y
que las sombras se tengan
que
marchar.
Un
rayo juguetón y entrometido,
la
alta valla el solo escaló
y
cambio las sombras por las risas
y
un paisaje radiante de luz,
de aromas y colores se creó.
La
rosa blanca y más hermosa
de
mi más cuidado rosal.
Es
la rosa más linda,
más
fragante y más ufana
que
jamás he sabido crear.
Se
muestra alegre y muy lozana
por
la acción del roció y la húmeda.
Los
rayos del sol su belleza,
como
nadie, supieron realzar.
La
mañana ya cabalga a la grupa
de
los rayos del sol que pastorean
a
las nubes que se quieren aferrar
a
las cumbres de las altas montañas.
Las
nubes no se quieren marchar.
El
gorrión dejo muy sola a la fuente
que
canta siempre una misma canción,
se
quedó con sus aguas transparentes
bañadas
por los rayos del sol.
Mi
jardín está radiante,
la
lluvia le dio su belleza y su verdor
el
sol le prestó su luz y su calor
y él
sus colores; a todos nos mostró.
Cuando
el sol se marche por la tarde
las sombras ocuparan de nuevo mi jardín,
mi
fuente seguirá cantado su canción,
y yo, añorando al sol.
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