23 may 2018

UNAS JORNADAS EN EL CAMINO DEL NORTE.

AGOSTO 2002

En nuestros rostros golpea 
la brisa que huele a limo.
Hasta nuestros oídos, llega 
el lamento
de un mar que se siente herido,
nuestros ojos descubrieron 
un verdor ya florecido. 
Nuestros pies han caminado 
por senderos tan bonitos,
al que dan sombra los robles, 
las hayas, los eucaliptos,
las encinas centenarias, 
a quienes hacen guardia los pinos.

Un camino al que acompañan casas torres,
de Gam-boinos y Oñacinos,
de ermitas que se erigieron 
a santos muy peregrinos,
de caseríos que duermen 
al borde de este camino.

Entre Irún y Donostia, 
nuestro caminar fue duro,
la hermosura del paisaje 
no la ignoró el peregrino.
De Donostia a Zarautz, 
por Igueldo lo subimos,
y contemplamos La Contxa, 
con todo su señorío.

En Orio rememoramos 
a antiguos peregrinos,
que cruzaron aquella ría 
sin pagar lo convenido.
En Zarautz, visitamos 
la “Tumba del Peregrino”,
y ante la misma oramos 
por todos los que quedaron 
al borde de los caminos,
y después de descansar 
marchamos hacia Mutriku.

San Martín Tours; 
patrono de los romeros,
caminantes, peregrinos,
de todo el que camina 
para encontrar su destino.

En Getaría contemplamos 
como maduran las uvas
conque se elabora el vino,
luego subimos El Calvario 
rememorando a Cristo,
y continuamos andando 
pernoctando en Mutriku.

El camino sube y baja, 
se va enredando entre pinos,
cruza arroyos de agua clara, 
agua, que lava los caseríos,
robles que muestran heridas 
de los años que han vivido,
robles que han cobijaron 
a antiguos peregrinos.
También cruzó nuestro andar 
debajo del Megalito.

Markina; que bien nos ha recibido,
todas sus autoridades al camino han salido.
A la mañana siguiente la lluvia, 
una visita nos hizo
y fue nuestra compañera, 
aunque no se lo pedimos,
con nosotros caminó, toda la etapa, 
sin darnos ningún respiro.

Bolívar, y en Zenarruza 
los frailes nos han recibido,
con ellos hemos orado 
y un café, en tertulia compartimos.

En Gernika nos llevaron, 
a conocer cada sitio;
rememoramos la jura de los Fueros 
que rigen nuestro destino,
contemplamos el viejo Roble 
que es para nosotros símbolo.
Junto al Cuadro rememoramos 
el dolor y el sufrimiento,
a que fueron sometidos,
con las bombas incendiarias 
que arrojó el enemigo. 

El camino se dilata en etapas, 
caminando,
hacia el lejano destino.
Unos siguen caminando, 
otros dejaron su sitio,
sitio, que otros nuevos ocuparon 
queriendo hacer camino.

Muxika, Gereki, Goikolexea, 
con su iglesia juradera
que los santos calahorranos 
tienen su solio en el sitio.
Larrabetzu está en fiesta, 
con ellos nos divertimos.

En el camino de nuevo,
el andar se hace exigente 
estamos llegando a Bilbo.
Visitamos a la Amatxu  
y a la misma le pedimos,
que interceda por nosotros 
para cumplir el destino.

Ya entramos en Santiago, 
Santiago el bilbaíno,
con el Apóstol hablamos 
de cómo nos va el camino.

El camino ha cambiado, 
sus robles, hayas y pinos,
por ladrillos, hormigón, 
por semáforos y por ruido.

Santa Águeda, Barakaldo, Sestao
y en Santa María de Portu 
a la Virgen, una visita la hicimos.

¡Por fin! En camita blanda 
nuestros cuerpos han dormido.
Portugalete; que bien nos ha recibido,
nos colmaron de atenciones 
que no hemos merecido,
a la villa jarrilera estamos agradecidos,
pues en nuestro caminar,
nunca fuimos, 
así, de bien atendidos.

Volvemos a caminar 
junto a nuestro mar bravío
y el mar al vernos tan cerca 
amansó su poderío,
y para unirse a nosotros, 
él, se hizo peregrino.

Las gentes, contemplan el caminar 
y como nos divertimos,
aunque nos duela la espalda, 
y nuestros pies estén heridos,
en las piernas tendinitis 
que nos regala el camino.

Hemos cruzado la muga, 
pero seguimos camino,
y le decimos a los cántabros 
que recojan el testigo,
que hay que recuperar 
este olvidado camino.
Camino duro y hermoso, 
antiguo como ninguno.

Ya para terminar 
que somos agradecidos,
os doy las gracias a todos 
los que habéis asistidos,
ahora que retornamos a ese, 
a ese otro camino
que sin saberlo llevamos 
cada uno consigo mismo.

Si fue mucho lo que andamos, 
lo que andamos, 
disfrutamos y sufrimos, 
mucho más fue lo vivido.

Gracias a todos, 
a todos los peregrinos,
en Irún éramos extraños 
en Castro, todos amigos.

Conclusión final:
Le hemos gritado a Euskadi, 
que lo tiene en el olvido,
el Camino de la Costa 
que siempre ha existido

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