AGOSTO 2002
En
nuestros rostros golpea
la brisa que huele a limo.
Hasta
nuestros oídos, llega
el lamento
de
un mar que se siente herido,
nuestros
ojos descubrieron
un verdor ya florecido.
Nuestros
pies han caminado
por senderos tan bonitos,
al
que dan sombra los robles,
las hayas, los eucaliptos,
las
encinas centenarias,
a quienes hacen guardia los pinos.
Un
camino al que acompañan casas torres,
de
Gam-boinos y Oñacinos,
de
ermitas que se erigieron
a santos muy peregrinos,
de
caseríos que duermen
al borde de este camino.
Entre
Irún y Donostia,
nuestro caminar fue duro,
la
hermosura del paisaje
no la ignoró el peregrino.
De
Donostia a Zarautz,
por Igueldo lo subimos,
y
contemplamos La Contxa,
con todo su señorío.
En
Orio rememoramos
a antiguos peregrinos,
que
cruzaron aquella ría
sin pagar lo convenido.
En
Zarautz, visitamos
la “Tumba del Peregrino”,
y
ante la misma oramos
por
todos los que quedaron
al borde de los caminos,
y
después de descansar
marchamos hacia Mutriku.
San
Martín Tours;
patrono de los romeros,
caminantes,
peregrinos,
de
todo el que camina
para encontrar su destino.
En
Getaría contemplamos
como maduran las uvas
conque
se elabora el vino,
luego
subimos El Calvario
rememorando a Cristo,
y
continuamos andando
pernoctando en Mutriku.
El
camino sube y baja,
se va enredando entre pinos,
cruza
arroyos de agua clara,
agua, que lava los caseríos,
robles
que muestran heridas
de los años que han vivido,
robles
que han cobijaron
a antiguos peregrinos.
También
cruzó nuestro andar
debajo del Megalito.
Markina;
que bien nos ha recibido,
todas
sus autoridades al camino han salido.
A
la mañana siguiente la lluvia,
una visita nos hizo
y
fue nuestra compañera,
aunque no se lo pedimos,
con
nosotros caminó, toda la etapa,
sin darnos ningún respiro.
Bolívar,
y en Zenarruza
los frailes nos han recibido,
con
ellos hemos orado
y un café, en tertulia compartimos.
En
Gernika nos llevaron,
a conocer cada sitio;
rememoramos
la jura de los Fueros
que rigen nuestro destino,
contemplamos
el viejo Roble
que es para nosotros símbolo.
Junto
al Cuadro rememoramos
el dolor y el sufrimiento,
a
que fueron sometidos,
con
las bombas incendiarias
que arrojó el enemigo.
El
camino se dilata en etapas,
caminando,
hacia
el lejano destino.
Unos
siguen caminando,
otros dejaron su sitio,
sitio,
que otros nuevos ocuparon
queriendo hacer camino.
Muxika,
Gereki, Goikolexea,
con su iglesia juradera
que
los santos calahorranos
tienen su solio en el sitio.
Larrabetzu
está en fiesta,
con ellos nos divertimos.
En
el camino de nuevo,
el
andar se hace exigente
estamos llegando a Bilbo.
Visitamos
a la Amatxu
y a la misma le pedimos,
que
interceda por nosotros
para cumplir el destino.
Ya
entramos en Santiago,
Santiago el bilbaíno,
con
el Apóstol hablamos
de cómo nos va el camino.
El
camino ha cambiado,
sus robles, hayas y pinos,
por
ladrillos, hormigón,
por semáforos y por ruido.
Santa
Águeda, Barakaldo, Sestao
y
en Santa María de Portu
a la Virgen, una visita la hicimos.
¡Por
fin! En camita blanda
nuestros cuerpos han dormido.
Portugalete;
que bien nos ha recibido,
nos
colmaron de atenciones
que no hemos merecido,
a
la villa jarrilera estamos agradecidos,
pues
en nuestro caminar,
nunca
fuimos,
así, de bien atendidos.
Volvemos
a caminar
junto a nuestro mar bravío
y
el mar al vernos tan cerca
amansó su poderío,
y
para unirse a nosotros,
él, se hizo peregrino.
Las
gentes, contemplan el caminar
y como nos divertimos,
aunque
nos duela la espalda,
y nuestros pies estén heridos,
en
las piernas tendinitis
que nos regala el camino.
Hemos
cruzado la muga,
pero seguimos camino,
y
le decimos a los cántabros
que recojan el testigo,
que
hay que recuperar
este olvidado camino.
Camino
duro y hermoso,
antiguo como ninguno.
Ya
para terminar
que somos agradecidos,
os
doy las gracias a todos
los que habéis asistidos,
ahora
que retornamos a ese,
a ese otro camino
que
sin saberlo llevamos
cada uno consigo mismo.
Si
fue mucho lo que andamos,
lo que andamos,
disfrutamos
y sufrimos,
mucho más fue lo vivido.
Gracias
a todos,
a todos los peregrinos,
en
Irún éramos extraños
en Castro, todos amigos.
Conclusión
final:
Le
hemos gritado a Euskadi,
que lo tiene en el olvido,
el Camino de la
Costa
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