...DEL CAMINO.
Una
perla de rocío caprichosa y transparente
se
desliza por los pétalos de una flor,
de
una rosa, que de pena languidece,
que
se muere de pena y de dolor.
Que
se muere de melancolía de amor.
La
rosa se muere de tristeza y de dolor
por
sentirse muy sola y abandonada
del
amor.
La
gota de rocío transparente
un
día de pronto se secó,
se marchitó
al besar el pedúnculo de la rosa,
cuando
esta de pena se marchitó.
Esa
rosa que vive junto a la fuente,
y a
la fuente del camino da color,
el
camino de la vida
que
cada uno utilizamos,
según
sus sentimientos y su condición.
El
camino que te acerca a tu destino
o
bien, te aleja de lo que allí sucedió,
y
te lleva y te acerca hacia el olvido
aunque
quizás nunca olvidar se consiguió.
La
rosa de la fuente quedó prendida
de
un joven peregrino que un día
a
la fuente se acercó.
El
joven bebió en la fuente
y
con su agua se refrescó.
Acarició
con suavidad los pétalos
de
la rosa y con la mirada a ella deseó.
Con
vehemencia de sus aromas
y
belleza disfrutó.
Cuando
la tarde languidecía,
cuando
el sol se desplomaba
hacia
su ocaso,
el
peregrino a la fuente y a la rosa
dijo
adiós.
No
volvió su mirada hacia la rosa
y
dejó de escuchar de la fuente
su
canción.
La fragancia
de la rosa en el ambiente
se
perdió.
La
rosa se marchita cada día
mirando
hacia el recodo del camino
por
donde él aquel día se marchó.
Murió
la rosa en su rosal prendida,
la
fuente un día también enmudeció.
El
estío que todo lo reseca
a
la fuente y a la rosa, marchito.
Volvió
la fuente a cantar en primavera
y
de nuevo el rosal, de nuevo floreció,
sus
rosas tan lindas, tan lozanas
al
camino dan cada año belleza
aromas
y color.
De
nuevo volvieron a andar
los
peregrinos el camino,
de
nuevo las rosas soñaron
con
el amor.
La
fuente los canta y los refresca,
las
rosas del rosal les da aromas,
belleza
y color.
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