MI AMOR Y MI LIBERTAD.
Voy
muy solo caminando
por
el duro camino de la vida,
y
en mi caminar yo busco
mis
esperanzas perdidas.
Voy
dejando los retazos
de las vendas que cubren
hoy mis heridas,
en
los dientes de las zarzas
las
dejo yo bien prendidas,
cual
ropa al sol tendida.
Retazos
que son recuerdos
de
los momentos pasados
de
las mil y una desdichas
quizás,
también yo deje colgados,
algunos de los momentos
de felicidad y de dicha,
que
quizás, fueron momentos
que
no fueron valorados.
Voy
caminando en este duro verano
donde
el sol todo lo abrasa,
se
lleva la belleza y lozanía
de
lo que pasa a su lado.
El
polvo de los caminos
te
asfixia a cada paso
y oculta y disimula la belleza
de las flores y el rictus de las tristezas.
Buscas
las sombras que pasan,
buscas
las fuentes más frescas,
escuchas,
o crees escuchar
el
cantar de la corriente
de
un arroyuelo cercano.
Pero
de pronto descubres que solo,
tan
solo estabas soñando,
que todo está en tu mente
Y sigues el camino andando.
Voy
caminando,
porque
mi vida es andar,
mi
vida es andar buscando
ese
remanso de paz,
a
la sombra de un frondoso avellano,
que crezca
cerca de una fuente
y de un arroyuelo ufano.
Un
día llegué a un lugar,
recóndito,
muy apartado
y
vi mi fuente y mi arroyo,
mi
sombra y mi avellano,
creí que mi edén me estaba,
me
estaba a mí esperando
y
cuando yo me acerqué,
la
sombra era un solazo,
la
fuente, mi fresca fuente
tan
solo un turbio charco,
el
arroyo un espejismo
y
avellano un cardo.
Voy
por el camino andando,
yo,
ya no necesito sombra,
ya
se terminó el verano
ahora
es la lluvia, el barro,
el
viento, la nieve, el frio...
quienes
me tienen embargado.
Este
es; mi vivir errante
por
el camino que ando,
voy
buscando un paraíso
que
me tienen asignado.
Después
de yo perseguirlo
a
lo largo de los años.
Hoy
por fin he comprendido
que
los edenes no existen,
y
que no hay ya que buscarlos.
Que
el paraíso que es nuestro
tenemos
que edificarlo
con
nuestras obras y gestos
y
con nuestras propias manos.
Me detuve en lo más
desabrigado del páramo
y deje de caminar
el camino que yo ando.
Dejé
mi paraíso buscar
y
en aquella soledad yo creé
sin
mucho esfuerzo
lo
que siempre vi al soñar.
Mi
edén, mi paraíso,
mi
paz y mi libertad
que siempre llevé conmigo
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