29 oct 2024

HABLANDO CON DAVID 2024-LXV


Ya un año y yo sigo esperando 
que un día tú a mi regreses 
para estar siempre a tu lado
y así poder compartir 
lo que nunca te he contado,
porqué te fuiste un día, 
si un día, 
que no estaba programado.

Un año; sí ya un año, 
que a la vez ha sido corto 
e infinitamente largo. 

Te fuiste con el otoño
paso a paso caminando
por el sendero ignorado
que nos tienen reservado, 
a todos los penitentes,
que por este mundo andamos.

Este camino invisible, 
ignoto para más datos; 
que en primavera se viste
con las flores de los prados.

Que en los inviernos lo cubren
los charcos, lodos y barros,
que se forman con las lágrimas 
de los que tu ausencia lloramos.

Que en el calor del estío se viste 
con el polvo que levantan nuestros pasos 
con el salitre amargo de las penas
del dolor y de los frecuentes llantos.

En los mohínos otoños
un tapiz de hojas muertas
con colores trasnochados 
desprendidas de los árboles
cubren todo su entramado.

Fue una tarde muy triste, 
tan triste
que yo aún te sigo llorando.
Fue una tarde de dolor,
de desconsuelo y llantos.
Una tarde que deseas olvidar
y que nunca, nunca jamás; 
nosotros, la podremos olvidar.

Cuando tú te despediste
y te fuiste caminando
por el camino del sol.
El Sol guiaba tus pasos
por ese camino largo
que dicen lleva al cielo
y nadie lo ha confirmado. 
el sol fue tu lazarillo 
que caminó a tu lado. 

Y cuando nos dimos cuenta
tú, ya te habías marchado. 
Tú no estabas con nosotros,
tú, nos habías dejado.

Emprendiste el camino 
que te habían reservado
para caminarlo a solas, 
sin nadie que guiase; 
tus lentos pasos.
Solo el sol de aquella tarde
te acompañaba de largo.

Te llamamos te gritamos
desde la consternación
de que nos habías dejado, 
Con tu silencio de siempre
sin tan siquiera mostrarnos,
todo, todo el sufrimiento 
que tú estabas pasando. 

Un año, sí; ya un año.
Me parece que fue ayer
pues yo, te sigo llorando.

Aún, no me puedo creer 
que tú no estés a mi lado, 
que te fuiste con la tarde 
para nunca más volver.
Mas yo cariño mío, 
te seguiré esperando.

Existe otro camino 
por el que hoy caminamos 
los que tanto té amamos,
te añoramos y te lloramos;  

Es un camino muy angosto, 
lleno de zarzas y cardos 
de piedras que laceran 
nuestros corazones
ensangrientan nuestros pies, 
que se embarran con los lodos 
de las lágrimas de hoy, 
del mañana y del ayer.  

En cada piedra un tropiezo
a cada paso que damos, 
el lodo de este camino 
hace más corto los pasos, 
y nuestros llantos inundan 
el firme de este sendero
por el que hoy deambulamos.  

Cariño mío. 
Sabes lo mucho que te añoramos, 
siempre vas en nuestras mentes, 
y en nuestros corazones 
tú estás muy bien guardado,
como lo está el tesoro
del usurero y del avaro. 

Tu nombre cariño mío. 
¡Tu nombre! David, David,…
prendido va en nuestros labios.


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