El silencio se dilata
cuando yo hablo contigo
y se humedecen mis ojos donde quiera que yo miro.
y se humedecen mis ojos donde quiera que yo miro.
Veo tu rostro y sé bien, que tú ya no estás conmigo.
Yo no siempre a ti te
encuentro
y es por ello, que muchas veces
me imagino ese tu rostro querido.
Unas veces me entristezco,
otras;
me lleno yo de un iluso optimismo,
por ello pregunto al tiempo.
¿Dónde estás, dónde te has ido?
que te busco y no te encuentro.
Gritar de rabia ya no le encuentro sentido.
por ello pregunto al tiempo.
¿Dónde estás, dónde te has ido?
que te busco y no te encuentro.
Gritar de rabia ya no le encuentro sentido.
Le he preguntado yo al tiempo
ese amigo y a la vez enemigo.
Y el tiempo me ha respondido
Y el tiempo me ha respondido
con su silencio,
y en sus silencios, yo me encuentro
y en sus silencios, yo me encuentro
muy perdido.
Y es que el tiempo y el
silencio
se esconden mis recuerdos,
en los tuyos y los míos.
Desde el día que partiste
cada noche yo me aferro
a mis recuerdos y en ellos
Hijo mío yo te encuentro.
En las noches en vez de buscar
el sueño
yo busco en mis recuerdos
que no quiero yo olvidarlos
que no quiero yo olvidarlos
es donde siempre te encuentro.
Los recuerdos a mi edad
se encuentran amenazados
por el ingrato olvido
por el ingrato olvido
su más fiero enemigo
que vive agazapado.
No quiero que se me
olviden
tus recuerdo ni los míos
que en tus recuerdos yo vivo.
que en tus recuerdos yo vivo.
Yo en ellos, contigo vivo cariño.


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