18 mar 2025

HABLANDO CON DAVID 2025-XIII

Primaveras perdidas que se adelantan, 
otras que llegan tarde y tristes y falsas.

Primaveras tardas que cuando llegan 
ya se acabó su tiempo y nunca esperan.

Primaveras locuelas, mozas núbiles
que se distraen soñando que un día vuelan 
cual mariposa libre, frágil, traviesa. 
Viven en las nubes que no se alcanzan
creyéndose del mundo la esperanza.

Las primaveras despiertan 
campos dormidos, 
las cumbres de las montañas 
se han escondido tras blancos algodones,
también escudos de bronce y de acero, 
de acero duro.
 
Primaveras que animan sus cielos grises 
que ensombrecen horizontes pardos y tristes.
Liberan los campos tan melancólicos
que cuando los miras parecen otros.

Primaveras que visten las parameras
con alfombra de flores de amapolas, 
y, de vistosos cardos de mil colores. 
 
Campos que en los inviernos 
son tristes páramos, 
grises y anodinos, a veces blancos.
Otras son; de puro acero 
que las rejas de hierro de los arados 
saltan y saltan buscando el cielo.

Las primaveras alegran 
las torrenteras 
con las aguas que corren cantan, ríen, 
y a veces sueñan.
Son lágrimas de las nieves casi perpetuas 
de las cimas que duermen y ya bostezan.

David cariño mío. 
De esta manera una vez y otra vez 
llegan las primaveras.
Las primaveras alegran los corazones 
que están y esperan 
que consuelo les traigan para sus penas.
 
Primaveras que nunca, que nunca llegan.
Corazones que, mirando al cielo están y esperan.

David, primaveras tardas que siempre llegan,
cuando su hora pasó y no se quedan.
 
David amor mío. 
Las primaveras en nuestros corazones 
nunca se hospedan.
 
Las nuevas primaveras traen
hasta nosotros, mucha añoranza 
escasas esperanzas y grandes penas.


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