27 nov 2025

HABLANDO CON DAVID, 2025-XXLVI

Era una tarde de octubre 
en que las sombras renacen.
Era una tarde de octubre
en que la tarde es noche
y la noche siempre es tarde.

Tú, te adentraste en tu camino
por el cual no pasa nadie, 
un camino que sufre de soledad, 
y solo va un caminante.

Un camino que no tiene 
amparo donde poder cobijarse
ni tampoco un albergue 
donde poder descansar 
para seguir adelante.

No tiene señal alguna 
ni cruceros que lo marque.
Es tan solo un camino 
que siempre va hacia adelante.
Un camino que no guarda 
huellas de los caminantes.

Nadie puede por él jamás retornar 
porque se borra al andar 
y si miras hacia atrás, 
el camino ya no está.

Yo me quede esperándote, 
esperándote aquella tarde,
esperando, 
para poder yo hablarte.

Pero el camino que andas
no tiene vuelta ni aparte
solo es este camino 
para un solo caminante 
y tan solo en un sentido.

Las horas pasan muy lentas
la noche, es noche eterna.
Te busco por todas partes
y jamás yo puedo hablarte.

Me quede mirando al cielo
donde yo quiero encontrarte
y descubrí un lucero 
que era, de un mundo aparte
En ese universo de estrellas 
eres tú, el más brillante.

David, 
partiste por tu camino 
por el que caminaste solo,
nadie pudo acompañarte.
Y yo te sigo esperando 
para poder abrazarte.

David hijo mío, 
yo necesito abrazarte.


 

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