16 sept 2015

DIOSA GITANA



LA DIOSA GITANA
Mire al horizonte y vi, 
una linda cabellera que con el viento jugaba, 
un rostro moreno y dulce al que el sol acariciaba, 
un cuerpo terso y desnudo como cuerda de guitarra. 
Una nariz tan bonita, agujeritos de flauta, 
unos labios tan perfectos que parecen que gritaban.
.- ¡Bésame!, ¡Por Dios tú bésame! 
y probaras la ambrosia que mana  
de estos petalos de rosa. 
Unos ojos tan negros y tan profundos,
donde los míos naufragan..

Era una diosa de abenuz, era; una belleza innata. 
Era el cuerpo tan divino de una diosa gitana.

Mire hacia ella, más ella ya no estaba.
Cerré los ojos y al abrirlos volví a mirarla.
Entre abedules y mimbres su figura 
se ocultaba.
Corrí tras ella, mas yo no pude alcanzarla.
La noche se vino encima y yo buscaba,
buscaba. Yo la buscaba..

Bajo unos viejos robles, junto al arroyo de plata,
los carros de los gitanos un campamento formaban. 

Alrededor de las hogueras los gitanos se sentaban, 
un fuego nervioso y crispado sus rostros iluminaba.
Rostros de cobre azabache, mil penurias 
cruzaban aquellas caras.
Entre sus manos nervudas rectos palos de avellanos
dibujaban filigranas.

Un gitano sentado sobre un madero, 
sostenía en sus brazos una dama, 
sus dedos rasgan sus cuerdas 
y de la dama sus notas se derraman.
La guitarra cantora sonaba apesadumbrada,
como un quejido sus notas, que le saliese del alma.
Otro gitano cantaba una muy triste melodía
de quejidos y aleluyas. Cuenta su historia y su vida.

Alrededor de una hoguera la gitanilla bailaba.
Su cuerpo de mimbre y seda al baile se acomodaba
como el agua al cántaro donde se la almacena.
El fuego daba la nota y la belleza, 
con sus claros y con sus sombras.

Sus pies descalzos estaban, su melena alborotada, 
su vestido de lunares abanillo de colores 
con sus pliegues se formaban.

¡Baila, gitana, baila!, que el baile endulza las penas
que son dolores del alma.

Cuando el lucero del alba se escurría por la aurora,
las hogueras se apagaron, la guitarra se quedó sorda,
el cantaor enmudeció, se oyó cantar la alondra,
el día amaneció.

Nunca más volví a verla, aunque mucho la busque.
Un gitano viejo me dijo. 
Se casó con un marques y vive en un palacio 
que mandó construir él.


Era una diosa de abenuz, era; una belleza innata. 
Era el cuerpo tan divino de una diosa gitana.

1 comentario:

Eva Margarita Escobar Sierra dijo...

Hola mí querido amigo:

Qué manera tan perfecta de describir la belleza de una gitana. Me recuerdas a un poeta, que escribía a sus ojos grandes, oscuros, o de color de mil. Me recuerdas sus sueños. Los de él.

A mí, llega: El lamento del canto flamenco, del gitano enamorado y el sonido de sus castañuelas cuando busca, que ella, la gitana, lo ame.

Es la primera vez que encuentro, una poesía tuya dedicada a la mujer de raza gitana. Felicitaciones. Es muy hermosa. (La poesía) aunque los gitanos, son muy, pero muy guapos.

Un gran abrazo de tu amiga, Eva