17 sept 2015

GITANOS

NOMADAS.
Las carretas en los caminos chirrían
y a cada paso se quejan, 
un lamento afligido van derramando 
por los campos y los senderos 
de esta bendita tierra. 
Tierra generosa y buena, 
es esta tierra que es mía y es nuestra.

Una carreta tras otra, un sendero polvoriento, 
las cañadas olvidadas hoy sin hierba, 
el arcén de brea y de cemento 
de la vieja carretera, 
una calleja de canto rodados y piedras.
Las carretas gimen, gritan, lloran
e imploran clemencia.

Los gitanos en los pescantes con los látigos 
fustigan a las perezosas bestias, 
las gitanas caminan de dos en dos
detrás de cada carreta 
y lo gitanillos juegan, tirando a los pájaros piedras.

Cuando la noche se acerca 
buscan el cobijo de un puente, 
la sombra de una arboleda, 
la corriente de un arroyo repleta de agua fresca
y también la hierba fresca.
Con sus carros forman un círculo y lo cierran.

Se apaga el sol divino 
y se encienden las hogueras, 
los techos de sus casas 
se cubren de nubes o de estrellas.

La noche se hace dueña de los campos, 
las ciudades se llena de infinitas luciérnagas, 
las sombras son las dueñas de las noches, 
en el bosque se oye el canto de la lechuza, 
del cárabo y el crotorar en la torre 
de la zancuda cigüeña.

Bajo el puente el campamento gitano
está repleto de vida, 
las guitarras van recobrando la vida
que parecían dormida 
y en las noches cobran vida
en los brazos de un poeta.
El canto jondo todo lo colma e inunda, 
se escucha el cocer de los calderos, 
las bestias pastan junto a la ribera 
donde crece hierba fresca y tierna.

En un remanso del río el campamento se refleja
y la luna caprichosa con la imagen se remoja.

En este rincón hay vida, hay alegría y esperanza 
de que el camino los lleve de pueblo en pueblo 
de casa en casa por los senderos de España.

Las casas de los gitanos tienen por techo el cielo 
y por suelo el polvo y el barro de los caminos 
que los lleva de pueblo en pueblo 
y se va abriendo la vida a cada paso que dan 
y ese polvo respiran.

Con la aurora, el campamento lo ocupó el silencio 
ese silencio real, que nunca jamás se alcanza
y muchos notan su falta y lo añoran.
Los animales sueñan tumbados en la ribera, 
los carromatos descansan sueñan con las carreteras 
y los gitanos y gitanas dormidos felices sueñan.
Sueñan con encontrar en los caminos a la gente
que los quiera.

Nómadas, gitanos y gitanas son. 
Son los nómadas de España
que sus caminos recorren van buscando lo que sueñan,
buscando van esa patria que quizás nunca encuentran,
por que no quieren encontrar lo que le cierre las puertas
de esos campos y caminos, esas orillas del río,
esas noches estrelladas, donde se oye el cantar 
y el rasgar de las guitarras.

1 comentario:

Eva Margarita Escobar Sierra dijo...

Hola Rodri querido amigo:

Es hermosa esta poesía donde hablas del pueblo gitano. Lo describes bien, con sus alegrías sus tristezas y sus costumbres.

Solo un maestro como tú, puedes contar toda una historia y convertirla en una linda y hermosa poesía, casi un himno, de toda una raza.

Felicitaciones, amigo y maestro. Felicitaciones.

Un gran abrazo, Eva