PRIMAVERA

Despacio y en silencio
ella ha aparecido,
entró por mi ventana,
como entra el viento frío.
De ella entró su aroma,
de ella entró sus trinos,
de ella entró los verdes
brotes de mi arbolito.
Aquel que yo plante
en la esquina del huerto
que está cerca del río.
Aquel que parecía seco,
que parecía dormido,
lo despertó la aurora,
lo despertó los trinos
del cantor ruiseñor
que cada año en él teje,
su mimetizado nido.
De pronto sus botones
se hincharon cual membrillos
y nacieron sus hojas,
tiernas con mucho brillo.
La primavera entró
por mi ventana
sin haberla sentido.
Sus templadas mañanas
lluviosas de brumas y rocío,
vencieron al invierno
tan crudo y tan frío.
De un marzo muy ventoso
llegó un abril florido.
El sol que ya calienta,
los pájaros con sus trinos,
forman una algarabía,
marcando el territorio
donde colgar sus nidos.
En aquel sotobosque
florecen los tomillos,
las jaras se llenaron
de botones y flores
de un pringoso brillo.
Ya canta la perdiz
y vuela alegre el mirlo...
En mi pequeña aldea
se ven correr los niños
y las adolescentes
se sueltan sus corpiños.
Aquel zagal alegre
que andaba por mi calle
tocando el caramillo,
ahora pasa en silencio
y casi inadvertido.
Y yo me preguntaba
¿Qué es, lo que ha ocurrido?
Es que se ha enamorado
de la bonita niña del viejo,
del viejo inquilino.
Esa niña bonita
que con la primavera
le han brotado; dos lirios.
La primavera entró por mi ventana,
cual entra el viento frío.
Nadie la vio llegar y todos,
la hemos sentido.