4 abr 2010

FONTANILLA DEL MARCHANTE

En esta tierra en que el agua es un tesoro (como en todas), aquí quizás más por la escasez de lluvias, cuando uno sabe de la existencia de un manantial, se puede considerar un privilegiado y yo quizás más privilegiado que nadie. Pues yo, recorro cada rincón de estos montes andando, en bicicleta y andando, muchas veces cuando calienta mucho el sol y necesito no solo beber que de esa parte me preocupo y nunca me quedo escaso, más bien el poderme refrescar para aliviar las altas temperaturas. Os puedo asegurar, que conozco varios manantiales que también se los enseño a muchos nativos para que puedan refrescarse repostar agua fresquita en los veranos cuando yo no estoy y salen con la bici, que lo de andar, eso es otro tema.
Después de este preámbulo os contaré. La Fontanilla del Marchante, la hicieron en el año 1991 recogiendo el agua de un manantial que había un poco más arriba en la mitad de una de las cuestas más fuerte de este lugar, donde las hay para todos los gustos. Un día hace ya muchos años, me contaron que la fuente del Marchante, dejó de manar, según mis amigos, porque el dueño de un chalé cercano había cortado el venero para su propio abastecimiento. También me comentaron, que esto había sido denunciado ante la ley. No sé, si esto tuvo alguna consecuencia, lo que si diré, es que nunca o casi nunca, la vi echar más que una miserable lágrima de agua por su caño hasta esta primavera en que las lluvias han sido generosas. Como quiera, que es un punto, por el que paso muy a menudo y me refresco en ella muchas veces, alguna que otra para poder recuperar el resuello, le dedico estos humildes versos.

A LA FONTANILLA DEL MARCHANTE

Fontana que te recreas 
en tu trono situada,
protegida por almendros,
pitas de hojas muy largas,
cañaveras en los arroyos
y chumberas en las cárcavas.


Fontana del Marchante,
ayer triste y apenada,
hoy risueña y orgullosa
muestras a todos tu agua.

Fontanilla, ayer te mostrabas
abatida y desolada,
mientras paciente esperabas,
que por tu caño cayese
una lágrima de agua.
Gota a gota, lentamente
tu paciencia se agotaba.

Hoy alegre fontanilla,
tú muy orgullosa y ufana,
le ofreces tu agua abundante,
cristalina, fresca, diáfana…
Esa agua cantarina,
nueva, risueña y clara.
Agua alegre, brisa fresca,
abundante y juguetona.
Agua tú;

que borboteando canta.

¡Ay! fontanilla, fontana;
ayer casi te ocultabas
para esconder tu vergüenza,
para que nadie mirara,

hacia ti;
con esa mirada lánguida,
esa mirada de pena y lastima.
Fontana ayer seca, casi estéril,
solo manabas una lágrima.

Hoy has cambiado

tu timidez y vergüenza,
por altivez descarada
y te muestras;
ante cualquier caminante;
orgullosa, desafiante,
arrogante e insolente
y un poco desvergonzada.

Recuerda humilde
y casi imberbe fontana,
que ayer eras tú apenas
un ojo que lagrimeaba,
y si hoy muestras,
en abundancia tú agua,
no es por méritos propios,
es por las lluvias pasadas.

Se humilde humanitaria,
compasiva con quien pasa
y ofrece al caminante
esa agua bienhechora
que alegre y despreocupada
en tu fuente mana y canta.
Para limpiar su sudor,
para mojar su garganta,
que es de bien agradecida
compartir con el que pasa,
aquello que uno tiene
y más si es; en abundancia.

Fontanilla del Marchante

ayer triste,
hoy, tan alegre, tan bella y tan ufana.

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