30 jul 2013

MELANCOLÍA DE UN ADIOS



ESPERABA A QUE…

Esperaba a que el tiempo pasara, 
que el presente pasado ya fuera, 
que el futuro jamás existiera. 
Yo esperaba que el después, 
nunca, nunca, nunca a mí él volviera.

Yo esperaba, que los días muy cortos ya fueran, 
que las noches jamás existieran, yo esperaba, 
esperaba a que el tiempo pasara deprisa,
deprisa que jamás en mí se detuviera.

Desde que te marchaste, 
desde que tú te fueras, 
mi vida no tiene un camino, 
mis días tiene las horas eternas, 
mis noches no tienen sentido 
ya que yo no duermo, 
me las paso mirando el techo 
de mi habitación en penumbra, 
me paso mis noches en vela.

Desde que tú de mí te alejaste 
las ilusiones en mí corazón ya no habitan, 
el futuro en mí no tiene sentido ni impera, 
ya no tengo ganas de luchar. 
¿Para qué luchar? 
¿Para qué soñar? 
¿Para qué pensar? 
En un mañana que no me ilusiona.

Si mi vida no tiene sentido, 
si mi vida es como una losa 
que mucho me pesa, 
una losa que cargo con ella,
si no tengo porque yo luchar, 
si la vida a mí me da igual 
para qué soñar, 
para qué esperar si nada deseas.

Yo esperaba que el tiempo pasase, 
pasase tan rápido que yo no lo viera, 
que el tiempo jamás ante mí se detenga,
que el futuro no vuelva jamás a llamar mi puerta, 
que mi vida sentido de nuevo tuviera,
Para qué, si tú de mí te alejaste y quizás, 
quizás tú jamás a mí vuelvas.

Mañana quizás recupere, 
la ilusión perdida, 
quizás de nuevo el futuro a mí vuelva 
y quizás yo de ti ya me olvide 
y en mí tú un recuerdo muy lejano, 
muy lejano seas 
y quizás yo sea capaz de recordarte,
como algo que un día sin más ocurriera.
Pero aún hoy tú vives contigo,
moras en mi corazón y en mi cabeza.
Tú te llevaste contigo:
todas mis ilusiones, 
todas mis ganas de vivir, 
de luchar, de soñar sin pereza.
Todas mis ansias, contigo se fueron
Te llevaste todo, aunque bien yo sé, 
que tú nunca quisiste dejarme miserias.
Y pensaste que un día mi vida 
quizás yo; la recompusiera.
Porque en el corazón nadie puede mandar, 
nadie puede decirle a quien debe él amar
ni como, ni cuándo, ni en qué momento 
debe él olvidar al que yo quiera.
Al corazón órdenes no se dan,
solo sus caprichos uno con paciencia 
debe soporta aunque te haga daño,
aunque no lo quieras.

1 comentario:

Eva Margarita Escobar Sierra dijo...

HOLA RODRI: UNO TODOS LOS DÍAS. DICE ADIÓS A ALGO.SIEMPRE ESTA DEJANDO ATRÁS ALGO. SIEMPRE SE DESPRENDE DE ALGO.
PERO NO SE PUEDE SUFRIR POR ELLO. SI SE PUEDE REMEDIAR NUESTRO TRISTEZA, O LA TRISTEZA DE LOS DEMÁS,SI SE DEBE, ACTUAR. PERO CUANDO NADA SE PUEDE HACER. SOLO SE TIENE QUE SER UN ESPECTADOR NO RESIGNADO, PERO SI, IMPOTENTE.
UN ABRAZO, NO QUIERO SENTIRTE PREOCUPADO POR NADA, TU ERES FELIZ Y DEBES SEGUIR SIÉNDOLO.
UN ABRAZO DE TU AMIGA, EVA