2014. 2ª PARTE
PEREGRINOS HACIA
SANTIAGO 1ª PARTE
INTRODUCCIÓN.
He pensado
hacer una serie de poemas dedicados a una peregrinación a Santiago de
Compostela en el verano del 1993, por una familia y sus hijos.
En ellos iré
describiendo cada jornada entre Santo Domingo de la Calzada y Santiago de
Compostela el vivir en el Camino de esta familia peregrinos a Santiago,
compuesta por el matrimonio y sus dos hijos de 18 y 11 años respectivamente.
Tenemos que
tener en cuenta que el Camino de Santiago en los primeros años de la década de
los noventa empezaba a reverdecer, todo esto motivado por una fuerte campaña de
publicidad en todos los medios de comunicación promovida por la Comunidad
Europea el Gobierno Central y la Xunta de Galicia. Como mascota surgió El
Pelegrín que tuvo gran aceptación, se hicieron albergues nuevos y se
recuperaron otros abandonados a lo largo del Camino, los nuevos, se inauguraron
con mucha urgencia “política” ya que muchos de ellos no tuvieron agua y luz
hasta pasado bastante tiempo de su inauguración, se recuperaron caminos pues
gran parte del mismo, digamos del camino original se encontraba en muchísimos
tramos bajo el asfalto de las carreteras.
En Galicia
se destinaron las escuelas rurales a albergues de peregrinos, quizás sin pensar
mucho en lo que hacían, ya que muchas de ellas se encontraban en lugares
recónditos lejos de algún núcleo de población donde el peregrino se pudiese
avituallar de lo necesario para seguir caminando.
Sea, como
sea el Camino de Santiago volvió a resurgir de sus propias cenizas y se ha
convertido en un peregrinar de masas sin tener en cuenta que motivo mueva a
cada peregrino a realizar esta peregrinación, pues en las fechas en que situó
esta peregrinación eran muchos los peregrinos europeos que hacían dicha
peregrinación y muy pocos los españoles que se atrevían a iniciarse en la
misma.
INDICE DE
JORNADAS PUBLICADAS.
- JORNADA STº DOMINGO-BELORADO
- JORNADA BELORADO-S. J. DE ORTEGA
- JORNADA S. J. DE ORTEGA-TARDAJOS
- JORNADA TARDAJOS-CASTROGERIZ
- JORNADA CASTROGERIZ-FROMISTA
- JORNADA FROMISTRA-C. DE LA CUEZA
- JORNADA C. DE LA CUEZA-B. RANERO
- JORNADA B. RANERO-MANSILLA DE LAS M.
- JORNADA M. DE LAS MULAS-LEÓN
- JORNADA DE DESCANSO EN LEÓN.
- JORNADA LEÓN-HOSPITAL DE ÓRBIGO.
- JORNADA HOSPITAL DE ÓRBIGO-RABANAL.
- JORNADA RABANAL-MOLINASECA
- JORNADA MOLINASECA-VILLAFRANCA DEL BIERZO
SANTO DOMINGO DE LA CALZADA (La
Rioja) – BELORADO (Burgos) 22km.
1ª JORNADA.
Una mañana de junio de hace ya bastantes años
siendo el día de San Pedro y de su amigo San
Pablo
llegaron a Santo Domingo para visitar al Santo,
un matrimonio y sus hijos, de peregrinos los cuatro.
Después de escuchar la misa,
después de haber comulgado,
de recibir la bendición
en el Camino se hallaron.
Se miran unos a otros con el temor reflejado,
no saben lo que les espera a lo largo del
Camino,
este camino tan viejo, este sendero tan largo,
que los llevara a los cuatro desde la tumba
del Santo de la Calzada a la tumba de Santiago.
Desde la Rioja interior hasta el último de los faros.
Por la senda peregrina van los cuatro caminando,
salvan el Río Oja por el que dicen que es;
El Puente del Santo,
más adelante a la orilla del sendero, ven los cuatro;
la Cruz de los Valientes clavada en lo más alto.
La Cruz, los miraba impasible, ella que ha visto a
tantos
tantos, tantos peregrinos caminando hacia Santiago.
Pronto llegan a Grañón por el campo caminando,
campos que en ellos se encuentran,
los rastrojo del cereal ya segado.
Entra los cuatro en su iglesia y ante el altar han
orado
para que Dios los proteja y poder seguir andando.
Ya la vieja Redecilla del Camino los cuatro la han
cruzado
El Rollo de Redecilla fue testigo de ese acto
y su pila bautismal admirada por los cuatro.
El Camino está cubierto por duro y negro asfalto
duro es este camino y más duro el caminarlo.
Cruzan varias poblaciones de un relieve escaso
lugares que tras ellos van a lo lejos quedando
y a su izquierda ellos contemplan, Viloria
que está del camino a un lado,
este lugar que fue cuna de Santo Domingo
y en está fue, nuestro santo bautizado.
Van los cuatro peregrinos, los peregrinos cansados.
Belorado los recibe con su cielo diluviando
y los cuatro caminantes llevan sus cuerpos
mojados.
Cuando llegan al albergue hay peregrinos cenando.
Los reciben con un ¡Oh! y luego un fuerte
aplauso
quizás sea por lo tarde que es, o porque hayan
llegado.
También quizás, por lo mojado que vienen,
llegan hasta sus huesos calados
No sé bien por lo que fue; pero en la calle
seguía,
diluviando y tronando.
Tres de ellos son franceses, dos chicas
norteamericanas
y ellos que son cuatro, son todos los peregrinos
que duermen esta noche en Belorado.
La hospitalera holandesa los va uno a uno
acomodando
y como seguía lloviendo los cuatro, en el albergue
cenaron.
Unos huevos con patatas que en la cocina
encontraron
y secaron bien sus ropas y ya tarde,
muy tarde ellos también se acostaron.
Tengo que aquí reseñar; que ellos no fueron capaces
de dormir esa noche, pues las camas extrañaron.
Reflexión de esta jornada la primera del Camino de los
cuatro.
Solo podemos decir que la experiencia ha
sido
dura, dura para los cuatro.
Se enfrentan a un camino que no están
habituados.
Se adentran en unas tierras extrañas
sin saber que les espera,
ni que se irán encontrando.
Pero han tomado conciencia
que son peregrinos los cuatro,
peregrinos que caminan hacia la casa del Santo.
Peregrinos que en su casas han dejado
su orgullo, su soberbia, la comodidad y el boato
y se han vestido con las sayas de la humildad.
Hábito del que va peregrinando.
Han comprendido los cuatro en esta dura jornada
que deben en cada caso, aceptar lo que les den,
y compartir en su caso lo que a ellos pertenezca
con los que van a su lado caminado.
Que no pueden ni deben exigir nada a nadie,
dar las gracias y aceptar, lo que se van
a cada momento encontrando.
BELORADO – SAN JUAN DE ORTEGA (Burgos) 23km.
2ª JORNADA.
Temprano se han levantado nuestros cuatro
peregrinos,
después de haberse lavado y todo bien recogido,
los cuatro como uno solo se enfrentan al Camino.
Cuando salen a la calle, en la calle que es camino,
su Camino se ha escondido.
La niebla ocupa el espacio con un tupido manto
letreros, marcas, flechas no se ven por las paredes
tampoco se las encuentran mientras van caminando.
letreros, marcas, flechas no se ven por las paredes
tampoco se las encuentran mientras van caminando.
Estas señales son guías de los muchos
peregrinos,
y la niebla
los oculta, sin ellos; los peregrinos;
de su rumbo tienen dudas.
de su rumbo tienen dudas.
Llevan un rato caminando cuando ven que su
camino
va en sentido contrario, contrario a su destino.
Los senderos anegados por barros, agua y limos
y deciden caminar por el duro y negro asfalto.
Cruzan Tosantos donde a lo lejos contemplan
las ermitas rupestres escavadas en el declive
escarpado,
y ellos se imaginan a los eremitas que maitines están
rezando.
Siguen camino adelante por Calixto acompañados,
Calixto es un perro peregrino que acompaña
a los romeros en tramos de este camino
en uno y otro sentido, lo hace sin previo aviso.
En Villafranca de Oca un alto hace el Camino
para tomar un café y descansar un poquito.
Los Montes de Oca esperan a los cuatro
peregrinos.
Antes estos montes eran, unos montes muy temidos
infectados de granujas y de sangrientos bandidos.
Ellos se enfrentan a ellos sin temores añadidos
y en La Fuente Mojapan les cuentan ambos a sus
hijos;
que en esta Fuente se esperaban los prístinos
peregrinos
para juntos atravesar estos montes tan temidos
y evitar ser las víctimas de los terribles bandidos.
Les cuentan que en sus aguas, ellos mojaban
el pan duro y poco apetecido para poderlo tragar
y por ello a esta fuente se la llamó Mojapan.
Nuestros cuatro peregrinos van caminando sendero
y van cubriendo camino como hacen los romeros,
unas veces suben cuestas otras cruzan, arroyos y canalillos
y contemplan como vuelan el águila y el cernícalo
oteando desde el cielo a sus escurridizas presas
y vigilando a sus polluelos que están cebando en sus nidos.
unas veces suben cuestas otras cruzan, arroyos y canalillos
y contemplan como vuelan el águila y el cernícalo
oteando desde el cielo a sus escurridizas presas
y vigilando a sus polluelos que están cebando en sus nidos.
El ambiente es frío y húmedo en el sendero hay
barro
y el viento es un cuchillo
doblemente afilado.
Cruzan el Arroyo Peroja y el camino se recobra
por un ancho cortafuego que el caminar a
monótona
a la vera del camino en un valle escondida
la Ermita de Valdefuente que en su día
para los peregrinos fue un lugar de acogida.
En silencio ella contempla con su impasible
mirar
el paso de los peregrinos y su lento caminar.
Las torres del Monasterio de San Juan de Ortega
ven los cuatros peregrinos mucho antes de llegar.
San Juan recibe a los cuatro y a los mismo
acomoda
en este santo lugar sin dilación ni demora y que
puedan descansar su merecido descanso.
puedan descansar su merecido descanso.
Una fría habitación con literas amueblada,
la ducha de agua fría, más que fría está helada,
es en la que nuestros peregrinos
sus cansados cuerpos lavan.
Lavan y tienden sus ropa, ropa sucia y sudada
y después visitan la abadía que debió ser en su día
de la oración y la acogida su bienhechora morada.
Hoy se encuentra casi en ruina y bastante abandonado
este convento prístino en este Camino Santo.
En este lugar sagrado se da en los equinoccios
de primavera y otoño el milagro de la luz,
famoso por el contorno y allende de fronteras,
no hay otoño ni tampoco primavera
que no venga a contemplarlo gente de lejanas tierras.
En un capitel del templo la Virgen que está en
cinta
entra un rayo de luz y a la Virgen la ilumina.
Yo he contemplado este hecho ya en varias ocasiones,
he visto como un rayo entra por el rosetón del coro
y a Virgen la ilumina y lo que porta en su seno
el rayo es el Paráclito, que ha bajado de los cielos.
y a Virgen la ilumina y lo que porta en su seno
el rayo es el Paráclito, que ha bajado de los cielos.
Oraron ante la tumba y admiraron el mausoleo
de San Juan el Ortegano, escucharon santa misa
y a comulgar se acercaron
Otra noche de tormenta, otra noche de insomnio
seguro para los cuatro. En una habitación tan amplia
y tan desangelada hace un frío de espanto,
la humedad y el frío se cuelan, se cuela por cualquier
lado.
Segunda noche en el Camino,
en todos ellos, el temor ya está olvidado
y se siente peregrinos,
en todos ellos, el temor ya está olvidado
y se siente peregrinos,
peregrinos hacia Santiago.
Reflexión de su segunda jornada
en que los Montes de Oca cruzaron.
Han olvidado sus temores,
peregrinos son los cuatro,
peregrinos del Camino,
Camino que va a Santiago.
Han visto junto al camino
Han visto junto al camino
la iglesia rupestre de Tosantos,
las ruinas de San Felices
donde dicen que murió
y en él fue enterrado
el fundador de Burgos
Diego Porcelos llamado.
La fuente de Mojapan,
en que han rememorado
a los viejos peregrinos,
peregrinos de antaño,
a la ermita de Valdefuente
la visitaron de paso
y, cómo no,
a San Juan de Ortega
que fue discípulo
del Santo de la Calzada
y entre ambos acomodaron
los caminos y los senderos
para que pudiesen ser practicados
por aquellos peregrinos
y aún puedan hoy también
los senderos caminados.
Peregrinos, peregrinos
que van camino de Santiago,
con el corazón en un puño
y todo su mundo humano
lo llevan en sus espaldas
y en sus brazos acomodado.
Peregrinos.
Mañana cuando despierten nuestros cuatro peregrinos,
verán la luna y las estrellas y en la hierba el
roció,
y en el roció la huellas de los antiguos penitentes
que hollaron estos senderos con sus pies
ensangrentados
y que marcaron camino para los que les
precedieron.
Fueran buenos peregrinos o solo unos curiosos
que con su andar pretendieron encontrar algo muy nuevo
en este Camino nuevo que Galicia es su destino
y el destino es eterno.
No saben ellos, no saben que este Camino andariego
no entrega a los peregrinos lo que no traigan con
ellos.
El Camino, nada tiene, nada posee que él darlo pueda,
solo hace que el que en él entre y que en él deje sus
huellas,
encuentre él para siempre, lo que encontrar él
pretenda.
Para ello peregrino, solo tú, solo camina
buscando vas un sendero que te mostrará tu vida
te mostrará tu historia caminando en el silencio
orando en las ermitas, ayudando al compañero
que tu ayuda necesita.
Ser peregrino es eso, andar solo en el Camino
buscando ese destino que está en el fin del mundo
nuestra
amada Galicia.
Nuestros cuatro peregrinos se duermen
de madrugada y en ese preciso momento
se escucha en toda la sala,
la voz de aquel sacerdote que el albergue cuidaba.
¡Arriba los peregrinos, que
ha llegado la mañana!
Por los cuatro altavoces que en la habitación
estaban
se escucha una música para melar esta dura despertada.
La lluvia de la tarde anterior dejó agua en la
calzada
a lo largo de la andada y del agua al barro
apenas, apenas si queda nada.
Nuestros amigos caminan en medio de un bosque
que una trinchera cruzaba,
esa trinchera es la misma de Atapuerca,
de la que tanto se habla.
Pronto a ellos les recibe la ermita del Rebollo
en un prado asentada
y entran ellos caminado en Agès,
lugar en él se libró una sangrienta batalla.
Fernando I de Castilla y su hermano García I
que era el rey de Nájera en este lugar cruzaron
espadas
y en ella perdió la vida el de Nájera monarca.
Un monolito de piedra al peregrino le habla
de esta cruenta batalla.
El pequeño de los hijos hoy les dice a cada
paso,
que se cansa, que se cansa,
que si le duele los pies, que si la
cuesta es muy larga…
Hoy el pequeño peregrino de andar no él tiene
ganas
y él sigue caminando porque los demás no paran.
Cruzan una pequeña loma en la que no hay flechas
marcadas
y se dirigen hacia un pueblo que su nombre es
Villalva.
Siguen ahora caminando sobre calzada asfaltada
pasan por otros lugares y en Cardeñuela de Río
Pico
un café ellos tomaran.
El niño pequeño olvida poco a poco, su enfado
y va jugando por el camino Al Veo Veo, con su hermano.
Cruzan sobre la autopista y se acercan
a Burgos por sus barrios apartados,
en el aire hay aviones que vuelan un poco bajo,
está cerca el aeródromo y tienen que bordearlo.
El maquinista de un tren que se aleja
traqueteando
saluda desde su máquina a los cuatro
y hace sonar la bocina para “Buen Camino"
a los cuatro desearlos.
Que duro es llegar a la catedral de Burgos
el Camino caminando, es mucha, mucha distancia
porque Burgo es muy largo, semáforos, cruces,
glorietas,
coches y pasos subterráneos,
estos y otros obstáculos tienen que salvar los cuatro.
En la catedral entraron después de cruzar el
puente
donde un Cid que va a caballo recibe a los
peregrinos
con su Tizona en la mano.
Oraron en antes su altar, antes de seguir andando
y en El Parrar que es un parque donde habían
instalado
unas casas de madera que de albergue utilizaron,
nuestros cuatro peregrinos se detienen a reposar un
buen rato.
Asean sus cuerpos duchándose en un polideportivo
cercano
y los cuatro sin mochilas visitan Burgos andando.
Por la tarde después de haber comido
deciden seguir andando hasta el lugar de
Tardajos,
ya que mañana les espera ese tan temible páramo.
Cuando llegan a Tardajos los 10 kilómetros
andado
en el albergue no hay sitio, lo tienen muy
ocupado,
un colegio con sus jóvenes que van Camino a Santiago.
Nuestra familia busca por uno y por otro lado
un lugar donde dormir y por respuesta encontraron;
Todas las puertas a los cuatros les cerraron.
Solo una amable familia les ofrece un lugar
que no está para dormir preparado
y muy amable, dando las gracias rehusaron.
Ya el sol se ha puesto, los padres están
cansados
deciden volver hasta el albergue
y en un rincón del mismo donde dormir encontraron.
Entre todos buscan acomodo para los cuatro.
Los niños duermen con los otros niños
y ellos, con sus esterillas y sus sacos
dormirán en el quicio de la entrada
cuando este todo el mundo esté acostado.
Que duro es el Camino, si pretendes emular
a los viejos peregrinos, los peregrinos del prístino
caminar
que hollaron este camino durante aquellos inicios.
Reflexión de esta 3ª jornada.
El Camino no es muy duro,
lo hacen duro los peregrinos
que quieren ser consecuentes
y honrados con ellos mismo.
No tiene ningún sentido ir
a Santiago andando y no sentir
el cansancio y dormir en los hoteles
que a su vera vas encontrando.
No tiene ningún sentido si vas
el Camino andando y no ser en el
Camino peregrino honrado
y a la vez austero.
Nuestra familia estaba
en Burgos acomodada,
ya habían caminado
una larga jornada
pero querían seguir
para hacer más llevadera
la jornada de mañana.
Se encuentran en el pueblo
que no hay lugar donde dormir,
y de ello no se extrañan
ni ponen el grito en el cielo
ni al hotel ellos marchan.
El albergue está ocupado
por una gran muchachada
que ninguno ha caminado
a lo largo de la jornada,
han entrado ese día en Camino,
y quizás anden mañana,
pero ellos no les exigen
nada de nada.
Buscan, preguntan, reclaman
un rincón donde dormir
aunque no sea una cama
y no reciben respuestas
a esa justa demanda.
Resignados ellos vuelven
a lo que debe ser ese día,
su casa y su morada
y con buena disposición
la solución encontraban.
Todos contentos a dormir,
mañana será otro día
y ellos no saben
lo que el Camino mañana;
a todos ellos depara.
Peregrino.
Cuando entres en el
Camino,
no pidas, no exijas
nada,
acepta lo que te den,
que te lo dan con el
alma
y si tu posees algo
no cierres
de tu mochila su tapa
por si alguien
necesita
o tiene, la necesidad de
usarla.
En el Camino, no hay tuyo
ni hay mío, es de todo
aquel
que lo necesita
y por eso no se guarda.
TARDAJOS - CASTROGERIZ. 31 km.
4ª JORNADA
Los gallos aún no cantaban y los cuatro
peregrinos por el camino ya andaban.
Pisando el negro asfalto los cuatro hacen su
entrada
en el pueblo que le dicen el Rabé de las Calzadas.
En la fuente de la plaza los cuatro calman su sed
y llenan sus cantimploras de su cristalina agua.
Los espera a los cuatro una jornada de páramo
dura, vacía, desolada y llena de desabrigo
en la dura caminata.
En el páramo ellos no encontraran nada, nada,
solo un vasto horizonte donde la tierra y el
cielo
parecen ser que se abrazan.
El silencio y el vacío llenan de angustia las almas.
Los cuatro salen de Rabé y al páramo se
enfrentaban
solo el camino al frente, solo angustia en su alma,
en el páramo ni un árbol al que a su sombra les
atraiga,
ni un pequeño abrigo, ni una humilde casa,
solo un vasto horizonte, cielo, nubes, trigo, centeno,
cebada,
alguna perdiz cantando, alguna alondra volaba
y en lo alto de los cielos algún águila oteaba.
El caminar se hace lento, los kilómetros nunca
pasan,
suben una pequeña loma y otra loma ellos bajan,
a lo lejos el camino y en el horizonte inmenso
solo un enorme vacío que sus ánimos socavaba.
No se ve una espadaña que les hable de algún
pueblo,
un campanario lejano que sus miradas atraiga,
la torre de alguna iglesia que crezca en la
lontananza.
Algo, que entretenga la mirada de nuestros
peregrinos,
mientras el páramo andan.
Cuando bajan un otero ven en el valle unas
casas,
es Hornillos del Camino en él esperan
encontrar
un bar, un café, un hotel, una posada...
Solo encuentran una fuente por un gallo coronada.
Todo está cerrado; en este pueblo no hay nada.
Siguen ellos caminando el espacio es inmenso
sus miradas no encuentran donde el camino acaba.
Los metros se hacen hectómetros, los kilómetros
nunca pasan.
El caminar es muy lento, la moral está muy baja
y los padres disimulan su cansancio y
aburrimiento,
con canciones y charadas.
Ellos con sus hijos juegan,
cantan, hablan, les cuentan cuentos e historias
del Camino y de Castilla de los pueblos donde pasan,
de esta manera los niños entretiene la jornada.
A la orilla del camino, cuando un arroyo pasan
se hace presente Sambol, que ayer fue monasterio
hoy solamente unas ruinas,
una sombra donde el agua aún mana,
Se ofrecen a los peregrinos un oasis en el
páramo
sombra, frescor en el páramo y abundante agua.
Deciden seguir camino y detenerse en Hontanas.
El páramo continua, el páramo para ellos nunca
acaba
y a la orilla del sendero una depresión innata
se muestra ante sus ojos esta depresión extraña
y ellos se detienen un momento a admirarla.
El Valle del Berrial un socavón natural
en medio de una inmensa explanada.
Es un pequeño valle que se encuentra más bajo
que el camino por donde los cuatro andan.
Hontanas se hace presente sin antes ser
anunciada,
lugar de fuentes y de abundante agua dice;
la palabra Hontanas.
Cruzan el pueblo y en el bar de las piscinas
hacen un alto y descansan.
Una vez ya descansados deben de seguir la marcha.
Los cuatro dirigen sus pasos hacia unas ruinas
extrañas,
son las de San Miguel de las que apenas si queda
nada.
Los paisanos de la zona El Torreón las llaman.
El caminar es lento, la carretera los marca
y en medio de esta vía un gran arco ante los
cuatro se planta.
Es el arco ojival bajo el que la carretera pasa.
Las ruinas pertenecieron al convento de San
Antón
donde sus monjes curaban el “Fuego sacro de San
Antonio”
con una dieta muy blanda.
En la fachada del templo aún se encuentran enclavadas
a ambos lados de la puerta las alacenas de
piedras
donde los monjes dejaban, comidas para los
peregrinos
que por el lugar pasaban.
Sigue el camino andando por la estrecha calzada
y a lo lejos en un otero los peregrinos miraban
las ruinas de un castillo que Castrum Sigerici le
llaman,
ahora el camino es más duro por ser más dura la
pisada
pero sus vistas encuentran donde poder descansarlas.
Castrogeriz se hace presente durmiente en la
ladera
de un pequeño monte que del viento le libera.
Su crucero en la entrada y su linda Colegiata
que la Virgen del Manzano en ella rige y manda,
Santa María del Manzano a la que Alfonso el
Sabio
en sus cántigas la cantará varios de sus
milagros
y con ellos la ensalzaba.
En la Colegiata conocieron a Vicente,
que es quien el albergue guarda
y hasta el mismo a los cuatro acompaña,
a los cuatro acomoda, a la madre muy cansada
un masaje reparador da en sus piernas inflamadas
y recuperan su tono después de tan dura andada.
Lavan sus cuerpos y sus ropas y aseados acuden
hasta un cercano bar para reponer sus fuerzas
con los platos castellanos.
Por la tarde visitan este lugar que debió ser hace
años
un lugar muy importante y de ello les habla;
sus iglesias, sus conventos, colegiata, sus
palacios,
sus fachadas el arte de sus calles y sus plazas.
Ya muy tarde la mamá sin esperarlo
encuentra una cartera tirada en una de las estancias,
se lo comenta al marido pues en ella hay;
bastante dinero, el carnet y varias fotografías.
Las fotografías no les muestran en ellas
imágenes de nadie que ellos conozcan.
Se lo dicen a Vicente y ninguno de ellos
sabe quién pudiese ser su dueño
pues por ella nadie le ha preguntado.
Deciden de acudir hasta el cuartelillo
y entregar la cartera para que la retornen
al señor que la perdiera.
En eso están, cuando ven un señor
que mira y mira y vuelve a mirar y a mirar.
Se acercan hasta él y le pregunta
¡Qué busca usted!,
él les responde que no encuentra su cartera
y que cree, que la ha perdido en el camino
que va de la ducha a la litera.
¿Cómo se llama usted?
ellos también le preguntan.
.-Perfecto este es mi nombre soy
profesor,
vivo en Madrid y por mi jubilación
al Camino he llegado.
.-He ido a denunciar la perdida de
mi cartera
y he llamado a mi
esposa para que me mande dinero
y así, quizás seguir en el Camino yo
pueda.
.-No necesitara usted eso, aquí
tiene su cartera
con su carnet, su dinero y las fotos
que tuviera.
Mil y una gracias los dio, y ligero se marchó,
para quitar la denuncia que pusiera
y llamar a su esposa para que más no sufriera.
Era tarde y decidieron irse a dormir
pues el cansancio acumulado
lo llevan en sus cuerpos muy lastrados.
Reflexión de esta 4ª jornada.
Dicen los que saben del Camino,
y de este camino andar por sus senderos
que el cuerpo de los romeros
al cuarto día de andar
se acostumbran a tanto esfuerzo.
En nuestros cuatro amigos,
eso no pudo pasar,
ya que su cuarta jornada al páramo
duro, desabrigado, bravío, monótono,
cansado, ellos se debieron enfrentar.
Cansados, quizás agotados
han llegado a Castrogeriz,
y felices se encontraron
en este burgalés lugar.
En esta dura jornada
han sentido la emoción
de pasar caminando bajo el arco
del Convento San Antón,
a Santa María del Manzano
los cuatro la han orado,
dando gracias a la virgen
por haberse ellos sentido
en la inmensidad del páramo
por la Virgen acompañados.
Han hablado,
con los muchos peregrinos
que cada etapa van encontrando
ya son como una familia
todos juntos caminando.
Cuando se cruzan en el sendero
se saludan y se hablan
se ofrecen lo que llevan
y con todos ellos comparten,
comida, cremas, pomadas,
tiritas y lo más importante;
su tan apreciada agua.
Si a todo esto le añadimos
que han hecho la “obra” de la jornada,
encontrar y devolver la cartera a un señor
que era ella;
todo lo que el señor llevaba.
(Que por cierto no era poco el dinero
que en su cartera llevaba).
Ha sido una dura, muy dura
pero muy, muy buena jornada.
Peregrino.
Sí; a ti, yo me dirijo; a ti,
peregrino del Camino
que a Santiago te lleva.
No sé cuál es el motivo,
por el que en él tú te adentras.
Pero si estas en el Camino
si en el camino
cada día tú te adentras.
Si en él comes,
en él duermes,
sufres, vives, sueñas, moras...
Compórtate peregrino
como de ti se espera.
Solo como un peregrino
compañero del camino
de todos los peregrinos
que en el camino te encuentras.
Se generoso y sincero
con todo aquel que te encuentras
y con todos los vecinos
que encontraras asomados
al borde de los caminos
pues viven en él y en él laboran
y en el borde del camino
ellos moran.
Recuerda tú peregrino
peregrino tú recuerda
que como tú te comportes
esa será la herencia
que les dejes a los peregrinos
que tras de ti caminan
por el Camino en la tierra.
Ser peregrino, es ser eso;
Solamente peregrino,
peregrino ser.
Ser peregrino; yo quisiera.
CASTROGERIZ - FROMISTA. 28 km.
5ª JORNADA.
Temprano es;
las estrellas y la luna aún se ven a través
de los sucios cristales del albergue
en el cielo castellano de Castrogeriz,
a lo lejos se escucha el canto de un gallo
muy madrugador,
y en el albergue se escucha una sinfonía ramplona
para instrumentos de viento
que parecen estar en tiempo y muy bien acompasados
pero cada uno toca una partitura muy distinta.
En el ambiente se nota el frescor de la madruga
que se cuela a través de la tejavana del tejado.
Nuestros cuatro amigos en silencio se lavan
pues los demás peregrinos aún con el Camino soñaban.
Despacio bajan las escaleras
hasta el portal de la casa
y allí se calzan sus botas para que nadie
con el ruido que ellos hagan se despierte,
pues aun la luna por el cielo cabalga,
aun la luna cabalga.
No tiene la luna, la luna no tiene ninguna prisa
aún por el horizonte no se asoma la alborada.
Una persona en silencio en el zaguán de la casa,
su botas ata
y los cuatro peregrinos sin mirarle a la cara le
dicen:
.-Buenos días peregrino, le deseamos amigo
que tenga un buen Camino y una buena jornada.
.-Bueno días amigos, que la etapa sea liviana.
Contestan los cuatros y sin más, se marchan.
Juntos salen a la calle y al mirarle a la cara
ven en él al señor Perfecto, el señor de la
cartera
es él, que junto a ellos anda.
Por un puente romano, cruzan el Río Odrilla
antes de que los cinco se enfrentaran
a la Cuesta de Mostelares por donde el Camino anda.
Los padres van en silencio mientras la cuesta
repasan
y los niños y Perfecto van en animada charla,
Por el alto de Mostelares dejan tras sí el valle
que el Odrilla regaba,
de las tierras burgalesa son las ultimas que ellos
andan.
Frente ellos un mar de cereal que con el viento bailaba
y junto al camino canta, la fuente que dicen del
Piojo
que ofrece a los peregrinos, su cristalinas aguas.
San Nicolás en la ribera ayer, una hermosa
ermita,
hoy un establo con paja. (hoy es un albergue de peregrinos)
Es el Puente de Fitero el que del rio Pisuerga
salva sus aguas.
El Pisuerga es frontera entre Burgos y Palencia
que ambas son provincias de Castilla y castellanas.
Tras ellos tierras de Burgos andadas en tres
jornadas
y frente a ellos Palencia, en ella; el Camino se
dilata.
A Itero de la Vega el Camino hace su entrada.
La Virgen de La Piedad la bienvenida los daba.
En un bar junto al camino los cinco desayunaban
y el señor Perfecto la cuenta del bar pagaba.
Él dice que en ese día hace años se casaba,
los padres piensan que es por agradecimiento,
por la cartera entregada.
Seguro que están en lo cierto y que no se equivocaban.
Los niños y el ex maestro continuaban
con su animada charla mientras el camino andan.
Por una vega muy fértil de regadío dotada,
sembrada de vides y de verdes remolachas
dejan tras de sí Itero, Boadilla del Camino
para nuestros peregrinos aún está muy alejada.
El caminar es ameno, entretenido, ligero…
los niños no se aburren de charlar con el maestro.
En la entrada de Boadilla hay un viejo
abrevadero
y todos los peregrinos en él descansan un momento.
Merece la pena visitar la plaza mayor del pueblo
y poder admirar su rollo justiciero, hermoso,
majestuoso, de filigranas repleto,
con vieiras peregrinas que hablan de este
Camino,
Camino a Santiago, Camino Jacobeo.
No hay otro como él, en todo el mundo entero.
Atrás dejan Boadilla, el rollo está en su plaza,
la fuente y su abrevadero asentados junto el
arroyo
la que con sus aguas riegan los fértil huertos del
pueblo.
Ahora caminan los cinco peregrinos junto al Canal de
Castilla
con su agua encauzada por murallones sin prisas.
Cada poco contemplan su sistema de esclusas
para salvar los obstáculos de las tierras de Castilla.
Fromista los recibe, como se recibe a aquellos
que uno espera que lleguen, de uno a otro
momento.
Los recibe, con los brazos abiertos, con sus gentes,
monumentos, sus jardines, sus iglesias,
sus plazas, sus comercios.
En la entrada del pueblo, el señor Perfecto dice;
que él prosigue camino, se despide con cariño
y en el camino se pierde mientras se va alejando,
los niños lo ven hacerse pequeño en el sendero.
Ellos buscan el albergue para que los acomoden,
y en su misma habitación están también los
franceses.
Los franceses de Belorado, los de la primera noche.
Lavan sus cuerpos, sus ropas que después dejan
colgadas
y buscan donde comer pues ya la tarde avanzaba.
Después de haber bien comido en el hostal de una
plaza,
duermen un rato la siesta tumbados sobre sus camas.
Fromista guarda en sí, las joyas más valoradas;
San Pedro iglesia gótica, San Martín que es románica.
San Martín la más bonita de las iglesias
románicas
y la mejor conservada
En el centro de una glorieta se encuentra sobre su
barca
el santo de este lugar patrón de los argonautas de
todo el mundo y de España. San Telmo.
La tarde se escapa por el horizonte,
hay que recoger la colada
y hacer merienda cena
en el salón del albergue con los demás
peregrinos
y comentar la jornada.
Como cada día, la velada se alarga
entre noticias y anécdotas,
unas reales y otras quizás inventadas
llega la hora de acostarse, la tertulia aún se
alarga
Mañana la jornada será larga, larga como cada
día
será dura, será larga.
Quizás muy dura y muy larga.
Reflexión sobre la 5ª jornada.
Se encuentran en tierras palentinas,
provincia por la que caminan
los peregrinos varias jornadas.
Tras ellos dejaron Mostelares
y cruzaron el Pisuerga
por el puente Fitero que por él
cruzaron el Pisuerga peregrinos
peregrinos de los tiempos del Medievo.
En Boadilla admiraron el rollo justiciero,
ayer lugar de justicia donde colgaban
los cuerpos, de los ajusticiados reos.
Ayer terror y ayer terrible duelo,
hoy orgullo de un pueblo el poseerlo.
Y el Canal de Castilla que en su tiempo,
fue la autovía por donde entraba el dinero
a los pueblos de Castilla,
a las tierras llanas, castellanas.
Por el canal se transportaban cereales
que en las tierras castellanas se crían,
los llevaban hasta puertos marineros
y embarcarlos hacia ultramar.
Fromista, que en palabras
de otros tiempos significa
tierras de trigo, cebada, centeno.
Tierras de Cereal.
Fromista con su iglesia
de San Martín, de San Pedro,
su San Telmo y quizás más...
Nuestros peregrinos, andan, rezan,
conviven, se ayudan unos a otros
y ayudan y comparten lo que tienen
con todos los demás.
Nuestros amigos cada día son más,
y más unida la familia está.
En el camino los llaman,
"La Familia Feliz"
los demás peregrinos.
Son más sencillos,
más austeros, más, mas.
Son peregrinos y se sienten
peregrinos todos ellos.
Y a serlo;
los ha enseñado el Camino,
las ampollas de sus pies,
el cansancio y el esfuerzo,
el sentirse vulnerables
e insignificantes,
casi invisibles e indefensos.
Peregrino.
Dicen que se es romero,
si hacia Roma tú caminas,
Palmero si hacia Jerusalén
tus pies poco a poco se deslizan,
y te llamaran peregrino
si andas hacia Galicia.
Peregrino no es un nombre,
no es un título que se compre,
peregrino es una forma de vivir
andando por los caminos
que en los campos y los pueblos
se esconden los muy ladinos
pero además venerados
porque lleva a los hombres y mujeres
los lleva a su destino.
Peregrino, peregrino
qué bien suena este nombre.
Que digno nombre el tuyo.
FROMISTA - CALZADILLA DE LA CUEZA. 37km.
6ª JORNADA
La mañana se colaba por la ventana
y en el reloj del ayuntamiento
las 6 de la madrugada
ya hacia un tiempo fueron dadas.
Nuestra familia cruzaba antes San Martín
a estas horas solitaria y callada,
dejando tras de sí Fromista
y en el sendero ellos entraba.
Paralelo a la carretera el camino andadero
de los peregrinos hacia Santiago marchaba.
Muy cerca de la ermita de San Miguel
por los chopos cobijada,
un zorro se hizo presente
que con curiosidad miraba
a los cuatro peregrinos
que por el camino andaban.
El niño pequeño al verle tan cerca
entusiasmado lo miraba,
aquel raposo curioso
que su cola sobre sí mismo enroscaba
miraba a los peregrinos
sosteniendo sus miradas.
Después reemprendió su camino
por un maizal se alejaba
y moviendo el maíz se ocultó de sus miradas.
San Miguel los vio pasar, como si nada pasara
y es que San Miguel de Población de Campos
es una ermita románica que cansada está de ver,
tantos, tantos peregrinos pasar delante de casa.
El caminar es monótono, largas rectas,
sin apenas nada que los entretenga.
Cruzan Revenga de Campos,
Villarmenteros es el siguiente que llega.
Pueblos en tierras de Campos, tierras llanas,
tierras de cereal, paneras y carreteras muy rectas.
Con otros peregrinos andan tramos cortos del
camino,
cada cual va a su ritmo, cada uno camina consigo
mismo.
En Villalcázar de Sirga, nuestro cuatro
peregrinos
descansa toman café y dedican una visita
a Santa María la Blanca, que tanto y tanto cantó
el rey Sabio en sus cartas y sus milagros narró
para a la Virgen ensalzarla.
Los cuatro admiraron además de esa joya del gótico
ilustrado,
los tres sepulcros hermosos que conserva bien
guardados
el de la reina esposa de San Fernando, del infante Don
Felipe
y el de un caballero de la Orden de Santiago.
En Carrión de los Condes por Santa Clara
entraron
y como era domingo en Santa María del Camino
misa ellos escucharon y después de comulgar
acomodo solicitaron al señor cura y su hermana
que señores eran ellos del albergue castellano.
Por respuesta ellos reciben, negativas, evasivas,
malas caras…
y al final ellos deciden que nos son el señor cura y
su hermana
no, no son dignos de ser por estas personas; acogidas.
Comen en Carrión atendidos por una amabilísima
dama
y después ellos deciden seguir camino adelante
pues las tardes en ese tiempo son larga.
El pórtico con su friso ellos admiran de la que fue
hace tiempo
de Santiago una de sus muchas basílicas.
Al cruzar el Carrión ellos vieron a un lado la
acampada
donde duermen los peregrinos que dan por finalizada
en Carrión de los Condes, sus duras jornadas.
Un poco más adelante ante ellos se presenta
el Monasterio de San Zoilo, antiguamente
del peregrino su casa en el mismo los acogían,
los cuidaban, los curaban y también alimentaban
para que ellos pudieran seguir y cumplir
la palabra al Cielo dada.
Hoy parador Nacional es San Zoilo Monasterio
donde están enterrado los Condes de Carrión
que dan apellido al pueblo.
Siguen nuestros peregrinos acercándose al
páramo,
pasan delante de ella, es la Casa del Indiano,
Santa María de Benevivere, los ve pasar a los cuatro.
Los niños van caminando y se entretienen jugando.
Cuando enfilan el camino, calzada que fue antaño
de los antiguos romanos,
a la sombra de un chopo un peregrino sentado.
Es un rubio alemán, más que rubio él es blanco,
su piel está muy rosada por culpa del rey astro.
Les pregunta si puede; a los cuatro acompañarlos
pues le han dicho que el camino en este tramo,
es muy duro, muy monótono, muy cansado,
muy agotador y muy largo.
Tramo de sendero que mina la moral y las
fuerzas,
de aquel que se aventura a andarlo.
Le aceptan de compañero, como no; no hay que
dudarlo
y ahora los cinco caminan adentrándose en el páramo.
El sol calienta las besanas y dora el cereal del
páramo,
el camino es rectilíneo, el horizonte es muy
vasto,
el trigo en él sembrado es un mar tranquilo, mar
dorado.
Un piélago áureo e impávido.
El calor es asfixiante y el agua de los cuatro la
comparten
con Stefan que así se llama este joven germano.
En el horizonte más lejano se hace visible
la silueta de un árbol, es una vieja encina
que a los cinco con sus sombra está llamando.
Pero por más que caminan, la encina se va alejando.
El azul del cielo en la tarde se va rompiendo
y el horizonte lejano ha teñido su azul de cielo por
el negro
y en él se ven cruzar relámpagos desde lo alto hacia
el suelo.
Los pavorosos truenos llenan de temor con su eco
a los valientes romeros.
Ya no hay agua en sus aljibes,
ellos, han agotaron el líquido elemento
y el ardor del ambiente los tiene a todos;
sus bocas como el esparto, sus pieles quemadas
y deshidratados sus cuerpos.
El niño pequeño a su padre le dice.
-Papá, cuando lleguemos al pueblo,
con él podéis quedaros y entre todos poseerlo,
a mi dejarme la plaza, con ella estaré contento.
¿Por qué tú la plaza y nosotros el resto?
-Porque en las plazas de los pueblos
siempre hay una fuente manando
y tengo yo tanta sed que estoy, que casi me muero.
-No te preocupes cariño, que una vez que
lleguemos
beberemos un refresco, tomaremos un helado
un pocillo grande y repleto y saciaremos la sed,
recuperaremos del cansancio y de la sed;
nuestros cuerpos.
-Recuerda cariño mío, que yo te había contado
que en el Camino Santiago existía un gran tramo
que El de la Encina lo llaman, que deja a los peregrinos,
vacíos de fuerza humana y les colma de espíritu
jacobino
pues con ellos el Apóstol Santiago camina
por este y todos los tramos de este camino.
La tormenta peligrosa a los cincos se acercaba,
van adelantando a romeros que en las cunetas descansan,
los saludan y continúan andando,
pues los truenos encima de ellos estallan.
Vacíos de fuerza, con el rostro esculpido
por la angustia y el esfuerzo llegaron a la Pequeña
Calzada
y en un albergue casi en ruinas acomodo ellos
buscaban.
En el suelo con un colchón y unas mantas
que otros peregrinos les dejan, se acomodan los
cuatro,
Stefan el alemán en otra pared descansa.
El cielo se vacía por completo en las calles y las
senaras.
Las calles se vuelven ríos, en el albergue el agua
entra
como si por el mismo el cauce de un arroyo pasara.
Ponen sus mochilas en alto, los colchones y las
mantas
y esperan resignados a que la tormenta por el campo se
alejara.
Van llegando los peregrinos que en el camino
dejaran
todos sus cuerpos mojados, sus piernas llenas de
lodo,
sus mochilas empapadas, buscan donde acomodarse
y como no encuentran nada, deciden coger un
taxis
y marcharse hasta Sahagún donde encontraran posada.
Cuando todo ha pasado, achican agua y barro,
secan el suelo y aíslan los colchones con tablas.
La madre hidrata con crema la piel de Stefan
quemada
y después cura sus pies, también los de unos chicos
madrileños
que en el albergue se encontraban.
Se acercaron hasta un bar para poder tomar algo,
y después muy tranquilos los cuatro en una mesa
cenaban.
En el ruinoso albergue en el que ya no cabe una
esterilla estirada,
se reúnen los peregrinos para hablar del Camino,
de las jornadas andadas y de las que aún no han
andado,
como la que los espera mañana.
Cada uno expone su propia experiencia, sus
dudas,
sus angustias y la sed que en el páramo pasaran
y al compartirlas con todos, hacen que sean más
livianas
sus angustias y las penas más llevaderas,
más lejanas las quimeras y las fatigas de la
jornada
ya quizás estén hasta mañana olvidadas.
Ya es tarde, la noche es fresca por la tormenta
pasada,
también es noche muy cerrada,
cuando se van a dormir en sus improvisadas
camas.
Seguro que todos intentaran dormirse soñando,
soñando con el Camino, soñando con llegar pronto al
destino
y verse en Monte do Gozo cual antiguos
peregrinos,
soñando con dar el abrazo al Santo en lo alto de su
ara.
Todos se durmieron, se durmieron soñando,
quizás soñando con mañana.
Mañana cuando despierten, si mañana dejaran tras sí
Palencia
y León a todos acogerá con sus brazos muy abiertos.
Reflexión sobre la 6ª etapa.
Han visto nuestros amigos,
que no siempre donde esperan
ellos encontraran cariño y la acogida sincera,
no, no encuentran siempre, lo que se esperan.
El cura de Carrión y su hermana no supieron,
no supieron o no quisieron porque experiencia tenían
y medios no les faltaban, ser el buen samaritano
que sus penas remediaran y sus heridas curaran
como de ellos se esperaba.
Prefirieron la comodidad, la tranquilidad, el descanso
y la calma,
antes de tenderles una mano, de lavarles con vino sus
llagas,
de dejarlos descansar en su humilde morada.
Que Dios bien se lo pague,
como su caridad magnánima.
Ellos como peregrinos que son en este Camino
siguieron sin detenerse a pensar que un hombre
de Dios les negó la caridad que ellos
solicitaban.
Se sintieron y es verdad que los estaban
“estafando”
si, y, digo bien, se sintieron estafados.
Digo estafados, porque el antiguo albergue
de Carrión de los Condes, esos años
pertenecía a la Diócesis y, como tal recibía,
recibía subvenciones y no podían negarse
a acoger peregrinos que viniesen peregrinando
andando por el Camino.
No, no les ha importado, los cuatro se quedaron
con lo bueno que la jornada los ha dado:
El zorro de San Miguel quizás sus hijos no
tengan
otra ocasión para verlo y disfrutarlo,
Villasirga con su Santa María la Blanca,
sus sepulcros, su bar donde café tomaron.
En Carrión, Santa Clara, Santa María del Camino,
donde ellos comulgaron, el pórtico monumental
de la iglesia de Santiago, con ese Dios poderos
de gran majestad dotado bendiciendo al peregrino
que pasan junto a su lado.
Ese Dios majestuoso que se muestra en el Pantocrátor.
San Zoilo, Santa María de Benevivere
y la inmensidad del páramo.
En el páramo sus cuerpos con la sed y el
cansancio
se hicieron más humanos y con el dolor,
sus cuerpos se purificaron.
Fueron ayuda para que Stefan pudiese cruzar el
páramo
y la tormenta virulenta esperó a que llegasen
antes de irrigar los resecos campos del páramo.
Encontraron en los otros peregrinos,
encontraron en cada uno un hermano
y sus manos extendidas para compartir,
colchones, mantas, curas, experiencias y espacio.
Encontraron donde dormir, comer,
con quien compartir sus cuitas y sus encantos.
Dando gracias por esta dura jornada,
estar seguros amigos que leáis este párrafo,
que nuestros cuatro peregrinos aquella noche
soñaron.
Peregrino.
¿Quién te manda peregrino?
¿Quién te obliga?
¿Quién a este camino te ha llevado?
A caminar este sendero de dolor,
de angustia, de ansiedad, de amor,
del compartir con el hermano
y a veces de desánimo y desencanto.
¿Quién te mueve?
¿Quién te hace caminar
hacia Santiago y te hace padecer?
Padecer, padecer la no acogida,
padecer la sed en el páramo.
Padecer la angustia,
de no encontrar donde comer,
padecer la amenazante tormenta,
el miedo a no poder aguantar,
el miedo a…
Padecer el no saber
si cuando llegues al lugar
tú puedas encontrar un rincón
en el albergue para poder
tu mochila descansar,
poder tener y a la vez compartir
tu propia soledad.
Yo, sí lo sé.
Nadie te manda al Camino.
Nadie te obliga a que tú entres en él,
tú eres libre y tú lo decides,
pero si entras en él,
si te vistes de peregrino
y pones tus pies en él
te sentirás peregrino
y nunca sabrás el porqué.
Pensaras que es tu destino
pasar calor, tener sed,
dormir en el suelo,
compartir lo que posees,
aceptar lo que te den
siempre con una sonrisa,
siempre; con un parabién.
Sí, yo lo sé.
No te mueve a ti nadie,
nadie te obligará a seguir
pero nunca será un motivo
para poder desistí:
la dureza del camino,
las ampollas en tus pies,
pasar frio en las mañanas,
el sol quemando tu piel,
pasar sed en el páramo
y la fiebre en tu cuerpo
y ampollas en tus pies.
Este camino que atrapa al peregrino
y desde ese momento,
siempre estarás en el Camino
aunque lejos, muy lejos,
peregrino de él esté,
estés muy lejos tú; de él.
Apenas si se ve la claridad
de una aurora perezosa
que no quiere aún llegar,
la noche ha sido larga,
el albergue está ya en pie,
al menos los que han dormido
en el suelo,
por la humedad y su dureza
ninguno; ha podido dormir bien.
Salen del albergue en grupos
hasta llegar al bar,
¡Gracias Dios mío; está abierto
y podrán desayunar
El bar está lleno de peregrinos,
en charlas muy animadas,
unos llegarán hasta Sahagún
otros, alargarán la jornada.
Todos comentan
y de comentar no acaban,
la tormenta tan furiosa
de la tarde ya pasada.
La noche larga, húmeda, fría
en que ninguno ha podido
dormir, casi nada, nada, nada.
Se despiden
de los demás peregrinos
deseándolos a todos
un buen y feliz Camino.
Pisando el negro asfaltos
se dirigen hacia Ledigos
pero antes contemplan las ruinas
de lo que fue Hospital de peregrinos.
Santa María de las Tiendas
que hoy es; para el ganado refugio.
Ledigos dejan atrás sin detenerse.
Ledigos está dormido
y en lo alto de una loma
les espera, Terradillos.
Terradillos de los Templarios
nos habla de este Camino,
de este pueblo que fue encomienda
de aquella orden de frailes
que fueron frailes soldados
que vivían en el Camino
para defensa del mismo
y de los que por él andaban.
Moratinos más adelante
junto aún pequeño río,
tierra de pan, de adobe
y palomares a lado del camino,
es lo que ven sus hijos.
San Nicolás del Real Camino,
han cruzado por el mismo
muy cerca está el Alto del Carrasco
en que los peregrinos dejan
tierras palentinas y entran
en los campos leoninos
que a todos están esperando.
En León el Camino se dilata,
en todos los sentidos,
tiene pueblos importantes
por donde pasa el camino,
tiene tierras de labor
ricas en pan por sus trigos,
tiene ríos que cruzar,
montes que atravesar
y en tierras del Santo deja
deja a todos los peregrinos.
León, una parte muy importante
de esta peregrinación
de este Camino Santo
que andan los peregrinos
para visitar la tumba del Apóstol
que fue amigo muy amado
de Jesús y es Él;
nuestro buen Señor.
Bajan esta pequeña loma
hasta un valle baldío
y al cruzar el Valderaduey
ellos tomaron un desvió
para visitar a la Virgen
en su ermita junto al río.
La Virgen del Puente la llaman,
es que junto a la ermita hubo
un puente y por el mismo
cruzaban, los antiguos penitentes.
¡Sahagún de Campos!,
¡Qué bello sitio!
Tiene mucho que admirar
este importante lugar,
tiene grandes iglesias,
monasterios importantes,
tiene monumentos relevantes.
El Arco de San Benito
es algo impresionante
en medio de la ciudad
algunas ruinas les habla
de un pasado glorioso,
de mejores tiempos
que esta ciudad vivió.
Nuestra familia encuentra
pronto aposento en el sitio,
lavan sus ropa, se asean,
cuidan sus pies llagados y doloridos
y cuando han descansado,
padres e hijos visitan
este lugar, este hito
importante del Camino.
Se encuentran con los demás peregrinos
que van llegando al lugar
uno tras otros legan,
tras el camino hollar.
Más tarden comen y se van a descansar,
cuando llegan al albergue, está tan lleno;
que no cabe un peregrino más.
Hay peregrinos cansado, abatidos, derrotados
que están a punto del Camino abandonar.
Hay peregrinos tumbados en el suelo,
en las escaleras sentados pensando.
Si el Apóstol los ha abandonado
o tal vez sea el Camino
que de ellos se ha cansado.
La dureza del camino,
las etapas duras y largas
y para darles la puntilla
la tormenta de la tarde pasada.
Todos los que tienen estas dudas,
son aquellos peregrinos
que los cogió la tormenta
andando por el camino,
tienen sus ropas mojadas
y sus cuerpos aún doloridos
de la noche que han pasado
en un rincón acurrucados
por no encontrar ningún sitio
donde poder haber dormido
Los padres hablan con sus hijos
y entre todos deciden,
seguir ellos caminando
y dejarles sus literas
a cuatro peregrinos
para que se repusieran.
Nuestros cuatro peregrinos
recogen su ropa ya casi seca,
con las mochilas a las espaldas
se despiden de los peregrinos
y prometen reencontrarse
a lo largo del Camino.
La Virgen Peregrina ve
como caminan los cuatro
Sahagún abandonaban
y al cruzar el río Cea,
en la orilla del mismo
los cuatro contemplaban
la frondosa chopera,
chopera que son las lanzas clavadas,
las lanzas que un día florecieran
lanzas de Carlomagno
y sus tropas aguerridas y fieras
que en víspera de una batalla
se convirtieron sus lanzas
en una verde chopera.
En Calzada del Coto,
deben una decisión tomar,
el irse por Calzadilla
o por Berciano Del Real.
Deciden, por este último pasar.
El camino es monótono,
arbolitos a contar,
es que a lo largo del camino
hace poco han plantado
unos árboles pequeños
que los niños se entretienen
al contarlos.
Pasan delante de la ermita
de la Virgen de Perales,
la muy venerable Perala,
que es como la conocen
los habitantes de los pueblos
del contorno que son
sus fieles devotos
y acuden a adorarla.
Cuando llegan a Berciano
el cansancio ya hace mella
en sus piernas y sus espaldas,
buscan donde alojarse
y dejar de caminar,
la jornada se hace larga.
Un lugareño les indica
donde pueden alojarse.
La antigua casa del cura,
hoy es, albergue municipal.
Cuando a ella llegan,
pueden ellos comprobar
que esta carente de luz,
de agua no hay que hablar,
no hay lugar donde asearse
y para lo otro; un corral.
Ven que es un peligro
quedarse en ella a dormir,
y deciden seguir camino adelante
y buscar donde dormir.
El horizonte se oscurece,
la tormenta nuevamente
esa tarde también
se hace presente,
ellos caminan adelante
mirando siempre hacia el frente.
Ocho kilómetros separa
Bercianos del El Burgo Ranero,
ocho kilómetros de arbolitos,
de dolor y sufrimientos.
El padre para entretener a sus hijos
les cuenta que hace tiempo,
un peregrino italiano que Laffi él se llamaba,
caminaba hacia Santiago un día en que nevaba
y en estos parajes se encontró el cuerpo
de un peregrino que los lobos devoraban.
Mucho le costó llegar a la madre
hasta este humilde lugar
de la estepa castellana.
Cuando al albergue llegaron,
el mismo estaba ocupado,
por jóvenes que dormían
en él por el día
y por las noches acudían
a las fiestas de los pueblos
que en el entorno había.
Sí, así pasaban sus vacaciones de verano,
de fiesta en fiesta, de pueblo en pueblo
ellos ocupaban del albergue sus aposentos
y lo peregrinos que andando llegaban
se apañaban durmiendo sobre los bancos,
sobre las mesas y en el suelo del comedor.
Este albergue que era nuevo
nadie de él se ocupaba.
Aquellos chicos madrileños
que el día anterior
la madre sus pies curó en Calzadilla,
sitio les hicieron y les dejaron un par de manta
para que sus cuerpos estuviesen
aislados del frío y duro suelo.
Otra jornada interminable
y otra noche para el descanso
de sus doloridos cuerpos,
ellos por colchón tendrán; el duro suelo,
y el cemento por cabecero.
Lavan sus cuerpos, curan sus pies
y dan masaje a sus músculos duros y tensos,
lavan sus ropas y las tienden
para que la seque el suave viento.
Cenan con otros peregrinos
y con ellos comparten además
del pan, el vino y las viandas,
sus experiencias, sus dolores,
sus sueños íntimos
y cuándo el sueño llama a la puerta
de sus parpados para que sueñen
tienden sus sacos y en ellos
meten sus lasos cuerpos,
con el deseo de descansar
un primer sueño en los dulces brazos
suaves y tiernos, del dios Morfeo.
Reflexión de la 7ª Jornada.
Otra jornada larga dura
y si pensarlo ampliada.
El Camino no es duro,
lo hacen duro los peregrinos.
Nuestros amigos llegaron
pronto a Sahagún
y no tuvieron problemas
de encontrar para dormir.
En buen sitio se acomodaron,
y visitaron este lugar castellano
tranquilos y relajados.
Comieron bien sin tener
que preocuparse
si había dónde comer,
como en otros lugares
donde habían parado.
Ese día para ellos era de transición
y de semi-descanso.
Ellos habían andado su etapa
ya habían caminado
lo pensado en la jornada,
habían descansado y disfrutado.
Felices ellos estaban,
tranquilos y relajados
y felices sus hijos eran.
Pero al volver al albergue
se encuentran con peregrinos,
que no tienen un lugar
donde poder descansar,
están ya casi abatidos
pensando en abandonar
y ellos, como peregrinos que son
solidarios del camino, deciden
cederlos sus literas y aposento
para que no abandonen
y recobren la moral
y la ilusión por caminar.
Cuando llegan a Bercianos,
lugar en que les habían dicho
que había un lugar para dormir
y en él pensaban pernoctar.
Se encontraron una casa en ruinas,
sin agua, sin luz, ni puertas para cerrar,
ni en las ventanas cristales,
para el viento y la lluvia parar.
Resignados,
siguen camino adelante
y en el Burgo Ranero,
que es el siguiente lugar,
hacen un punto y aparte
en su camino y en su andar.
Un albergue nuevo,
con todas las comodidades,
habitaciones con literas nuevas,
cocina, duchas, chimenea
y un salón donde comer
y poder, los peregrinos charlar.
Las habitaciones están todas ocupadas
por “peregrinos” que no son tales,
que pasan sus vacaciones
a lo largo del camino
de pueblo en pueblo de fiesta en fiesta,
sin tener que darle cuentas a nadie.
Nuestros amigos, no protestan,
como ellos hay más peregrinos
tumbados en el amplio comedor.
Comparten y reparten entre ellos,
bancos, mesas, suelo
y son felices de poder dormir
bajo un techo, acompañados
y con un poco de calor aunque en
esta ocasión, sea solo calor humano.
No se enfadan,
solo intentan descansar
y recuperar las fuerzas perdidas
en esta larga jornada.
Mañana, quizás mañana
encontraran ese albergue,
ese lugar ansiado
en que sus cuerpos cansados
puedan por fin descansar.
Quizás, mañana, quizás.
Charlan con unos con otros,
se cuentan penas y sueños
y a la hora de dormir
todos se ponen de acuerdo.
Peregrinos, peregrinos enseñados
a compartir, a conformarse
con lo que les ofrecen el camino
y a respetar el sueño y los sueños
de los demás peregrinos.
Peregrino.
Dicen que en los tiempos del Medievo,
también había peregrinos
que vivían en el camino
y del camino sin serlos.
Se los llamaban gallofos,
a estos falsos peregrinos
que vivían a lo largo del camino
estafando al peregrino
y en el mejor de los casos
compartiendo sus comidas, sus dineros
abusando de la fe y de la caridad
de los peregrinos honrados.
También en estos tiempos modernos
en el Camino a Santiago hay peregrinos
que a si mismo se llaman y se presentan
como tales peregrinos, sin ellos serlo.
Son tan solo, tan solo son:
unos modernos gallofos.
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