15 ene 2015

UN AMANECER NUEVO



¡GRACIAS, SEÑOR!

La luz se coló por mi ventana 
y sus rayos gritaban de alegría 
y con su voz a mí me decían. 
Bienvenido a un nuevo y radiante día.

Me desperté llorando 
y mi llanto era un llanto de alegría. 
Me desperté llorando, más yo; reía.

Era temprano y apenas se mostraba 
la luz de la amanecida, ella era, 
una claridad diáfana y recién nacida.

Cada día me despierto más temprano, 
cada mañana siento, 
siento que quizás sea este 
el último de mis días.  

Al despertarme y ver 
la claridad del nuevo día, yo lloro, 
pero mi llanto es un llanto de alegría.

La luz de la alborada poco a poco 
se adueña de mi habitación, 
al verla solo puedo llorar, 
llorar de alegría y dar gracias a Dios, 
a mi Dios por el regalo de este nuevo día. 
Le doy gracias a Él, a mi pastor, 
a mi Señor, a mi guardián, a mi guía...

Un día más, una nueva alborada 
entra por mi ventana. 
Un nuevo día que Él me regaló. 
Un día más para contemplar el cielo, 
recibir la luz y el calor del sol, 
soñar con las nubes de blanco algodón, 
oír de las aves el trino mejor, 
oler los aromas de la linda flor, 
estar yo contigo, contigo mi amor, 
contemplar el tiempo correr en un reloj. 
Un día más sin nada singular.
Un día más. ¡Gracias mi Señor!

En el silencio despierto 
contemplo el techo de mi habitación, 
quieto muy quieto espero 
a que tú despiertes mi amor. 
Y noto tu cuerpo durmiente a mi lado, 
escuchó tu respiración pausada
 y de vez en cuando siento latir tu corazón.

Feliz soy yo, ¡Gracias mi Señor!
y aunque mi frente hoy es un frontón, 
y mis sienes nevadas están, 
mis canas cada vez más ralas 
tengo yo ilusión y tengo yo amor.
Me mueven las ganas por seguir viviendo,
la pasión ardiente un joven efebo,
me mueven las ganas de seguir amándote,
de ilusionarme en cada ocasión.
de soñar contigo, despertar contigo,
en ese silencio de nuestra habitación.

Cuando en la mañana junto a mí despiertas, 
el sol ya cabalga por el reino donde es señor
tú y yo nos levantamos y en ese silencio 
que respeto y venero yo,
frente a frente a la mesa estamos
esta es; nuestra conversación.
¿Cómo dormiste hoy, mi amor?
.-Pues como siempre, mal y con dolor.
.-Quizás mañana duermas tú mejor.
.-Buen día hace hoy. Si, quizás mañana
yo duerma mejor.

Seguimos con la rutina de cada día 
en nuestro hogar hoy nido vacío 
en él se escucha gritar al silencio 
y volar suave partículas de polvo
mientras se columpian en un rayo del sol. 

Nuestro hogar vacío, ayer estaba lleno 
de voces, de risas, de gritos y juegos
en cada rincón,
hoy es todo paz, tranquilidad y sereno amor.

Yo soy feliz de ver despuntar  junto a ti
cada mañana un nuevo día. 
¡Gracias, por esos días mi Señor!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hermoso, simplemente, hermoso.