...ETERNA.
Conocí yo primaveras que pasaron
sin pena ni gloria,
en ellas los campos también se adornaron
de hierba y de flores,
los valles brumosos también despertaron
de su letargo prolongado y casi perpetuo.
En esas primaveras también volvieron
las aves que antaño muy lejos se fueron,
volvieron las altas cigüeñas con sus garabatos
a ocupar sus nidos en los campanarios,
volvieron las golondrinas a colgar de nuevo
sus terrosos nidos de altos aleros
y los campos volvieron a vestirse con lindos colores,
tonos amarillos, violetas, verdes, marengos…
Fueron primaveras, nuevas;
pero solo eso; simples primaveras
que ya conocía que no me traían
ninguna noticia que yo no supiera.
Eran primaveras, primaveras que pasaron
sin pena ni gloria y, como en las otras,
la sangre corría con fuerza y euforia
por el corazón y las venas nuevas
de esas muchachas lindas, quinceañeras
que en las primaveras siempre se enamoran.
Sí, yo he conocido primaveras que llegaron
y después se fueron sin dejar de ellas
apenas unas huellas o algún motivo
que hablen de ellas.
Pero un mes de marzo de un año cualquiera
el tiempo en la tierra era desangelado
de frío y de nieve, de viento y de hielo
y lluvias perpetuas.
Los campos helados, la tierra está muerta
y esa primavera que tanto se espera,
como una núbil se enreda y no llega,
no llega, no llega aunque se la espera.
Pero una mañana del abril que llega
las nubes se fueron levantó la niebla
los arboles brotaron echaron hojas nuevas
y en los pantanos se vio a la cigüeña.
Era la primavera que había llegado
y se había adueñado de toda la tierra.
Encontré el amor en esa primavera
que siempre recuerdo como la primera.
Esa es y ha sido; mi primavera,
la que yo recuerdo y sueño con ella,
En ella, los cielos son otros cielos,
su azul, más azul y más luminoso,
los campos cubiertos de flores
más lindas y hermosas
la hierba, su hierba es de un verde intenso.
La flores del campo todo lo embriagan
con sus lindos colores, suaves aromas
y llenan de alegría a quien los contempla.
Esa primavera, siempre fue y ha sido
mi primavera eterna.
La primavera que nunca se ha ido
y en ella he vivido una vida entera.
1 comentario:
Hola Rodri, querido amigo:
Muy hermosa esta poesía a la primavera y más, que para ti, tiene tantos recuerdos queridos.
Tu sabes que en mi país vivimos una eterna primavera, pero aún así, la primavera del norte, es la que ha marcado mi vida. Espero olvidar dolores pasados, y vivir, ahora si, una linda y hermosa primavera, de un País, que es mi segunda patria.
Un gran abrazo, Eva.
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