7 abr 2015

SEMANA SANTA 2015

UNA SEMANA SANTA QUE PASÓ.
Una Semana Santa que pasó,
como han pasado otras otros años,
Semanas Santas se han quedado en 
nuestros recuerdos no por lo que representan, 
más bien por lo que hemos vivido en ellas 
y de ellas, eso es lo que recordamos. 

Recordamos lo que en ella hemos pasado.
Si quizás recordamos, aquellas caravanas 
largas y cansadas, 
aquellas procesiones que queríamos ver 
y que fueron canceladas.
La lluvia y el frío que esos días sufrimos 
en la bonita playa a la que acudimos. 
Habían anunciado buen tiempo y estuvieron; 
todos los días lloviendo y haciendo un frío intenso.
Si eso son, los recuerdos que quedan 
de las Semanas Santas, 
quizás también recordemos; 
aquella imagen linda y una bonita saeta
que del silencio surgía en lo alto de una estrella.

Pero tu mi Señor no tienes estos recuerdos, 
ni quieres que recordemos solo esos momentos.

Tú recorres las calles de estas nuestras ciudades, 
cada día del año, incluso cada hora y a cada minuto. 

Tú caminas a diario muy solo y vas cargando 
con una cruz pesada, una cruz que no es tuya, 
cargando vas la cruz, esa cruz que es la mía.

No llevas a tu lado nazarenos con velas, 
tampoco hay clarines ni tambores que suenan. 

Las calles están frías no hay silencio y velas, 
ni a Ti te han adornado con esa túnicas nuevas 
bordadas con cariño, con oros y con sedas. 
Tampoco han cubierto la calle por donde pisas 
con flores y con alfombras, adornos y con sillas.

No mi Señor, tú cada día estas siempre permanentemente,
en la entrada de los templos y las esquinas de las plazas 
y en los vanos de puentes por donde la gente pasa
y tiendes Tú la mano a los que paseamos, 
pidiendo una sonrisa y una limosna 
para quitar el hambre a toda tu familia.
Pues tu familia es grande y de Ti necesitan 
que cargues con su cruz. Con la cruz de sus vidas.

Señor, y aquellos que ayer te piropeaban 
cuando tu imagen bella frente a ellos pasaba, 
hoy ni siquiera te miran y de largo ellos pasan 
pensando que se ha ido ya la Semana Santa 
y van a la oficina con nervios y con prisa.

Tú eres ese Dios que todos necesitan 
que dejas que cada uno sea libre y cada uno elija, 
si ven a ese su Dios en esa imagen bella 
que sale en Semana Santa del templo bajo el palio,
con luces y con velas, con música y saetas. 
O bien si ven a su Dios en ese pobre hermano 
que en la puerta del templo mirando siempre al suelo 
tiende hacia a ti su mano,
pidiendo una limosna que Él necesita 
para quitar el hambre y el frío a su familia. 


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