26 abr 2015

LA HABITACIÓN VACÍA

...DE AQUELLA FRÍA FONDA.
Me quede dormido sobre la cama,
mirando al techo de aquella habitación 
vacía, que por muebles tenía 
una cama desvencijada y vieja. 

Era un camastro de hierro con holguras, 
tan destartalado estaba 
que sin parar se quejaba, 
gruñendo cual un cerdo que pide su comida 
cuando yo me movía
oculto entre sus sabanas.

Me quedé dormido mirando al techo
en él, una bombilla amarillenta, 
cubierta de polvo y de huellas de dedos, 
me daba una luz tan mortecina 
que apenas si alumbraba 
y daba sombras muertas 
a la habitación vacía 
y en ellas me ocultaba.

La noche era oscura y nada se veía 
el cielo no encontrabas
mirando por la ventana a través 
de los sucios cristales 
que miran hacia una calle 
silenciosa y vacía en esa noche fría 
en la que solo escuchas 
el aullar de los chacales 
y el cantar de un búho 
posado entre, altos rosales.

Dormido estaba yo, 
más sé que yo soñaba 
y en mis sueños vivía 
la vida que no es la mía. 
Pero también esa vida, 
sé que es mi otra vida 
aunque yo la viviera 
en la habitación vacía y sucia 
de una fonda cualquiera 
de una carretera 
que no lleva a ningún sitio, 
ni de ningún sitio, ella llega.

En aquel camastro de la habitación vacía 
me desperté temprano una mañana fría 
de un invierno lejano en que la nieve caía 
y yo la contemplaba con la melancolía 
de aquel que está huyendo, huyendo
pretendiendo ocultarse de una vida vivida
de la que quiero yo ocultarme 
pretendiendo olvidar 
que un día tú me amaste.

No sé cuánto tiempo estuve 
mirando por la ventana a través 
de los sucios cristales que miran a la calle
mientras la nieve caía y el campo blanqueaba 
y yo la contemplaba caer tan suavemente
con esa parsimonia con que la nieve cae.

La nieve caía, caía mientras en mi aumentaba 
aquella melancolía que mi corazón embarga 
por el amor perdido, por tu repentina marcha.

Aquella habitación desde que tú marchaste
fue y ha sido mi fría y única morada.

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