AMORES CLANDESTINOS
Erró la noche por las calles aquellas.
Noches llenas de silencios
y sombras perpetuas.
Aquellas calles llenas de sigilos
y de palabras dichas
que nunca jamás se hubiesen oído.
Por aquellas calles vagaban las noches
silenciosas y quedas llenas de mutismo.
Eran estas noches, unas noches bellas
inmensas, perpetúas,
prietas, quietas.
Y las sombras negras que las ocultaban
a las noches aquellas eran brunas, negras
y casi
dormidas.
Las sombras dijeron al viento y a la suave brisa,
que las ocultaron para que no las vieran
los enamorados que quieren las noche,
eternas y perpetuas.
Los silencios nocturnos, las sombras chinescas
que envuelven a las noches en las callejuelas
son sus aliados de las noches esas.
Noches que pasaron deprisa, deprisa
sin darse ni cuenta
y cuando las vieron pasar, las noches
ya habían escapado corriendo y se ocultaron
en las calles aquellas por donde las vieron
mirando con la avidez de las brujas viejas
entre los visillos de esas ventanas
que se encuentran abiertas.
Los enamorados le temen a la soñolencia,
temen aquel el
sueño los domine y someta.
Yo, sí, yo las vi pasar a las noches aquellas
desde mi
balcón,
mas no las miré ni me di yo cuenta
de que esas noches eran unas noches,
muy negras, muy negras.
Pasaron con el sigilo que pasa el tiempo,
para que no
las vieran, vagar por las calles .
Esas noches negras siempre son,
arcanas, enigmáticas, herméticas.
Siempre son noches de horas eternas.
Pero esas noches saben los secretos
de amores prohibidos, pasiones de amores ilícitos,
que nunca se cuentan al ser clandestinos.
En las noches negras yo salgo al balcón
y espero paciente para conocerlas
y hablar con ellas de esos amores
que siendo secretos
siempre se sospechan.
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