... DEL RÍO.
Contemplé impasible el correr del agua
bajo los alisos que en ella se bañan,
el agua corre ajena a todo lo que junto a ella pasa.
En unos juncos cercanos al agua que canta
dos libélulas se encuentran posadas
y yo las contemplo, las miro embobada.
Caballos del diablo, dicen que las llaman
pero a mí me gusta su fina estampa.
Sus ojos tan grandes llenos de ventanas,
sus transparentes dos pares de alas,
su cuerpo alargado, mástil de guitarra,
y sus patas ganchudas que a todo se agarran.
Todo un misterio en ella se guarda.
Que bonita es la frágil libélula
que vuela y navega muy cerca del agua.
Bajo el aliso el agua se remansa
y una mariposa torpe se calló al agua,
una ágil trucha de un salto la atrapa,
dejó en el azogue círculos concéntricos
que al final se apagan.
La trucha navega debajo del agua
y bajo de una piedra tiene su morada.
Unas golondrinas vuelan rozando el agua
cazando mosquitos que en ella se bañan.
Dos andarríos con sus largos picos
en aguas someras buscan los insectos
moviendo las piedras que están en el agua.
El río es vida y yo me embeleso
cuando la contemplo,
De ese hábitat yo aprendo
y cuando lo miro comprendo
que ese equilibrio es la utopía
con la que yo sueño para nuestras vidas
en un mundo generoso y pleno.
1 comentario:
Hola mí querido amigo:
Es maravilloso, mágico, mirar como la naturaleza nos cuenta historias. Unas trágicas, y otras, llenas de amor, de valentía, de ternura.
Somos tan pequeñitos, ante la grandeza de Dios. Esa grandeza que en la naturaleza, aunque a veces, nos parece cruel, es maravillosa.
Felicitaciones mi querido amigo, siempre al leer tus poesías, encuentro una enseñanza.
Un gran abrazo, Eva
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