Mi amiga se sentó un día en su escritorio
con la pluma en su mano y un folio en blanco.
Más ella no pudo en el mismo escribir sus sueños
sus ilusiones, penas y tormentos
y sus desengaños que está olvidando
con amores nuevos.
Sus sueños en él no se hicieron patentes,
sus penas se hicieron presentes
y su desconsuelo humedeció
aquel papel aún blanco, carente de sueños.
Y mi amiga dejó sobre el escritorio
su pluma en reposo, el folio aún blanco
e inmaculado pero aquel papel quedó
por lágrimas bendecido e inundado
de sueños incompletos.
Un folio en blanco sobre un escritorio
siempre este esperando.
Espera paciente a un boli impaciente
que está deseando derramar su sangre
sobre el folio blanco.
Espera a esa mano ágil que sepa
al boli guiarlo y acariciarlo
y que sobre el folio vaya desgranando;
sueños e ilusiones y lindos relatos,
que cuenten historias de tiempos pasados,
del mismo presente y de un futuro
que es ya inmediato.
Espera a esos, tus versos románticos
que cuenten amores de dos corazones
que se reencontraron.
Un folio en blanco siempre está esperando
que sobre él se escriba lo que está pasado,
lo que ya pasó en tiempos lejanos
y esos tiempos, con los que soñamos
y a los que esperamos que lleguen muy pronto,
Tiempos; con los que todos; no ilusionamos.
Mi amiga se sentó en su escritorio al caer del día
y derramo sus sueños y sus ilusiones
sobre el folio en blanco que estaba esperando
a esa
mi amiga para completarlo.
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