18 oct 2015

MI RÍO


TU RÍO. NUESTRO RÍO.
Sentado bajo un roble centenario 
contemplo al río Tajo caminando, 
caminaba apaisado y muy tranquilo 
dibujando en su caminar grandes meandros 
que le dan la apariencia y el realce 
que merece un gran río.

Su superficie es cristalina y muy pulida, 
en ella se refleja el azul cielo 
las nubes esponjosas de la gloria,
y el astro sol en ella se recrea
mientras camina despacio por la tierra.

Un barbo caprichoso y muy nervioso 
quiso cazar una libélula al vuelo 
y sin quererlo ni tan siquiera pretenderlo 
rompió la luna de aquel pulido espejo
y dibujo los círculos más perfectos
y concéntricos
que yo jamás contemplarlos pudiera,
por eso seguí yo contemplándolos,
sentado bajo la densa sombra.

El río camina silencioso 
y en su paseo dialoga con su ribera, 
refresca las tierras de sus huertos
donde crecen verduras, frutas frescas...
Sus orillas se quedan quietas, quietas, 
mientras el agua del Tajo se aleja 
y se aleja caminando hacia su muerte,
la muerte que es, su cierta meta.

No siempre el río fue tan tranquilo,
ni tampoco tan callado y obediente,
el río es y ha sido, un bebe muy tierno 
y muy débil, 
un niño nervioso e imprudente, 
un alocado irresponsable adolescente, 
que corre y salta torrenteras, 
que en rápidos y estrechos rabiones 
él corre, salta y atropella.

 
Se sale de madre y se salta las reglas 
el Tajo en las grandes avenidas.
A esto se le llama el cauce alto 
cuando el río es aún un joven 
alocado con su vida. Nuestras vidas.

Después el río se va tranquilizando, 
se hace más maduro y sereno, 
colabora y al hombre le presta 
su agua, su trabajo y su labor, 
su vida y toda su hermosura.
Al hombre el río le pone en sus manos
todo, todo el poder, su fuerza y su riqueza 
que es suya y solo suya, y él nos la regala,
generosamente nos la da y nos la presta

A esto se le llama el cauce medio 
que es donde el hombre y el río son amigos. 
Amigos que trabajan y colaboran 
muy juntos, serenos y muy unidos.
Es, en este momento en que al río 
el hombre lo convierte en un puro instrumento, 
lo usa y lo utiliza por lucro y egoísmo. 
Apenas el hombre se acuerda que el río 
todo lo entrega sin pedir nada cambio
y solo del hombre él recibe, impurezas, 
desmanes, malos tratos...

Más tarde el río ya no es río, 
el rio es ahora estuario y entrega 
sus sucias aguas al mar bravío 
que está esperando enterrarlo.
En el mar sus aguas se purifican
y a las nubes del cielo vuelven al rato.

La tarde ya ha caído, 
el espejo azul de mi río 
se ha vuelto oscuro casi negro 
las truchas saltan y saltan intentando 
coger en su vuelo a los insectos.
Las aves vuelven volando al dormidero 
y yo poco a poco camino hacia mi pueblo, 
donde ya las lucernas alumbran
sus estrechas y solitarias calles
y se ven volar a los murciélagos.

Mi río, tu río camina muy sereno
 y ya se ha olvidado del daño que le hicimos
y sigue naciendo y corriendo cada día,
nuestro río, tu río y mi río.

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