... SAN
VALENTÍN.
Hace días que
paseo por las calles
y me encuentros
escaparates decorados;
con corazones
rojos y capullos rojos
unos y otros
más o menos logrados,
más o menos
cursis,
más o menos
horteras,
ya que son de
trapo o de cera.
Corazones que
nada dicen
tan solo
adornan.
En los bares te
ofrecen
tapas
especiales para ese día,
cafés, que su
espuma con corazones adornan,
en los
restaurantes te ofrecen menús
hechos con amor
y rellenos de ambrosías
son para San
Valentín, nuestro día.
Esos
escaparates que a todos
nos recuerdan
que alguien
un regalo
espera este día.
Pero esto; no
es verdad
es solo un
eslogan hecho para ese día.
El enamorado no
necesita
que le marquen
un día
para festejar a
la persona amada.
Lo hace cada día
sin que le digan nada.
El amor no
necesita de regalos
de corazones
rojo, ni de ramos flores,
de tartas de
cerezas con formas de corazones,
tampoco
necesita de cajas de bombones,
de medallas de
oro que digan un te quiero
escrito por un orfebre
con su pluma de acero.
El amor y la
persona amada
solo quieren;
que cada día lo
quieran
y siempre lo
respeten.
Esperan cada
día del año un humilde presente;
un beso de amor
al acostarse
un beso de amor
al levantarse
aunque sea en
la frente
Espera, Un Te
quiero, sincero e inocente
y nunca,
dirigido y tampoco exigente.
El amor no
necesita
que nadie le
recuerde
ni le marquen
un día,
para amarse y
quererse.
San Valentín el
mártir
murió bajo el
martirio
por casar a
escondidas
sin tener permiso.
Casar a
aquellos jóvenes
al que el cesar
romano
les prohibía
hacerlo,
pues el cesar
creía y decía muy ufano;
"Es mucho
más valiente
el joven que es
soltero,
que el que
esposa tiene".
San Valentín tú
te has convertido
en el santo; de
los muchos tenderos,
floristas,
pasteleros, joyeros y otros gremios.
Pues ellos, si,
estos comerciantes
el día 14 de
febrero cada año,
tienen en ti su
día y el de su economía.
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